Un día de vida (1950)

Cuando Fernández se ponía solemne era insoportable, y esta es una de esas ocasiones.
La historia es monótona, estática, cursi, discursiva, todo el tiempo están lanzando frases frases "profundas", sobre el honor, la guerra, la revolución, el sacrificio, la sangre, el pueblo, México y Cuba.
Lo mejor: la dirección, todos los aspectos técnicos son perfectos, en ese sentido es una de las mejores películas de Fernández, tiene unos planos maravillosos, igual la fotografía aunque eso era lo habitual en su filmografía, siempre he dicho que lo mejor de su cine era lo visual y formal, por sobre el argumento que nuca fue su fuerte.
Lo peor: la historia, se hace larguísima, pesada, aburrida. Nunca llegamos a conocer al hombre, como para que llegue a conmover su muerte.

"Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre."

No me detendré hablando de la calidad técnica del 'Indio' y de Gabriel Figueroa, porque cualquiera que tenga ojos puede verla y percatarse de la maestría que impregna cada uno de sus fotogramas; de lo que sí hablaré es que esta película es una bellísima representación de nuestro México; la relación con la vida y la muerte; las fiestas y su folclore; la religión católica; la relación de respeto y cariño en las familias y comunidades; y, sobre todo, un homenaje al honor, al coraje y la valentía de muchos de los héroes, que por su patria, nuestra patria, han perdido la vida. Lucio sabía que los hombres son efímeros, pero las ideas son eternas. Emilio 'El Indio' Fernández ha sabido, a través del cine, plasmar en celuloide el sentir de una nación.