Milán, calibre 9 (1972)

Se nota que esta gran película es el mejor thriller italiano de todos los tiempos para el controvertido director Quentin Tarantino. La película tiene muchas similitudes con Pulp Fiction (para mi, una obra maestra de Quentin) si bien no logra alcanzar sus altas cotas de calidad.

Probablemente, debido a la violencia que desprende la cinta y a su temática, Quentin se enamoró de esta película en su adolescencia. Tras un primer visionado, he encontrado numerosas muestras que certifican que los pilares del cine de Tarantino se apoyan, en gran medida, en películas como esta, que no son conocidas por la mayoría de los mortales pero que fueron moldeando la forma de entender el cine de Tarantino:

- Los decorados, los encuadres y la escenografía recuerdan en muchos momentos a Pulp Fiction. Hay que fijarse en los sofás "Chester", el piso moderno de la golfa, la decoración de la discoteca, el encuadre de la bolera, etc.

- La iluminación de interiores también recuerda en muchas escenas a Pulp Fiction, con los tonos burdeos. Véase cuando Piazza está hablando con Barbara Bouchet en el sofá, o cuando se sienta en la barra y empieza a verla bailar.

- El protagonista Ugo Piazza, interpretado por Gastone Moschin (que interpretó al Don Fanuzzi de El Padrino II dos años más tarde), se parece muchísimo al boxeador de Pulp Fiction (aquí se salió Bruce Willis) compartiendo su brutalidad y su aspecto tosco.

- La escena en la que la putilla de Piazza está bailando en el club tiene cierto parecido con la que interpretó Salma Hayek en "Abierto hasta el amanecer", eso sí, sin boa incorporada.

En definitiva, si te gusta el cine de Tarantino, te encantará esta película. La considero una película notable del cine europeo en general y de este género en particular. Hacía tiempo que no me lo había pasado tan bien viendo una película de "mafia". Últimamente, salvo excepciones como el "Iinfiltrados" de Scorsese, el género esta de capa caída.

Puntuación: 7,6

"Milán, calibre 9" es una gran película, lo diga o no lo diga Tarantino, aunque desde luego pueden verse conexiones entre este film y el cine del de Tennessee. No sé si será uno de los mejores "thrillers" italianos, pero desde luego debe de ser uno de los mejores "thrillers" italianos de los años 70. Mario Adorf está muy bien en su papel de sicario psicópata, brutal y violento. Frank Wolff, uno de los varios actores suicidas del "spaguetti western", hizo aquí su penúltima intervención en el cine, antes de morir.

La banda sonora es alucinante, ya que a la partitura de Bacalov se suceden partes que se dirían interpretadas por los Jethro Tull, en una combinación sorprendente. Tal vez el "Osanna" de los títulos (¿un grupo italiano?) se dedicó a copiar a la banda de Ian Anderson.