Venganza del más allá (2017)

No voy a disertar mucho más que en lo referente a la salud, que bastante es para echar por tierra esta absurda por mal llevada película. Tal es así, que toda posible virtud aunque sea en el apartado técnico que pudiera poseer el filme, queda velado ante el sangrante (nunca mejor dicho) disparate que supone esto... : la chica soporta una caída de varias decenas de metros cayendo de espalda en unas enhiestas ramas sobre las que termina empalada como un pincho moruno; es imposible sobrevivir a cualquiera de ambas circunstancias: la espalda, desde zona lumbar a nuca, se rompe de tal brutal manera, que quedas hecho un guiñapo de carne, hueso y sangre, y luego, encima, una rama de un grosor como el de un calabacín (dos dedos pulgares de la mano de un varón adulto), le atraviesa a la altura renal; dudo que hasta Wolverine pudiera salir de esa... Pero la protagonista nada, oye, que se desempala, escapa con eso clavado, sangra abundantemente, pero como en Rambo III (aunque aquí de un modo ofensivamente exagerado), logra sacarse el pedazo de ramaje, cauterizar la herida, y seguir camino para vengarse; bien, seamos serios y nimiamente analíticos: si te libras milagrosamente de romperte la espalda, lo cual no entra dentro de lo humanamente posible..., la herida causada por esa aberrante incisión, resultaría devastadora; vasos importantes, vitales, se habrían roto, el riñón habría reventado, generando una hemorragia que en pocos minutos darían al traste con tu vida, aparte, claro está, del dolor, que sería tan intolerable, insufrible durante los escasos aunque improbables momentos de consciencia, que el desvanecimiento se daría igualmente como mecanismo defensivo del cerebro, aparte de por la abundante pérdida de sangre que nos llevaría la shock al no llegar el rojo líquido elemento al cerebro.
Pero nada, oiga: corre, salta, pelea como una soldado de fuerzas especiales. Y luego ya, para rematar, otra de heridas: el fusilazo que le da al malo en un primer momento, que le deja la mitad del abdomen literalmente destrozado, abierto, reventado, perdiendo sangre en modo grifo de bañera abierto, también logra sobreponerse para dar mutua caza a la chica.
No hay por dónde coger la película en general; aquí hay mucho de plagio, demasiado, y también, burlonas risitas o risotadas seguramente de la directora al pensar en el estúpido espectador que ha pagado o como poco ha invertido cien minutos de su vida en ver tal despropósito.
Hecha con cuatro duros, por poco éxito que logren, tendrán financiación para una siguiente película que vete tú a saber si será tan mala como ésta o cierta coherencia investirá el nuevo guión; ellos hacen bien, los tontos somos nosotros, los sufridos espectadores, que depositamos un mínimo de esperanza en el producto de turno, y al final, nos la meten doblada.