Awaydays (2009)

Señores, "Awaydays" como historia es un truño, y su argumento tiene menos interés que un depósito a plazo a fijo en vuestra entidad bancaria. Sus protagonistas principales tienen una actuación... cómo diría yo... ¿descafeinada? ¿sosa? ¿sin brillo? ¿indiferente? ¿muy mala? Bueno, ¿y qué decimos de los "palabros" de estos muchachos? Yo pertenezco a ese tipo de gente que trata de sacarle partido a las academias de inglés y al "John Brown is a little indian, one little indian, two", y me gusta ver las películas en versión original, y vaya telita lo que sueltan esta gente por la boca, ¡no hay quien pille algo!

A pesar de lo que puedan suponer estos incovenientes, esta película podría durar cinco horas y seguirías pegado a la pantalla viendo modelos casuals de la época, escuchando temazos de grupos del nivel de Joy Division, Ultravox, The Cure o The Jam, o disfrutando con la decoración de las habitaciones. Y, como no, las peleas son geniales, empezando por cánticos amenazantes de "we are evil!" hasta las zurras que le dan los chavalitos a los puretas de las hinchadas rivales, por muy dudoso que sea el resultado final.

Sí, esta película sólo tiene envoltorio, ¡pero menudo envoltorio! Quédense con la estética y el ambiente que se respira y echen a un lado lo que le pasa a Elvis, Carty, su hermana y a todos los demás personajes de esta película. Dá lo mismo, créanme.

Disculpas por hacer una contracrítica, pero habiendo sólo una poco documentada veía necesario hacerla; no obstante, estoy de acuerdo con que no es gran cosa y no está del todo bien relatada pero, por otra parte, creo que el gran envoltorio es el que le da cualquier flipado de la cultura pop británica que está ávido de rendir culto a algo que le venden los mejores publicitarios (y por tanto timadores) históricos de la historia (buscaba la redundancia): los ingleses.

Vamos ahora por partes:

- ¿Que lo jovenes que aparecen no saben lo que son? Pues quizá los personajes no lo tienen del todo claro (como es típico en la adolescencia), pero el autor desde luego que sí: son "casuals", que basicamente son hooligans que visten maqueados y a la moda por gusto y a su vez porque es la mejor forma de pasar desapercibidos ante la policía, en contraposición a los típicos hooligans skins o sencillamente vestidos con prendas futboleras (como aparece en la segunda pelea de la película).

- La banda sonora claro que es destacable pero desde luego que las canciones no están incrustadas sin cohorencia, tan sólo hay que escuchar las letras y comprender el enfoque retrospectivo de la obra; y esto es destacable, porque en películas de época sujetas a una lista de temas tan larga es raro que las letras prevalezcan sobre el instrumentalismo molón en lugar de verse sometidas a éste.
- ¿Qué pinta Ultravox? Pues que también eran de la época, en Wirral fueron destacables varios de los estilos que esta banda desarrolló y, sobre todo, que el rollito "casual" no iba ligado directamente a la música pues su origen fueron los estadios, no al contrario (como, por ejemplo, sí pasaba con los citados skins); y si esto último ocurre, recordemos que además en los países anglosajones esa música era tan normal como Raphael o Formula V por estos lares y, por tanto, no era necesario pertenecer a ninguna tribu para conocerla y que te gustara, es más, como era lo que más molaba, las chavalitas chorreaban viendo The Beattles o The Doors igual que posteriormente lo han hecho con los Back Street Boys o aquí con El canto del loco.

Para terminar, sí que coincido también en que la película resulta demasiado lenta y en mi primera visualización llegó incluso a hacerse aburrida, pero me gusta destacar que en la segunda me gustó más (algo que no es habitual que me ocurra) y sí que llegan a mi corazón todos su dramas pues si hay algo que pretenda esta película es verte envuelto por el "ascopena" británico, sentir la decadencia que supone lo que llaman maduración y, sobre todo, las ganas de escapar de un sitio tan de mierda para pasar el resto de tu vida.

P.D.: Lo que no me gusta nada, me harta, son las ganas que tienen en tantas películas (o libros) de que un grupo de nenes imberbes se ventilen por fuerza física a grupos de adultos con el mismo número de componentes y bragados por una experienca de al menos una década más con este tipo de peleas.