Breathless (2008)

(Contiene spoilers, no leer si no se ha visto la película)


Es curioso que un film como "Breathless", siendo así de violento y conteniendo esas dosis tan explícitas, no trate directamente sobre ésta, sino más bien sobre los personajes que hacen uso de ella o la padecen o han padecido en un momento.
De este modo, en "Breathless" lo que se intenta cuadrar no es un análisis sobre la violencia per se, sino sobre como afecta a aquellas personas que la padecen, y como puede llegar a modificar sus patrones de conducta hasta hacer de ellos meros prototipos que, de no ser por toparse, de vez en cuando, con alguien que logre hacerles comprender que hay algo más allá de toda esa espiral de furia e ira, terminarían del peor modo posible.

Es paradójico pues, que Yang Ik-June tras ofrecernos una enternecedora relación entre sus dos protagonistas, opte por una conclusión como la que tiñe "Breathless".
En el film, Youn-Hue, una muchacha en época estudiantil conoce, del modo más casual posible a Sang Hoon y, a partir de ahí, se entabla una amistad de lo más particular mediante la cual, Sang Hoon, tipo violento, alejado de su familia e individualista a más no poder, llega a comprender a través de sus ojos que también es importante tener a tu lado a los que más te quieren y no dejar de lado a todas aquellas personas que, el día de mañana, siempre te tenderán la mano.

Volviendo a la paradoja sobre la que hablaba, es verdad que resulta singular esa conclusión pero, sin embargo, se erige como una verdadera arma de doble filo. Para que nos entendamos, el personaje de Sang Hoon, tras una redención voluntaria y terminar reuniendo a todas aquellas personas que más odiaba, es asesinado sin piedad por el hermano de Youn-Hue, es decir, que toda esa redención ha servido, al fin y al cabo, para nada. Aun así, tras esa muerte, el hermano de la protagonista se impone en su zona y termina aferrándose al hueco que deja Sang Hoon al morir. En pocas palabras, y pese a ese desolador final: la violencia engendra violencia. Desolador, pero inteligentísimo también, a mi parecer.


(Continúa abajo)

Hay gente que sólo sabe golpear. A la gente que ama. A los que odia. Para trabajar. Incluso para decir lo siento. A golpes crecieron, y a golpes andan por la vida.

Magistral interpretación del actor principal (quedarse tan solo con el más de centenar de veces que dice "Puta" a lo largo del filme, sería no ver el trabajo que despliega para construir ese personaje tan humano y repelente a la vez), reconvertido para la ocasión en director a partir de un guión suyo. Para financiar el filme, llego a hipotecar su casa.

Se respira un aire viciado, donde no parece que haya escapatoria a la espiral de violencia en la que parecen atrapados todos los personajes. Y es que, de siempre la violencia engendra violencia, y una vez dentro de ella, ya no hay salida posible. Los personajes andan a golpes como forma de vida. Con Miedo. Y redención. Todos los personajes buscan perdonarse así mismo o a los demás. Pocos podrán conseguirlo. Pegar es más fácil.

La película puede llegar a ser reiterativa en todo lo anterior mencionado. Pero entonces llega la parte final. Y uno se queda clavado en la butaca, viendo a esa niña reír, viendo a esa niña llorar..."Puta loca".

Nunca una declaración de amor tuvo en esas dos palabras mayor significado para esa alma en pena. A algunos nadie le enseñó a decir "te quiero". Salvo a golpes.

Recomendable visión a pesar de su duración y de cierto estancamiento en la parte central. Película ganadora muy merecida del BAFF.