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El lobo feroz (2013)

El lobo feroz
110 min.
6.3
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Sinopsis
Una serie de brutales asesinatos ponen en contacto a tres hombres: el padre de la última víctima, sediento de venganza; un justiciero detective de policía que opera en los límites de la ley y el principal sospechoso de los homicidios, un profesor de religión arrestado y luego liberado debido a una negligencia policial. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Comedia negra Crimen Policíaco Secuestros / Desapariciones Venganza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Israel Israel
Título original:
Big Bad Wolves
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
2013: Festival de Sitges: Mejor director y Mejor banda sonora
2014: Festival de Fantasporto: 2 premios. 3 nominaciones
7
Un toque de maldad: salvajes intuiciones policiales, humor negro y ensañamiento
La sombra de Quentin Tarantino es sospechosa y alargada… pero sus frutos son a veces tan gratamente perversos como en este caso, una cruel, retorcida, violenta y muy entretenida película israelí que recoge lo mejor del maestro americano pero sin caer en la mera imitación, sino aportando una original dosis de aciertos, maldades y turbiedades que merecen atención y brillan por sí mismos. Porque más allá de unos diálogos brutales y unas imágenes desasosegantes, hay que destacar la consecución de su tóxica atmósfera de amenaza y el jocoso uso que hace de la truculencia humana en sus más aberrantes variaciones.

Cuando un país vive rodeado de brutalidad desde hace décadas, es un acierto hacer uso de ese marco insalubre y sádico para pergeñar una crónica llena de aristas, excesos y sangre que atrapa al espectador desde el inicio y nos propone un descenso a los infiernos deshumanizados y endurecidos del crimen, la pedofilia, los excesos policiales y las acechantes nuevas tecnologías que todo lo ven y todo lo propagan como la pólvora. No existe el anonimato ni hay forma de ocultarse cuando todos espían a todos, cuando el teléfono móvil nos acompaña en todo momento y somos esclavos de su abominable terquedad y prevalencia. No podemos escapar ni siquiera de la sabrosa sopa preparada por una madre preocupada o de la llamada dócil de una esposa intranquila que nos recuerda la medicación que debemos tomar…

Con elementos sencillos, sin apenas boato ni parafernalia, nos adentramos en un mundo en apariencia plácido y bucólico donde el normal funcionamiento parece abolido, no hay ley que nos proteja ni ampare y los abusos están a la orden del día... ¿En quién confiamos? ¿De qué nos fiamos? ¿Quiénes son nuestros aliados y dónde acecha agazapado el enemigo? Pero todo ello trufado de un venenoso humor – negrísimo – que alivia tanta ponzoña y tanto atropello que parece engullirnos sin remisión ni consuelo. Quizás no sea plato de gusto ni disfrute para quien no sepa o quiera saborear de esta filigrana atroz, ya que si no entramos en el juego pérfido de esas ironías monstruosas, nos enfrentamos a un catálogo de atrocidades difícil de digerir o soportar.

Por todo ello, la película puede – y debe – tener su público: está muy bien dirigida y escrita por el tándem responsable, te atrapa desde las primeras imágenes y se cierra con un plano turbador, que en su elegante falta de efectismo ilumina pavorosamente todo el relato. Pocas veces el envilecimiento se ha mostrado tan diestramente.
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44 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Refrito de ideas mal desarrolladas y desequilibradas
125/17(30/08/14) Interesante pero fallida cinta israelí que tiene su mayor aval en que el carismático realizador Quentin Tarantino la señalado como el mejor film de 2013. Que le enamore a Tarantino no tienen que ser sinónimo de calidad, y mucho menos de excelencia, aunque entiendo que lleva muchas señas propias del director de “Pulp Fiction”, mucha verborrea ordinaria, humor sombrío, momentos impactantes de violencia, sangre explosiva, re3cordando bastante la idea central de esta con el interrogatorio en “Reservoir Dogs” que acaba con una oreja cortada. Tambioén recuerda mucho a la reciente “Prisioneros” de Dennis Villeneuve, aunque más una versión bizarra bastardeada, lo que allí era profundidad y calado dramático reflexivo aquí es humor incómodo y hondura liviana. Esta es una obra irregular a la hora de equilibrar la mezcla de géneros entre el thriller de terror con la comedia negra, se le va los realizadores en varias ocasiones la mano, así como la construcción personajes se antoja superficial e incoherente.

