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Never Gonna Snow Again (2020)

Never Gonna Snow Again
116 min.
6.2
175
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Trailer oficial HD (POLACO con subtítulos en ESPAÑOL)
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Sinopsis
Un masajista llegado del Este entra en la vida de unos ricos que viven en una comunidad cerrada. Su riqueza no impide que los residentes transmitan tristeza. Este misterioso recién llegado parece ser capaz de curar sus almas y cambiar sus vidas. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Polonia Polonia
Título original:
Never Gonna Snow Again
Duración
116 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Polonia-Alemania;
Links
Premios
2020: Festival de Venecia: Sección oficial a competición
2020: Festival de Sevilla: Sección oficial
7
El masajista e hipnotista ucraniano
Hasta la fecha no había conectado con el cine de Malgorzata Szumowska en películas como "The other lamb (2019)", "Mug (2018)" o "Ellas (2011)", pero en esta ocasión he conectado con la historia de ese ucraniano que trabaja en un barrio residencial en donde viven gente rica a las afueras de Varsovia, en donde se mezcla muy bien la comedia y el drama y algún enigma que se mantiene hasta los minutos finales.
La cineasta polaca ha contado con la colaboración de su director de fotografía habitual, su compatriota Michal Englert, para trabajar juntos en la escritura del guion y codirigir este proyecto en donde, al igual que en otras películas de Szumowska se da prioridad a los aspectos estéticos que al guion, y que es de gran calidad visual y sonora.
La propuesta tuvo su presentación en la pasada edición del Festival de cine de Venecia en su sección oficial y unos meses después se pudo ver por primera vez en nuestro país en el Festival de cine europeo de Sevilla. Hace unas semanas se ha proyectado en el Festival D´A de Barcelona.

El punto de partida es el de una larga escena sin diálogos en donde la cámara sigue a un joven que recorre diferentes escenarios rurales y urbanos hasta llegar a un lugar (la oficina de empleo para extranjeros), y entonces es cuando nos enteramos que es un ciudadano ucraniano procedente de una ciudad cercana a Chernóbil, y que mediante una hipnosis consigue sellar y firmar ese visado de trabajo.
A partir de ese momento la película nos mostrará ese día a día rutinario de Zhenia, en su recorrido cargando una camilla desde su vivienda en un barrio pobre de la capital de Polonia hasta esa zona residencial situada a las afueras de Varsovia, en donde vive gente extraña con alto poder adquisitivo y que necesitan los servicios como masajista e hipnotista de ese joven ucraniano.

En esa urbanización privada de gran extensión con unos chalets blancos, lo que vemos varias veces en una vista aérea muy bien filmada, y que me recordó en algunos aspectos a las viviendas de lujo de "Vivarium (2019)", el protagonista va de una casa a otra para ganarse la vida, y en cada una nos presentan unas historias personales curiosas, en donde salen a relucir temas como las envidias y los celos, las rencillas familiares, las enfermedades terminales y la locura de la soledad, y con unos personajes cotillas que se comportan como unos voyeurs que controlan los movimientos de sus vecinos a través de miradas desde la ventana.

Los habitantes de ese lugar controlan a quién trata Zhenia, como si no estuvieran a gusto de compartir los servicios de esa persona eficaz en sus facetas como masajista y cuando realiza esos métodos de hipnosis. Ese comportamiento de los vecinos es lo que provocará ese humor con toques surrealistas, ya que en general son unas personas sinceras e irónicas. En algunos momentos esos toques de humor me recordaron, guardando las distancias, al cine del director finlandés Aki Kurismaki.
Una película que se mueve bastante bien entre diferentes géneros, con unos personajes muy interesantes, aunque en algunos momentos resulta algo pesada y reiterativa y se podía haber recortado algo el metraje en la parte central.

Además, hay una crítica social sin citarse directamente a asuntos como las diferencias de clases, el cambio climático y al egoísmo y la envidia que son inherentes al ser humano.
Me parece un buen guion el escrito por Szumowska y Englert, los intérpretes cumplen en sus apariciones de mayor o menor importancia, en especial dos secundarias como Maja Ostaszewska y Agata Kulesza. Alec Utgoff está correcto en su papel como el joven ucraniano protagonista.

Pero si la película destaca por algo, además de por su ironía y sentido del humor, es por la fotografía de Michal Englert, con un contraste cromático entre las escenas diurnas en esa zona residencial al recorrido nocturno de Zhenia hasta su casa y esos colores empleados en las situaciones de hipnosis en ese bosque frondoso. Además se juega muy bien con los sonidos naturales y la banda sonora emplea temas clásicos de compositores como Shostakovich, Chopin, Schubert y Rachmaninoff, y otras melodías como la creada por Bruno Colais para "Los chicos del coro", y que encajan muy bien en las diferentes situaciones y tonos de la película.
Una película que recomiendo a los que buscan un cine no convencional, en donde hay mucha ironía y sentido del humor, con elementos místicos y sensoriales, mezclados con la historia de un inmigrante ucraniano que trabaja en un barrio residencial para ricos.

LO MEJOR: La fotografía. La música.
LO PEOR: Su excesivo metraje.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net, http://habladecine.com y https://www.estrenosdecine.online/
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Magia blanca
Mejor que no me pidan que cuente el argumento. Podría decir apenas que se trata de un masajista ucraniano que va a trabajar a una especie de country de clase media alta en Polonia. En cuanto a la trama, ni idea. Si me preguntan si es comedia, drama o qué no sabría contestar tampoco. ¿Qué ocurre en las dos horas que dura? Cosas aisladas: una señora que colecciona bull-dogs, un peep show mixto, alguna infidelidad o cosa parecida, un par de muertes, un bosque embrujado...
Pero lo más difícil de explicar es por que quedé atrapado del principio al fin, deseando que por favor aunque alguna vez en el mundo volviera a nevar nunca, nunca, nunca acabase la película. Es poesía pura, magia blanca, arte del cine que no se ampara en ninguna convención. Quiero volver a ver esta película otra vez, muchas veces más, para que Malgorzata Szumowska me hipnotice de nuevo. ¡Diablos, no tengo que olvidar el nombre de esta directora!
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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