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Alps: Los suplantadores (2011)

Alps: Los suplantadores
89 min.
6.1
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Disponible en:
Suscripción
Trailer (GRIEGO con subtitulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Una enfermera que trabaja por las noches en un hospital se ocupa de atender las necesidades de las familias que han perdido a sus seres queridos. Forma parte de un grupo llamado "Alps", cuyos miembros ofrecen, a cambio de dinero, reemplazar a los muertos en la vida diaria de esas familias. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama psicológico Medicina
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Grecia Grecia
Título original:
Alpeis (Alps)
Duración
89 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2011: Festival de Venecia: Mejor guión
2011: Festival de Sevilla: Sección oficial de largometrajes a concurso
7
Reflejos y Replicantes
La cinta de Giorgos Lanthimos queda representada y se pliega sobre el fracaso / éxito de la actuación de una joven gimnasta rítmica. Los resortes del poder / libertad atrapan y redimen a esa juventud insatisfecha y al borde de la destrucción. Como sucedía en “Canino” las metáforas son dispuestas por el propio espectador, ya que el director nos propone un camino hacia un cristal que tenemos que recorrer y ver qué parte de nosotros se refleja en el mismo. Nos convertimos en reflejos y replicantes, en espejismos y copias, como los protagonistas de “Alps”. Pero al contrario que la cinta con la que se dio a conocer mundialmente Lanthimos, sus secretos parecen expuestos rápidamente; no así sus resonancias sobre los espectadores.

El guión está compuesto de elementos desinformativos cuyos diálogos son simple paja insustancial. Se establece lo imprevisible de lo previsible. La repetición de patrones que sabemos que pueden salirse de sus resortes en cualquier momento. Actualmente vivimos en la sociedad de la desinformación. La democratización de la verdad y sus fuentes son tan amplias como voces solapadas una a la otra en una gran cadena. Al final nadie escucha nada claro. Cada día, además, presenciamos el drama de nuestras vidas y la tragedia que nos rodea, pero ese grupo secreto parece imponer una extraña cultura de redención y catarsis. ¿Estamos preparados la audiencia y el gran público para el pop? ¿Para dejar el drama y sentir la melodía de la alegría? La respuesta parece tenerla Lanthimos. Su película se mueve entre lo ingenioso, lo sorprendente, lo sutil, lo irracional y lo aséptico. Lo que define en realidad y muchas veces el absurdo de la vida.

En “Canino” el misterio envolvía la obra, pero en “Alps” se da la impresión de que la obra envuelve el misterio. No lo necesita. El punto de vista es colocado por el propio espectador. ¿Realmente sus personajes son quienes dicen ser? ¿O son replicantes de los replicantes? Cualquier posibilidad es viable en una cinta que juega con el potencial del subtexto como definición. La apuesta de Lanthimos, no obstante, es plantear una fina y delgada comedia negra en la que se espera una explosión de violencia contenida. También es una película positiva, pese a la desesperanza y vacío existencial que viven sus personajes. ¿Estamos realmente tan anclados en el pasado que no podemos huir de él? ¿Debemos revivir nuestro dolor para poder progresar? ¿Fingir, mentirnos y vivir una farsa para poder subsistir? ¿Luchamos por engrandecernos y ser mejores para acabar realmente solos y desterrados del mundo y la sociedad? ¿Es el pecado de nuestra generosidad este mundo frío y lleno de reglas y jerarquías? Las respuestas no las tiene esta película sino usted, porque pocas veces una cinta que ‘dice’ tan poco ‘cuenta’ tantas cosas.
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61 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Lo griego, o cómo dar por culo a tu cabeza.
Tras la casi notable Kinetta y la sobresaliente Kynodontas (que sería del agrado de Wittgenstein y Korzybski a buen seguro) vuelve a jodernos la cabeza el cineasta joroño Lanthimos. Y a base de bien, pues Alps es un film que, al igual que sucede con la filmografía de Bresson, Kaurismaki y Fassbinder, no tiene ni un fotograma de relleno, transición, vacuo o como queráis entrar a definirlo. Claro que precisa de una predisposición por parte del espectador para, uno, ver la película, y dos, no quedarse frente a ella como un ficus o Marichalar en modo ictus.

Lanthimos satura (pese a que formalmente parezca lo contrario) cada plano de información, mientras que se sirve del montaje para hilar de aquella manera un remedo de argumento que sirve como excusa para mostrarnos una observación precisa y demoledora sobre cómo están articuladas las relaciones humanas. Dichas relaciones, con las que hemos de lidiar SI O SI día a día, en ámbitos íntimos funcionan en base a las expectativas que alguien tiene sobre otro, expectativas que devienen en moldeo directo cuando la persona que las proyecta puede permitírselo por razones de fuerza/poder (aquí es notable el doble juego que muestra con la bailarina dominada dentro del grupo de actores). En otros ámbitos también se dan, claro, pero ahí es donde apunta el griego acertando de pleno para redondearlo al hacernos caer en la cuenta de la existencia de un amplio espectro de personas que necesitan ser ¨moldeadas¨ (ser un actor en y de tu propia vida, ¿no?). La tercera vía, que sería un poco ¨intertar ser tú¨ nos la muestra de un modo francamente desolador: una cámara cuasi subjetiva sigue a la protagonista dando tumbos entre lo que son interpretaciones, asunciones de roles por la fuerza y mascaradas tremendas (¿existe mayor juego de máscaras que sustituir a un muerto?). Sin encontrar su ¨yo¨ jamás.
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50 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
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