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El enviado (1998)

El enviado
95 min.
3.2
103
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Unas obras en el metro de Nueva York descubren unas antíguas relíquias, un esqueleto y una misteriosa llave. Una arqueóloga ha determinar el origen del hallazgo que pronto se revelará en forma de un ser maligno que ha despertado para llevar a cabo una terrorífica misión: liberar al Diablo. A él se enfrentará Lukas, un miembro de la orden de los Templarios, entrenado en ancestrales artes de lucha. (FILMAFFINITY)
Género
Fantástico Terror
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
The Minion
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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3
Ni chicha ni limoná
Pura serie "B" donde se intentan mezclar varios generos y no se hace bien en ninguno de ellos. Los personajes poseidos están tan sobreactuados que dan vergüenza ajena, mientras las peleas son malas a rabiar. El pobre Dolph, que estaba en su peor momento (que duró aproximadamente 20 años) no tiene mucho que decir, de hecho, apenas habla en toda la pelicula, solo para contar profecias sin pies ni cabeza. La protagonista hace un papel bastante penoso y el resto del elenco tampoco ayuda a mejorar la cosa. Los efectos flojos y escasos.

Nada bueno que decir la verdad, por momentos parece que mejora pero es un espejismo, donde nada tiene sentido y lo peor de todo es que creo que ni el director, guionista,actores... pretender hacer nada por remediarlo.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
La llave del pozo sin fondo
Parecía un hecho.
El resurgido cine de catástrofes durante los '90 alimentó el subgénero directo de los desastres relacionados con la religión y Satán, quien estuvo muy presente a finales de la década...

Schwarzenegger aún no aparecería en "El Fin de los Días", pero sí cosas como "Talismán" o "The Gathering", que venían presagiando el Apocalipsis. "El Enviado" es una más de ellas, un proyecto que no quiero saber cómo se gestó y que le dio el debut a la dirección a Jean-Marc Piché, montador e incombustible realizador de anuncios y videoclips cuyo sueño era ser cineasta; totalmente frustrado al verse atrapado en uno de los productos menos atractivos de los que pudo elegir encargarse. Ese don para el videoclip ya se atisba desde las escenas de crédito, que enfocan el paisaje neoyorkino al estilo de un anuncio de intención turística; este es el primero de muchos clichés a enfrentar.
Lo que es fácil de apreciar es la baja cualidad de los actores, y que unido a los diálogos cortesía de Matt Roe y el productor Avi Nesher (que pésimos le debieron parecer si utilizó un pseudónimo) se convierte en un combinado mortal para empezar a preguntarse por el motivo de ver la película. Si uno espera y soporta lo que venga, le encantará el revoltijo histórico que arman los anteriores en el libreto poniendo a un caballero templario en posesión de una misteriosa llave y oculto bajo tierra como elemento disparador de la intriga.

Estas primeras secuencias, donde la terrible Françoise Robertson hace de la elocuente arqueóloga Karen, exhala la cutrez televisiva de "Cazatesoros" (pero incluso aquella serie tenía más encanto); hasta que no aparece Dolph Lundgren no tenemos ni idea de en qué clase de festival "underground" e incoherente va a convertirse esta historia. Aquél no vivía una buena época, siendo "Johnny Mnemonic" lo último que hizo para cines, y mejor no recordarlo; a partir de entonces sólo trabajaba en producciones directas a video, la mayoría canadienses, como les estaba sucediendo a otros actores de la acción de bajo presupuesto.
Aquí aparece como un guerrero templario, Lukas, enviado a trasladar la llave hasta el monasterio en el que sirve, lo que le obliga a formar pareja con Karen; más clichés, la seriedad impertérrita de uno y la verborrea socarrona de la otra, a quien dan ganas de partir los dientes cada vez que abre la boca. A todo esto, el "maestro" de Lukas se entera de la noticia a través del telediario de New York...que está viendo desde Jerusalén (sin comentarios), de hecho sólo le veremos ante el televisor, y nada más. ¿Para qué pensar con este guión? La dirección de Piché y el estilo no esconden más que un obvio tributo al cine de acción y fantasía ochentero, con todo lo malo que ello pueda acarrear.

Empezando por su héroe, salido de las páginas de un cómic de Dark Horse; y buena muestra de ello será todo el tramo de la comisaría, directamente extraído de "Terminator", incluso gozaremos de buena música "heavy" durante las escenas de pelea y violencia. Eso sí, una película de los '80 a finales de los '90, y sin ningún talento, pierde algo importante: el encanto único de aquella década; sólo queda la idiotez a la que se precipita todo, empezando porque los actores son de insípidos para arriba y no saben lo que hacen (en especial los que encarnan a los poseídos por el ente maligno que sigue a la pareja protagonista, de horribles exageraciones).
Además tenemos un argumento que se apoya en una serie de giros de conveniencia dando lugar a más torpes clichés, como el hecho casual de que la arqueóloga conozca un lugar perfecto para esconder la llave (y esto abre una subtrama dramática acerca de su pasado y sus raíces indias que no me interesa lo más mínimo), haciendo de ella algo imprescindible en la historia. Y otro punto fuerte (o flojo) es que haga de lo serio algo cómico de manera involuntaria, si bien de esto tiene más culpa el director y el reparto; no sería necesario por su parte, ya que el guión suele poner en la boca de los personajes unas interacciones y diálogos bochornosos...

A veces intencionadamente humorísticos, o intensamente dramáticos, pero es que el drama suena falsísimo e hilarante expresado por estos actores de barraca de feria (las conversaciones entre Karen y sus parientes indios, por ejemplo, o las serias explicaciones histórico-bíblicas de Lukas...inservibles, ya que son rematadas por las graciosas "punch-lines" de la arqueóloga). No queda sino bostezar durante la cacería contrarreloj que nos lleva al monasterio, cuyos penosos instantes de acción, efectos especiales y toda la parafernalia visual me traen reminiscencias de las secuelas de "Los Inmortales".
Por cierto, hay por ahí un detective, de esos que tienen los pies en la tierra, de esos de cartón al estilo "C.S.I.", siguiendo a la pareja y el reguero de poseídos asesinados, pero en realidad sólo hace eso, ir de aquí para allá personándose en el escenario del crimen. Al anticristo no le veremos porque ya les gustaría a los productores tener presupuesto para ello; y no sucede con Lundgren lo mismo que con Schwarzenegger en "El Fin de los Días", sería otro cliché más que sumar a la larga lista...pero entonces llega Robertson para compensarlo con una serie de imbéciles ocurrencias (¿esta tía no se puede callar en algún momento?).

Y la que finalmente terminó por arrugarme los intestinos fue "¿Qué pasa?, ¿quién dice que los templarios tienen que ser hombres?". Desde luego a estas alturas el sueco ya debía de estar pensando seriamente en retirarse, porque esto no era lo suyo...sin embargo aún le quedaba mucha carrera por delante.
Pobre Piché, para ésto quería ser director, pudiéndolo haber hecho otros como Albert Pyun, Fred O. Ray o Jim Wynorski; hubiera ganado quedándose en el mundo de la publicidad.
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