arrow

Mahoma, el mensajero de Dios (1976)

Mahoma, el mensajero de Dios
170 min.
7.1
74
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Sinopsis
El director Moustapha Akkad filmó dos versiones sobre el nacimiento del Islam, una en inglés con el protagonismo de Anthony Quinn: "The Message", y ésta: "Al-risâlah", en árabe. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Histórico Siglo VII Religión
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Libia Libia
Título original:
Al-risâlah
Duración
170 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
9
Entre la fe y la razón: Mahoma, el Mensajero de Dios
La vida de Mahoma, la vida de aquel frente al que 1.800 de todo el mundo se arrodillan a diario. De humilde comerciante de la Meca, a último de los profetas abrahámicos. Su imagen, su mito escapa a la comprensión de los que se encuentran fuera de su radar de influencia. Moustapha Akkad, conocedor de este hecho, dedicó su vida a acercar el islam a Occidente, para finalmente acabar siendo asesinado en un ataque terrorista por un grupo emergido de la religión que, paradójicamente, tanto procuró expandir y defender.

"Mahoma, el mensajero de Dios" no es una película imparcial, tiene un propósito y no pretende ocultarlo. Sin embargo, lejos de provocar el rechazo que cabría esperar frente a la insistencia de alguien que parece empujarte hacia una dirección determinada, la película logra expresar y comunicar. El profeta "es de tal elevado espíritu y personalidad, que no podría ser representado por mortal alguno", se nos dice al inicio de la cinta, "por tal razón no se verá su figura, ni su sombra, ni se oirá su voz, a lo largo de este film". Y así sucede, la presencia física de la figura protagonista de la narración queda substituida por una cámara subjetiva. Sus "apariciones", sin embargo, no pasan desapercibidas, sino que rebosan presencia y magnetismo. Las miradas se dirigen fuera de cámara, y unos suaves movimientos nos hacen intuir que estamos ante la presencia de algo importante, que no vemos, ni oímos, ni logramos entender del todo, pero hacia lo que nos vemos impelidos a reconocer.

Lo que pudiera haber sido mostrado como una especie de fanatismo desbordado, queda retratado como la muestra de un profundo respeto hacia algo más elevado que solo se entiende desde un nivel interno y no tanto racional. La imagen estereotipada de religión violenta tan presente en nuestras sociedades, contrasta con la representación de una comunidad pacífica, que se ve forzada a defenderse de los ataques constantes de aquellos que se sienten amenazados ante la fuerza persuasiva de una nueva creencia religiosa.

Ahora bien, aunque esto es así en la mayoría del film, este mismo respeto profundo, de devoción y glorificación que se logra transmitir, plantea un riesgo que prácticamente podría considerarse casi indisociable de este mismo hecho. Se trata de la exaltación, que lleva, a su vez, a un cierto grado de fanatismo que puede manifestarse mediante la forma de la intolerancia o la disminución del sentido crítico.

Dentro de la piedad, el respeto y la igualdad entre géneros y clases, que se proclaman y se muestran a lo largo del film, algunos elementos representados, apuntan en la dirección opuesta. Uno de ellos es la destrucción enardecida de las figuras representativas de los dioses adorados por los habitantes de la Meca antes de su islamización, lo cual contrasta con la serenidad y tolerancia que parece predicarse. El otro aspecto en el que no he podido evitar recaer, es en la subrepresentación de las mujeres entre los seguidores musulmanes, las cuales pasan totalmente inadvertidas. Esto podría deberse a una representación histórica fiel de cómo eran las cosas entonces, sin embargo, en las imágenes de rezo del final de la película, en la que vemos a una gran multitud de personas en diferentes momentos y lugares, no parece apreciarse ni a una sola mujer. Según tengo entendido, esto se puede deber a que los rezos se dan en zonas separadas por género. Sin embargo, de ser así, solo se nos muestran la de los hombres. ¿Se está intentando ser fiel a la voluntad del mensajero de Dios, o es un aspecto cultural desarrollado a posteriori?

Moraleja. No hay que caer en prejuicios sobre una religión cuyas prácticas no se entienden desde una perspectiva lógico-racional que impide acceder a otras formas de conectar con el mundo y que tanto definen a nuestras sociedades occidentales. Asimismo, tampoco se ha de caer en análisis simplificados y estereotipados sobre lo que se cree que consiste una religión, basándose en lo que hacen o han hecho algunos de los individuos que la siguen, y que no tienen por qué ser representativo ni del conjunto general, ni de la esencia original de esta.

Y, finalmente, hay que ser conscientes de que un exceso de devoción, sin el acompañamiento de una razón crítica, puede llevar al fanatismo, la intolerancia y el menosprecio por otras realidades también posibles, dignas y méritas de existencia que pueden no hallarse en sintonía con tus creencias particulares. Lo cual supone el paradójico destino de acabar actuando contrariamente a lo que se buscaba promover por exceso de idealización: la tolerancia, la igualdad y el respeto para con todos los seres "provenientes de Dios".
[Leer más +]
Sé el primero en valorar esta crítica
Más información sobre Mahoma, el mensajero de Dios
Fichas más visitadas