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Simplemente sangre (1984)

Simplemente sangre
96 min.
7.2
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Sinopsis
Texas. Una joven casada y muy seductora cae en brazos de Ray, uno de los empleados de su marido. Enterado por un detective privado de la infidelidad de su mujer y obsesionado por la traición, Julian se decide a preparar el asesinato de ambos. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Cine negro Neo-noir Crimen Película de culto Cine independiente USA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Blood Simple
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1985: Sundance: Gran Premio del Jurado
1985: Premios Independent Spirit: Mejor director y actor (Walsh). 3 nominaciones
1985: Asociación de Críticos Norteamericanos (NBR): Nominada a Mejores 10 películas del año.
"He aquí el legendario debut de los hermanos Coen. Un trabajo visual, a la par preciosista y espeso, que reinventa los códigos del cine negro en un relato con pasiones desatadas, traiciones y mentiras, personajes deseperados y un ineludible destino que los alcanzará a todos (...) En un más difícil todavía, los Coen crean una trampa emponzoñada, que se desliza incluso hacia el terror, aderezada sorprendentes insertos de humor negro. Un desbordante ejercicio de imaginación"
[Diario El País]
13
10
Positiva
2
Neutra
1
Negativa
8
El detective Visser
Ópera prima de los hermanos Joel y Ethan Coen (“Fargo”, 1996), autores a la vez del guión. Se rueda en escenarios reales de Austin, Houston, Hutto y Round Rock (Texas), con un presupuesto de 1,5 M USD, financiado con fondos aportados por 60 financiadores. Producido por Ethan Coen para Foxton Entertainment y River Road Productions, se proyecta por primera vez en público el 7-IX-1984 (Toronto Film Festival, Canadá).

La acción dramática tiene lugar en Texas a lo largo de varias semanas de 1984. Julian Marty (Hedaya), titular del bar de carretera “Neon Boots” (Texas), sospecha que su mujer Abby (McDormand) mantiene un idilio secreto con el barman de su establecimiento, Ray (Getz). Encarga una investigación al detective privado Loren Visser (Walsh). Las pruebas que éste aporta son positivas y concluyentes, por lo que Marty encarga a Visser que mate a los dos amantes. El peso de la casualidad y del absurdo hace que las cosas se compliquen mucho y no salgan como Marty ha previsto. Marty es serio, callado y mortalmente aburrido. Visser carece de escrúpulos y es demencialmente codicioso. Abby es atractiva, joven e inocente. Ray es joven, apuesto y se lleva muy bien con Abby.

El film suma crimen, drama y thriller. Juega con múltiples referencias clásicas, que desmonta, reconstruye y reinterpreta al servicio de un relato personalísimo, singular y posmoderno. Añade algunas imágenes desorbitadas propias de cintas de terror gore de serie B. El argumento, muy sencillo, desarrolla una historia de infidelidades, engaños, malentendidos y asesinatos. La acción tiene lugar en el contexto de una atmósfera densa, malsana y claustrofóbica, poblada de personajes grotescos, vacíos, infelices, perdedores, patéticos y, sobre todo, inolvidables. La narración se presenta llena de inventiva y de ocurrentes hallazgos visuales y narrativos, como la cámara que evita a un borracho volcado sobre la barra del bar, la que sigue de cerca a ras del suelo los pasos del barman de color, Maurice (Williams), el plano contrapicado de la gota de agua del codo de la cañería, etc.

La narración es pausada, brillante y se da llena de intuición e inventiva. Incorpora referencias de homenaje a películas de Hitchcock, Fritz Lang, Orson Welles, etc. y de películas propias. La demostración de lo difícil que a veces es matar a un hombre evoca a Gromek, de “Cortina rasgada” (Hitchcock, 1966); el azaroso traslado de un moribundo por Ray evoca a Norman Bates, de “Psicosis” (Hitchcock, 1960); la figura del detective Visser recuerda a la de Hank Quinlan, de “Sed de mal” (Welles, 1958). El análisis del primer trabajo de los Coen pone de manifiesto la coherencia estilística de éstos desde el principio, donde ya se contienen numerosos elementos que desarrollan después.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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79 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
EL INICIO POR EL NEGRO DE LOS COHEN
Óptima ópera prima de los Cohen, quienes en esta ocasión firman esta estupenda cinta que sin llegar a la categoría de obra maestra, sí que es indicativa del camino a seguir por estos talentosos artistas de origen judío.

Sin llegar a la apoteosis artística de cintas posteriores tales como Fargo, El Gran Lebowski y sobre todo muerte entre las Flores, la cinta arranca con un ritmo trepidante teñida de negro azabache.

A la voz en off de un detective sin escrúpulos, entonada con el típico acento texano, filosofando sobre la individualidad del ser humano y del texano en particular, le sigue la narración de los hechos acontecidos durante el horizonte temporal en el que tiene lugar la trama (algo parecido a lo que ocurre por ejemplo en su obra maestra posterior El Gran Lebowski); En la penumbra de una lluviosa noche, un hombre, Ray (John Getz) y una mujer Abby (Frances McDormand) entablan dentro de un coche, una enigmática conversación que pone en antecedentes al espectador, arrebatándoles todo viso de concentración e interés.

A partir de entonces se desencadenan toda una serie de trágicos sucesos rebosantes de un apabullante humor negro con el inconfundible distintivo de la factoría Cohen.

Como muy bien dice la voz en off a modo de prólogo de la obra: "...a veces en la vida, en determinadas circunstancias sucede algo que hace que las cosas se compliquen aún más...".

Y de eso es precisamente de lo que va esta película, la cual revestida de ese por momentos hilarante y absurdo humor negro de los Cohen, adquiere altibajos de paroxismo incontenido y tragedia que inundan la retina del espectador con inolvidables fotogramas puntuales, tales como el Bar de carretera "Neon Boots" propiedad del marido Julian (Dan Hendaya), y escenario de algunas de las situaciones más grotescas jamás filmadas por cámara cinematográfica alguna..., un viaje de noche a través de las solitarias carreteras texanas y con un muerto en el maletero, mientras un radio-predicador alerta a los oyentes sobre el anticristo en tiempos de alianza de naciones (¿les suena ésto?)..., grotescos detectives sin escrúpulo alguno cuya única motivación parece ser la avaricia, saltándose los límites de lo legal y movidos únicamente por un impulso egoistamente individual tal y como se comentaba en el prólogo de la cinta....

Y sobre todo una buena película que sin llegar a la consideración de obra maestra sí que al menos elucubra la sólida carrera aún por cimentar de esta pareja de talentosos artistas hermanados por algo más que un vínculo fraternal; el gusto por el buen cine independiente, estilosamente elegante y sobre todo reinventando un género (cine azabache) que empezaba ya a languidecer después de pasar el apogeo de los grandes tiempos del cine negro.

Para no perderse.
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80 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
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