Un sospechoso por pedófilo y asesino, Dror (buen Rotem Keinan), un profesor de escuela, es torturado por unos polis comandados por Micki (correcto Lior Ashkenazi) para que confiese donde esta una niña, son grabados por un chico con su teléfono y lo cuelga en youtube, ante la publicidad Micky es despedido. La chica aparece muerta y violada, pero sin la cabeza, y según la ley judía el cuerpo ha de ser enterrado completo. Micky planea volver a secuestrar a Dror para sonsacarle la verdad, al intentarlo él y Dror son raptados por el padre de la chica muerta, Gidi ( Tzahi Grad ), un exmilitar, los lleva a una casa aislada, los mete en el sótano, Gidi convence a Micki para entre los 2 torturar a Dror (está amarrado a un sillón) y sacarle la información, en medio de la vorágine aparece el padre de Gidi (Doval'e Glickman), que se une a la fiesta sangrienta.

El guión de los propios realizadores Aharon Keshales y Navot Papushado, se mueve difusamente entre el thriller, el terror, el suspense y la comedia gamberra, tocando temas como la venganza, la pedofilia, el poder de la duda, la obsesión enfermiza, la tortura, la amoralidad, el poder de las redes sociales por internet o la psicopatía, pues bien todo esto se aborda con muchos altibajos, se desarrolla a trompicones, con unos personajes mal delineados, no entiendes su comportamiento, con dosis de humor negro que te dejan inquieto. Se inicia con una gran potencia sensorial, vemos una secuencia con reminiscencias a fábula de terror, un juego de niños en slow y con música cuasi-mágica acaba con una niña desaparecida, a continuación asistimos a la tortura de un sospechoso, rápidamente nos han involucrado y enganchado, sabiendo inocularnos la duda durante todo el metraje. La cinta juega con el espectador al no mostrarle por que la policía tiene tan claro que el sospechoso es el culpable, esto por mucho que pretenda ser bueno para sembrar la duda, lo que hace es lastrar la historia, se podría haber sido ambiguo enseñando indicios, pero optan por la salida facilona, nada. Los giros del relato se antojan artificiosos, los personajes exhiben una tremenda amoralidad, sin sentimientos de culpa. El análisis de que el hombre es un lobo para el hombre resulta plúmbeo, la exploración sobre la deshumanización y salvajismo atávico en situaciones extremas de los humanos me es superficial y de poca altura al mezclarlo sin mucho sentido con toques de humor irritante. La historia lleva un buen ritmo y gana enteros en su increscendo hasta que aparece el padre vengador, entonces la historia roza el absurdo, con momentos chirriantes, lo que debía ser su punto álgido se convierte en un peso muerto, pues el humor que expone el “Padre Coraje” resulta contraproducente y anula cualquier sentimiento de hondura dramática, si en algún momento en el sótano hace aparición el calado sensible y de reflexión moral-ético queda expulsado por elementos de humor caótico, confunden el humor mordaz con salidas de pata de banco miserables, se banaliza la tortura de modo nauseabundo. El “padre Coraje” debería transmitir ira, dolor, acongojamiento, pero lo que emite es que es un psicópata (una especie de Tony Soprano) que parece importarle nada que su hija hace poco ha sido violada y decapitada, haciendo chistes casposos cada 2 por 3, un despropósito de personaje, un amoral plano, que saca uñas, martillea manos, retuerce dedos con la misma ordinariez que hace tartas, y con la aparición del “Abuelo Coraje” el absurdo se multiplica, un tipo al que han asesinado a su nieta y se comporta como un bufón carnicero. Además de estancarse la acción en el sótano, las situaciones no fluyen, se hacen reiterativas, para desembocar en un final precipitado y simplista por lo previsible.

La puesta en escena resulta muy grata con un meritorio trabajo de cámara, jugando los contraluces, las sombras, el slow para trasladarnos desasosiego y zozobra, a esto se le añade una música cuasi-etérea que acuna la cinta en un halo de cuento de hadas, con incluso un tema del maestro Ennio Morricone.

Al final nos queda un relato que entretiene sin más, su calado reflexivo es nulo por su torpeza en un humor a destiempo, pasado de rosca. Fuerza y honor!!!

P.D. Que pinta el jinete árabe en la historia?
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38 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
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