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La reina del río (1948)

La reina del río
78 min.
5.5
141
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Sinopsis
Los madereros, cuyo trabajo consiste en transportar los troncos por el río, llegan a una ciudad del alto Mississippi, donde les espera un barco con su casino de juego, en el que reina la hermosa Sequin, que está enamorada de uno de los madereros. Pero también la pretende el rico industrial Beauvais, por lo que surge un conflicto entre los dos hombres. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Drama Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
River Lady
Duración
78 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
5
INSUFICIENTE ORIGINALIDAD
No muy destacado --y bastante aburrido-- western con numerosos toques de melodrama, con una dirección desafortunada del poco brillante George Sherman, que se desarrolla en el ámbito de las empresas madereras y de los leñadores que para ellas trabajan transportando troncos a través del río.

La escasa singularidad de la trama, la repetición de situaciones argumentales dentro de su parco metraje, los personajes de una sola pieza, los actores como Dan Duryea y John Mcintire, o la actriz Yvonne de Carlo, siempre muy solventes y hasta memorables (el mediocre Rod Cameron, con su alarmante inexpresividad, es un caso distinto) que parecen como perdidos en un ambiente que no les corresponde, provocan que la película haga aguas --nunca mejor dicho-- en muchos momentos y el desinterés se adueñe del paciente espectador, que espera algo que nunca llega: secuencias con garra que los atrape y los divierta.

Sí destacan algunas escenas de acción --peleas-- bien rodadas, el atractivo de Helena Carter y, aunque poco definido, el trasfondo sentimental que es lo que realmente pone en marcha todos los sucesos del film. Pero siempre queda esa amarga sensación de lo que pudo ser y no se consiguió gracias a la insuficiente habilidad del director y al nulo carácter del entramado cinematográfico.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
"¡Árbol va! ¡Tronco al agua!"
Estamos en los bosques que rodean el alto Mississippi donde cuadrillas de leñadores se dedican con sus hachas y sierras a abatir árboles enormes para dejar limpios los troncos que, manejados por expertos gancheros, flotando en el río llegarán a los grandes aserraderos que esperan aguas abajo.
No estamos propiamente ante un western. De hecho creemos que no aparece ni una pistola ni se dispara un solo tiro. Peleas si, pero que se sustancian con los puños. Y aquí, lógicamente, llevan las de ganar los leñadores. Otra cosa es el dinero, que acaba siempre en las tabernas y en el casino fluvial, "Queen River", que controlan la bella y dominante Sequin ("River Lady", De Carlo) y el atildado y poco escrupuloso Beauvais (Duryea), o bien en las manos de las grandes empresas madereras que están acabando con los modestos aserraderos, como el que gestionan el forzudo Dan Corregan (Cameron) y la resuelta Stefanny Morrison (Carter).
Y aquí precisamente está la clave argumental, la lucha de los pequeños empresarios madereros contras los grandes trusts monopolistas. Negocios que andan revueltos con los imprescindibles amores y desamores. De hecho la cinta por momentos parece un auténtico melodrama.
Lo mejor para nosotros es la idea general de la obra. Mostrar la forma de vida de aquellas gentes que pasaban el invierno en la soledad de las montañas, malviviendo en cabañas, aislados de la civilización durante meses, esperando el deshielo para iniciar el descenso y la llegada a las ciudades donde gastar en unos pocos días todo el dinero ahorrado. También el terror que sembraban a su llegada, "¡Atranca la puerta que llegan los gancheros!" Un oficio ya desaparecido que cuenta como nadie José Luis Sampedro en su libro "El río que nos lleva". Un oficio duro propio de hombres violentos, si, pero que conocen bien el valor de la solidaridad, pues "Poco puede el ganchero, pero aun hay para el compañero".
Excelentes paisajes y buena interpretación de De Carlo y de Duryea. No podemos decir lo mismo del análisis de la personalidad de los protagonistas que quedan muy desvaídas, muy pobremente expresadas. Tal vez lo más flojo de la película sean los vaivenes que experimentan sus caracteres que nunca quedan explicados con claridad. Esto y el tono lacrimógeno que adopta la obra en algunos momentos demasiado melodramáticos.
En cualquier caso, estamos ante una película interesante que merece la pena ver.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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