Prisioneros de la tierra (1939)

Una de las grandes obras de Mario Soffici, quien con esta película inaugura el cine de temática social en la Argentina.
La historia se basa y une 2 cuentos de Horacio Quiroga para contar el triangulo amoroso que compone un indio explotado, una chinita hija de un doctor alcohólico y el hacendado explotador patrón del indio, enamorado de la chinita, todos ellos serán prisioneros de la tierra colorada, un lugar que devora a los humanos convirtiéndolos en bestias.
Lo mejor que tenia Soffici a mí entender, era lo bien que sabia captar cada lugar donde filmaba, sabia entender y retratar la idiosincrasia, sin exaltar, ni idealizar sus protagonista, eso en un melodrama hecho para uno de los grandes estudios de la época, era muy destacable, y algo notable en la película es el villano, ya que si bien Francisco Petrone comete acciones miserables, tiene un aura melancólica muy profunda, es un villano muy humano.
La película tiene un fuerza visual increíble, hay tomas excelentes de los exteriores, otra característica destacable en Soffici, era uno de los cineastas que más recurría a los paisajes naturales, con él no iban las escenografías de cartón, él filmaba en el lugar, ahí, si era un bosque, uno real, si era un río igual, un barco, etc.
Pero no por eso dejaba de destacar en lo interpretativo, era un gran director de actores, para prueba el enfrentamiento final entre Ángel Magaña y Francisco Petrone, con uno de los duelos más intensos que a dado el cine patrio.

En el ámbito de la explotación forestal en la jungla misionera (Argentina) hacia principios de la vigésima centuria, se asiste a la exhibición de los duros tratos inferidos a los trabajadores -mensú como se los conoce allí- quienes se desempeñan de sol a sol. El capanga -capataz- munido de un imponente azote, no ahorra golpes cuando los trabajadores no mantienen en ritmo pretendido...En ese marco selvático y monumental, se desarrolla este núcleo argumentativo. Otro personaje resaltable es un médico que, desgraciadamente padece de un alcoholismo severo que lo lleva a beberse las muestras etílicas destinadas a la profilaxis de los pacientes, sea por heridas, pestes, u otras amenazas de la bravía región. Irregularidades de diferente tipo, como supuestas deudas para conservar a los peones en esas labores, se convierten en un caldo de cultivo propicio para eventuales estallidos violentos. La filmación me pareció algo despareja, se demora en arrancar en cuanto a un mayor interés, pero gradualmente va aumentando en intensidad con imágenes bien vibrantes y consecuencias inesperadas. Por todo ello, por sus más y sus menos juzgo que es entre interesante y buena.