El cuarto deseo (1959)

Película de 1959 dirigida por Robert Stevenson. El viejo Darby, un anciano humilde que está a punto de que le echen de su residencia, dice haber atrapado al rey de los duendes pero nadie le cree. El rey pide desesperadamente que le libere pero Darby sólo accede cuando le concede tres deseos. Pero se trata de un duende con centenares de años y con mucha picardía, por lo que intentará no cumplir los deseos de su captor.
Producción de Walt Disney basado en dos libros de H.T. Kavanagh sobre los mitológicos Leprechauns irlandeses. Se puede decir que es una cinta típica de esta casa con magia, canciones y aventuras para asegurar la diversión de los más peques, pero no logró el éxito de otras similares. Realmente no tiene el encanto ni la gracia de las películas más conocidas de esta productora pero consigue su objetivo de entretener al público infantil gracias a las aventuras y a los seres mágicos. A los mayores les resulta algo simplona aunque tiene buenos detalles y momentos, manteniendo en todo momento ese aroma clásico de Disney. El reparto no es muy conocido salvo por Sean Connery.

Robert Stevenson dirige Darby O’Gill y el Rey de los duendes, una película que gira entorno a las fabulas irlandesas, en concreto alrededor del Leprechaun, un tipo de duende que pertenece al folclore y mitología irlandesa. Walt Disney concibió la película durante un viaje a Irlanda en 1947, pero no fue hasta su segundo viaje al país, en 1956, cuando anunció la película que adaptaría la novela de Herminie Templeton Kavanagh. Albert Shape y Jimmy O’Dea son los protagonistas indiscutibles del film, interpretando al anciano y al rey de los duendes respectivamente. Cada vez es menos habitual ver a personas ancianas interpretando a personajes protagonistas, y Shape se recrea en su actuación con multitud de muecas y risas exacerbadas que encajan a la perfección con el personaje. La historia está plagada de canciones, buenos sentimientos, un romance gaélico y personajes malvados estereotipados, pero no consigue brillar como otros productos de Disney de la época. Los efectos especiales se mantienen a flote durante la mayoría de la película, brillando en los momentos en los que Darby interactúa con los duendes (recordando a los viajes de Gulliver o a Gandalf con los Hobbits). El principal problema del film es que no se deja suficiente espacio al personaje de O’Dea, ya que la historia se enriquece de sus divertidos momentos con Shape, y decae cuando desaparece de escena, algo que sucede durante un largo período en el último tramo. Sean Connery ofrece una actuación testimonial, pese a contar con momentos de lucimiento en los que se involucra en peleas o aparece cantando, no parece demasiado cómodo interpretando al joven fornido de campo que acaba de llegar al pequeño pueblo irlandés. En cambio, Janet Munro, con el principal personaje protagonista, consiguió el Globo de Oro a la nueva promesa femenina.

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