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Cleopatra (1963)

Cleopatra
243 min.
7.2
9,473
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Sinopsis
El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Histórico Biográfico Antiguo Egipto Antigua Roma Cine épico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Cleopatra
Duración
243 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1963: 4 Oscars: fotografía, dir. artística, vestuario, efectos especiales. 9 nom.
1963: Globos de Oro: 4 nominaciones, incluyendo mejor película - Drama
1963: National Board of Review: Mejor actor (Rex Harrison)
10
Elizabeth Taylor, una Cleopatra para la eternidad
Que largo y tortuoso camino ha tenido que recorrer “Cleopatra” para que le fuera reconocida su condición de obra maestra. Con el rodaje más caótico de la historia del cine, llevó al borde de la ruina a la Fox, casi acaba con la carrera de Joseph L. Mankiewicz, y marcó el final de una época y de una forma de hacer cine. Afortunadamente hoy nos quedan 243 maravillosos minutos, de lo mejor que se ha rodado nunca, y que corresponden al montaje final que dio por bueno el director que afirmaba que -Cleopatra fue concebida en situación de emergencia, rodada en estado de histeria y terminada con pánico ciego-, y es por eso que no deja de sorprendernos la serena belleza y la unidad de estilo que desprenden sus imágenes. Dos años de rodaje agotador, con un Mankiewicz que rodaba de día y trabajaba por las noches en el guión, “Cleopatra” es uno de los más fascinantes, lúcidos y magistrales estudios sobre la condición humana que se haya escrito nunca para la pantalla, de una absoluta coherencia con la trayectoria artística del director de “Eva al desnudo” -intelectual que siempre dio importancia capital a la palabra-, y que centra su atención en el drama personal e intimo de tres personajes ambiciosos y poderosos que tuvieron por unos instantes de la historia el destino del mundo en sus manos. Nunca nadie como Mankiewicz ha sido capaz de conseguir tan perfecto equilibrio entre la espectacularidad y el dibujo intimista de unos personajes capaces de amar más allá del amor. Nadie podía pretender hacer “cine de autor” dentro de los parámetros rígidos de una superproducción y conseguirlo. Milagro de creatividad en medio de la improvisación y el caos, “Cleopatra” cuenta con un extraordinario guión y una soberbia dirección de actores. Con dos gigantes de la talla de R. Burton -excelente Marco Antonio-, y de R. Harrison -un Julio Cesar irrepetible-, destaca sin embargo la sublime, desgarrada y escalofriante interpretación que una bellísima Elizabeth Taylor hizo de la Reina de Egipto. Autentico “tour de force”, de infinitos registros y matices, de una actriz gigantesca al servicio de un personaje, nos dejó el testimonio de su talento esculpido en celuloide de oro puro. Sin duda la última gran estrella. Una puesta en escena portentosa, un diseño de producción deslumbrante, un vestuario que ya es iconografía del cine y una banda sonora inolvidable del gran A. North, hacen de “Cleopatra” una experiencia única e irrepetible, culminada con ese impagable travelling con el que se cierra el film y el tiempo del Hollywood dorado, y que es mucho más que una cuestión moral. Imprescindible obra maestra intemporal, de visión obligada en V.O.S.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona a 4 de octubre de 2005
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128 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Acaso no se merecía Cleopatra la película más cara de la historia?
Cuando era pequeño recuerdo como Cleopatra era sinónimo de alguna nueva investigación que confirmaba o desmentía si era guapa, si no lo era, si tenía alopecia, si el secreto era su perfume, etc. Pero Cleopatra fue mucho más que esas minucias, fue una personalidad histórica fascinante en una época asombrosa.

Olvidándonos por un momento de la famosa intra-historia de su rodaje, la película está bastante bien, pese a su duración. No sin necesidad acaba apartándose durante muchos minutos de Cleopatra para centrarse en Julio César y Marco Antonio.

Un gran defecto, y sé que polémico, es que por alguna razón Liz Taylor siempre me ha parecido salir muy desfavorecida en esta película, siendo todavía joven con 30 años. Muy poco antes, en “La gata sobre el tejado de zinc” o en “De repente, el último verano”, está radiante y con todo a su favor para ser una formidable Cleopatra, pero por algún motivo, no sé si es el maquillaje, la iluminación, el vestguario, el color de la película, sus problemas de salud o algunos kilos más, en “Cleopatra” la veo bastante lejos de su época de mayor belleza.

En segundo lugar, la película, el último peplum de presupuesto titánico, no se salvó de los defectos (o virtudes para los melancólicos) de ese tipo de cine. La visión que da de la historia es de un gran convencionalismo y maniqueismo. Una visión demasiado sosa, formal e idealizadora del mundo antiguo. Para todos los públicos. Este estilo puede quedar bien en Ben-Hur o Espartaco, pero no en una película sobre Cleopatra y de intrigas políticas y palaciegas.

Falta mayor amoralidad y malicia. Fueron muchas y muy escandalosas las traiciones y los juegos políticos, el pragmatismo y la ambición, de todos los protagonistas. En el afan hollywoodiense de que la audiencia puede identificar fácilmente buenos y malos, sólo los conspiradores primero y Octavio después cargan con todo el peso de la traición, ambición y maldad. Esta simplificada caricatura impide presentar bien la problemática del vacío de poder que supuso la muerte de César. Es difícil para el espectador entender todo el enfrentamiento posterior entre Octavio y Marco Antonio, y el papel de Cleopatra y sus apuestas y aspiraciones políticas.

Egipto se merecía renacer o morir, no la decadencia en la que estaba sumida. Cleopatra fue la última esperanza de renacer. Cleopatra murió, y Egipto con ella. Fue para siempre, pero fue una muerte legendaria para poner el broche de oro a 2500 años de una civilización que vivió fuera de su tiempo.

El mundo había cambiado y el centro del universo ya no era el Nilo. Todos los pueblos bañados por el Mediterráneo caerían bajo Roma. Pero Egipto no era un reino cualquiera. Roma estaba en manos de unos pocos hombres, pero Egipto lo estaba de una mujer...
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45 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
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