La bestia del reino (1977)

Pensaba que iba a ser una película aceptable para pasar el rato, algo así como Los caballeros de la mesa cuadrada. Pues bueno, es "una copia barata".

No es ni la mitad de divertida que cualquier otra de los Monty Python, ya sé que no es exactamente suya (del grupo), pero no se me negará que se vende así.
En algún momento me he reído, sí, por eso le pongo el 3,5. Pero el guión es muy pobre, la mayoría de los gags parecen recuerdos débiles de las demás de los Python, sobre todo de Los caballeros de la mesa cuadrada; las actuaciones (que tampoco es que importen mucho en estas películas) son pobres también, lo único que se medio salva es la ambientación medieval, pero aun así, es todo muy oscuro.
Me suele gustar Terry Gilliam, pero se nota que esto son sus comienzos independientes, y no le sale muy bien. Recomiendo la mayoría de sus películas.

Esta película gustará a quienes quieran pasar el rato riéndose UN POCO de las tonterías que sufre un pobre desgraciado que no tiene donde caer muerto durante la Edad Media en un reino loco por el acecho de un monstruo. Y, sobre todo, no la recomiendo si no os gusta el humor absurdo.

Tres de los miembros del grupo cómico británico Monty Phyton, Terry Gilliam de director, Michael Palin de actor principal y Terry Jones, en un breve papel, rodaron esta comedia ambientada en las oscuras entrañas de la Edad Media y que aparenta aprovecharse de unos escenarios y decorados asomborosamente parecidos a la anterior “Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus Locos Seguidores” (1975) en que aquí sí que colaboraron todos los componentes de los Phyton, a raíz del éxito de su famoso programa de la BBC “Flying Circus”.

“La Bestia del Reino” estrenada en su título original como “Jabberwocky” es una comedia temprana y no saca la esencia que uno podría desear del sexteto inglés. Y se acusa en una carencia del humor surrealista y absurdo que tan bien reportarían en “La Vida de Brian” (1979) y “El Sentido de la Vida” (1983); pero aún así puede contemplarse como un divertimento gamberro gracias a las muecas y gesticulaciones de Michael Palin, que interpreta a Dennis, un artesano tonelero en la aventura de entrar en un castillo fortificado del que su reino se ve amenazado por la presencia de una criatura antediluviana que acecha por los alrededores.

Terry Gilliam aún no había probado fortuna con ésta comedia pero empieza a marcar las pautas en su modo de dirigir y que acabaría corregiendo en sus posteriores películas al margen del género cómico en que se había profesionalizado junto con sus colegas, acercándose más al fantástico y al drama. No obstante no deja de ser una curiosidad el hecho de visionar éste largometraje envejecido, sombrio y extrañamente divertido.