Escena (VO)
- Sinopsis
- Giuseppe Di Noi, un aparejador italiano que vive en Suecia desde hace ocho años, se ha casado y tiene dos hijos. Cuando, por fin, tiene la oportunidad de tomarse unas vacaciones regresa a Italia. Al llegar a la frontera es invitado a pasar a las dependencias policiales; aturdido por la situación y sobre todo porque nadie le comunica el motivo de su detención, empieza para él un largo calvario por diferentes comisarías y tribunales. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Comedia Comedia dramática Drama carcelario Sátira
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1971 / Italia
- Título original:
- Detenuto in attesa di giudizio
- Duración
- 100 min.
- Guion
- Música
Premios
"Agridulce comedia con el casi siempre interesante Sordi. Filme de denuncia y crítica social muy al estilo del cine italiano del momento"
Fernando Morales
[Diario El País]
Admirable tragicomedia.
16 de octubre de 2009
Una excelente película italiana, tragicomedia tan divertida como dolorosa y crítica que desnuda y martillea abierta y estupendamente la estupidez del aparato burocrático, la absurdez del sistema judicial, del orden como elemento aniquilador de la razón y el ser humano, todo ello a partir de tres pilares: la admirable interpretación de un Sordi en plan "one man show", un guión excelente, y una historia de lo más jugosa, que encuentra una adecuada plasmación en la dirección de Loy: un italiano que trabaja en Suecia es detenido en la frontera italiana cuando se dispone a disfrutar de sus vacaciones sin que se le aclare de que o por qué se le acusa. Una peripecia kafkiana y tragicómica, realmente admirable.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eterno despotismo con bolas de cañón
1 de marzo de 2015
Otro torpedo denuncia, y en ocasiones, bomba atómica proveniente de la tierra que dio a luz a Roberto Conti antes de coronar el Alpe d'Huez.
He perdido la cuenta de los obuses que se han colado por la escuadra de mi despacho con origen espagueti, todos diferentes, variados y ricos en matices, además de ello, con dos cojones de metal, naturalmente.
Aquí, asistimos a un imponente recital claustrofóbico dotado de una primorosa ambientación y con un excelso y descomunal La Tapia que vuelve a mandar un nuevo recado a la galería de muñecos ortopédicos en Hollywood, cuesta creer, que un cruce entre Carlos Larrañaga y Manolo Escobar pudiera convertirse en el mejor actor de la historia durante al menos dos décadas, pero así fue, sin rival, sin oposición, sin esperas, con la mano en la huevera y eructando sin cesar, estamos ante el único ser sobre la tierra capaz de conmover más que la mirada de un galgo.
El irrisorio y rácano 6 que se deja ver en la licorería huele a sumidero casi desde el principio porque ya sólo el atrevimiento, el arrojo crítico y la carnicería que muestra Nanín tras las cámaras es merecedor cuanto menos de algo mejor, creo yo, vamos, aunque una vez vi un oso panda con el lagarto Juancho jugando a hundir la flota demostrando que todo es posible y realizable en esta vida.
El gran Albertone aquí vuelve a salvar vidas, a socorrer almas, muta en el camión cisterna de la humanidad tratando de recuperar la naturalidad de una sociedad desnaturalizada y descompuesta.
Gracias Nanín por no hacerme soñar, por no regalarme pompas de jabón, qué sería de mí sin esta dosis de claqueta, sin este baño de realidad.
Se despide desde el Mortirolo.
La rata hueca de Montoro.
He perdido la cuenta de los obuses que se han colado por la escuadra de mi despacho con origen espagueti, todos diferentes, variados y ricos en matices, además de ello, con dos cojones de metal, naturalmente.
Aquí, asistimos a un imponente recital claustrofóbico dotado de una primorosa ambientación y con un excelso y descomunal La Tapia que vuelve a mandar un nuevo recado a la galería de muñecos ortopédicos en Hollywood, cuesta creer, que un cruce entre Carlos Larrañaga y Manolo Escobar pudiera convertirse en el mejor actor de la historia durante al menos dos décadas, pero así fue, sin rival, sin oposición, sin esperas, con la mano en la huevera y eructando sin cesar, estamos ante el único ser sobre la tierra capaz de conmover más que la mirada de un galgo.
El irrisorio y rácano 6 que se deja ver en la licorería huele a sumidero casi desde el principio porque ya sólo el atrevimiento, el arrojo crítico y la carnicería que muestra Nanín tras las cámaras es merecedor cuanto menos de algo mejor, creo yo, vamos, aunque una vez vi un oso panda con el lagarto Juancho jugando a hundir la flota demostrando que todo es posible y realizable en esta vida.
El gran Albertone aquí vuelve a salvar vidas, a socorrer almas, muta en el camión cisterna de la humanidad tratando de recuperar la naturalidad de una sociedad desnaturalizada y descompuesta.
Gracias Nanín por no hacerme soñar, por no regalarme pompas de jabón, qué sería de mí sin esta dosis de claqueta, sin este baño de realidad.
Se despide desde el Mortirolo.
La rata hueca de Montoro.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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