Exte: Hair Extensions (2007)

Se trata de una película típica de terror asiática, con todos los elementos que se suelen utilizar: algún niño pequeño que no sabes por donde te va a salir, una sucesión de muertes extrañas relacionadas con una muerte violenta y el regreso de este para vengarse de todo el que se ponga por medio, y algunos sustos puntuales principalmente basados en caras feas que aparecen por un lado de la pantalla y demás.

No obstante, a diferencia de otras muchas películas asiáticas, esta película no abusa de largos silencios, y el diálogo aparece fluido, por lo que resulta además entretenida.

Aunque la trama en sí es un poco extravagante y un poco rebuscada, se vuelve a encontrar un motivo sobrenatural al que los personajes tienen miedo.

Sin embargo, para contrastar con los momentos de tensión, la película se inventa a un personaje bastante loco, que se tira toda la película haciendo chorradas absurdas que no hay por donde cogerlas, y resulta bastante cómico y consigue arrancar algunas risas de incredulidad.

Para terminar, los efectos especiales son algunos buenos y otros mediocres, pero estos mediocres se enlazan también con el carácter absurdo de ciertas partes de la película, por lo que tienen perdón.

En definitiva, una película entretenida y digna de ver si se espera el clásico terror asiático con un punto diferente debido a lo absurdo.

Este batiburrillo a medio camino entre el "psycothriller", el drama más oscuro y el terror de corte típicamente japonés se sostiene con pinzas, la verdad, dejándole a usted, Sion Sono, un director que nunca ha tenido pelos en la lengua, al mando de una interesante propuesta pero a años luz de ser una brillante obra de su filmografía.

Un año antes de embarcarse en el proyecto de largo aliento "Exposición de Amor", su obra maestra por excelencia y primer título de la llamada Trilogía del Odio, que completarían "Cold Fish" y "Guilty of Romance", Sion Sono se iba a aprovechar del panorama del cine nipón del momento, en el que si había un género que pegaba fuerte era el del terror, en alza desde finales de los '90 gracias a la influyente "The Ring", de Hideo Nakata, y que vio cómo otros muchos cineastas del país aportaban su granito de arena a la causa, pudiendo encontrarse títulos como "Llamada Perdida", "Apartamento 1.303", "Kairo" y "Loft", ambas de Kiyoshi Kurosawa, "Ju-on", la otra de Nakata "Dark Water"...y suma y sigue...
Todas con los ingredientes más típicos del género (sustos, niños terroríficos, casas malditas...) y con la premisa del espíritu de un ser atormentado, preferiblemente el de una mujer, que regresaba al mundo de los vivos a hacerle la pascua a algún pobre inocente, preferiblemente una pobre inocente, como base para la historia. Se puede decir que la ocasión la pintaban calva, y a Sion Sono, que estaba siempre pendiente de lo que se cocía y recocía a su alrededor, no se le iba a escapar, así que le echó un par de narices y decidió tener también su propia película de terror...

Sin embargo, y aun respetando todos los códigos básicos del género (pero todos, ¿eh?), lo que él había pensado iba a ser un poco "diferente" de los otros trabajos que previamente habían realizado sus coetáneos. El japonés nos cuenta la trágica historia del cadáver de una chica, que fue brutalmente asesinada por unos traficantes de órganos, hallado en uno de los contenedores de un muelle entre kilos de extensiones de pelo, y el cual pasa a ser huésped del estrafalario vigilante nocturno del depósito de cadáveres, quien padece una enfermiza obsesión por el cabello humano, sin saber éste que el atormentado espíritu de la joven otorga vida a su pelo con la misión de matar.
Y en este espeluznante cuento de terror se mete de por medio Yuko, una chica que trabaja de aprendiz en una peluquería y que tiene que soportar todos los problemas que le da la zorra de su hermanastra, Kiyomi, siendo el más reciente el de tener que hacerse cargo de la hija pequeña de esta. Lo que nos encontramos es un producto cuanto menos curioso, porque lo que parece hacer el director no es una de "j-horror" al uso, desde luego, sino una especie de parodia del mismo, ridiculizándolo en muchos aspectos, dividiéndose la trama de la película a tres bandas.

Por un lado tenemos el tema principal, que es el que atañe al espíritu de la chica y los terribles asesinatos que van cometiendo sus enfurecidos cabellos, lo que se traduce en el más trillado y clásico terror sobrenatural japonés, repleto de apariciones escalofriantes, sustos provocados en el momento justo o rostros horripilantes, en el cual Sono se mueve como pez en el agua; por otro lado se entrecruza un oscuro, enfermizo y violento "psycothriller" con ecos del estilo de (Kiyoshi) Kurosawa, bien representado en los hechos del turbio asesinato de la joven, el personaje del vigilante y en la investigación que durante toda la película realizan los incompetentes policías esos que no hacen más que dar vueltas.
Para terminar un drama bastante amargo que es donde más se aprecia el toque Sono, un drama donde se tratan temas tan espinosos como el maltrato, la familia desestructurada, el abuso de menores, la soledad y frialdad de la sociedad japonesa. Por supuesto es aquí donde el director pone más ahínco, ya que la parte que más avanza siempre es la dramática, la de la situación entre Yuko y Kiyomi y el odio de ésta hacia su hija Mami, dejando las otras dos un tanto estancadas y llenando todo esto de su particular verborrea, un humor negro que cae muchas veces en lo absurdo y extravagantes a la par que realistas personajes, disfrazándolo de un bien construido suspense del que sabe mofarse con ingenio y un trabajo de efectos especiales bastante bueno.

La Gogo de "Kill Bill" (si es que todo Dios la conoce por ese papel), Chiaki Kuriyama, una actriz que se crece con los años, demuestra sus buenas cualidades para el drama, en un duro duelo interpretativo con la modelo y "AV idol", reciclada en actriz, Otake Tsuzumi, que está maravillosa en su papel de la desgraciada de Kiyomi (qué manía tiene Sono con crear personajes femeninos tan repulsivos). No se quedan a la zaga la pequeña Miku Sato y ese Ren Osugi en otra gran actuación donde vuelve a dejar patente lo bueno y versátil que es.
Mientras tanto aparecen, bien a posta, bien por casualidad, otros actores bastante habituales del "j-horror" donde se autoparodian sin vergüenza alguna. En fin, el director nos deleita con una interesante propuesta, de eso no hay duda, pero ahí se queda la cosa, ya que la tan descabellada mezcolanza de géneros está muy cogida por los pelos.

Como dice el refrán, en paráfrasis, "vas a por pelo y vuelves trasquilado".
Se lo tendrían que haber dicho a Sion Sono...