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Pasaron las grullas (1957)

Pasaron las grullas
94 min.
7.9
3,161
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Sinopsis
Veronica y Boris son dos enamorados de Moscú que se ven obligados a separarse cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y Boris es reclutado como soldado para ir al frente a luchar. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico II Guerra Mundial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Letyat zhuravli (The Cranes are Flying)
Duración
94 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1958: Festival de Cannes: Palma de Oro a la mejor película
1958: Premios BAFTA: Nominada a mejor película y actriz extranjera (Samoylova)
8
CONCIERTO DE CÁMARA
Al triunfar la revolución soviética, Lenin señaló al cine como el arte futuro. Décadas después, cualquier rastro de iniciativa creadora estaba apisonado por Stalin, tras cuya muerte comenzaron síntomas de descongelación.
La película-insignia del rebrote fue ésta de Kalatozov, que en plena Guerra Fría alcanzó distribución en USA.

Tradicional historia de amor y guerra (basada en una obra de teatro de Rozov), cuenta cómo la destrucción bélica incide devastadoramente en la vida sentimental.
En la retaguardia sufre la joven cuyo prometido no envía noticias desde el frente, no se sabe si porque ha muerto. Y también en la retaguardia permanece un pianista librado de la movilización, un tipo de artista insolidario especialmente detestado en la mentalidad soviética. Además de al parasitismo, se dedica a acosar a la novia de su primo.
Hay algo de novedad en desplazar tanto el foco al drama emocional, dejando muy al fondo los acontecimientos propiamente militares, aunque el dilema de las mujeres que intentan mantenerse fieles al novio o esposo soldado, mientras sufren el asedio de dudas y aprovechados, es un tema muy clásico.
Y el final, moldeado ideológicamente, cuando se hace la luz en la conciencia y se revela el alma colectiva que redime todo sufrimiento, no puede ser más ortodoxo.

Pero lo que en esta película destaca es la riqueza y modernidad del lenguaje visual, el dinamismo extraordinario de la cámara (Urusevski), animada sin cesar por un espíritu danzante, coreográfico.

Kalatozov tenía varios oficios en la industria: actor, técnico de laboratorio, operador y montador. Sus primeras obras habían consistido en trabajos de montaje con material de noticiarios, en la línea de un cine documental y propagandístico.
Como si fuera la última oportunidad de plasmar la destreza técnica, los conocimientos y recursos acumulados, hay aquí un aprovechamiento total de la grúa y el travelling, la profundidad de las panorámicas, la viveza incansable de la cámara en mano, en lo que se ha encontrado (vía Festival de Cannes) anticipación de la Nouvelle Vague.

Son muchas las escenas memorables, como la subida a la carrera por la escalera interior de un edificio de pisos, acompañada por la cámara en espiral ascendente; la descripción inicial del amor de los jóvenes, en su vagar por calles geométricas y desiertas como en un ballet constructivista; la huida de la chica en paralelo al tren, dando imágenes troceadas a ritmo de bólido; las carreras frenéticas de ella entre la multitud; el regreso de las tropas en un convoy que entra en un Moscú atestado y jubiloso… Pero, sobre todas, la escena en que, entretejidas a unos árboles que giran, se disparan las visiones de quien al borde de la muerte ve cómo en la pantalla de su conciencia se suceden en vértigo los recuerdos y anhelos esenciales de su vida. Quien haya vivido una experiencia semejante puede reconocer cómo aquí se representa con asombrosa habilidad, como pocas veces en el cine.
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122 de 126 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La felicidad es fugaz… Como el vuelo de las grullas sobre Moscú
El 22 de junio de 1941, un cálido verano dora las calles de Moscú y alarga considerablemente el resplandor del sol.
Verónica y Boris corretean felices, ebrios de juventud y de amor, mirando al cielo y observando la formación en V de una bandada de grullas en su vuelo migratorio. Verónica les canta una canción. Ellas llevan en sus alas la felicidad presente, que durará lo mismo que dure el paso de las aves sobre el cielo de la ciudad.
Porque ese mismo resplandeciente día de verano, que guarda tantas promesas, Alemania declara la guerra a la Unión Soviética. Y entonces el verano se enfría y se ensombrece. La alegría detiene en seco su baile pizpireto y se esfuma.
Los oscuros ojos rasgados de Verónica se pueblan de temor. Boris irá al frente. Se unirá al Ejército Rojo.
Lo apartarán de su lado.
Marchará hacia la destrucción.
Y para ella, la Ardilla (el apodo cariñoso con que él la ha bautizado), comienza el calvario.
La guerra empieza a asolar Moscú, las alarmas de ataque aéreo zumban, la gente corre despavorida a refugiarse en los túneles del metro. Las bombas caen, matando. La vida se transforma en puro miedo, en mera supervivencia tratando de insensibilizar el corazón y los sentidos.
Verónica lo pierde todo. Y Boris no le escribe. Sólo le queda la esperanza.
Y el horror sigue. Y el silencio de Boris. Y la traición forzosa de Verónica a sus sentimientos, que pesará sobre ella como si hubieran cargado el mundo sobre sus hombros…
El virtuosismo de la cámara es inaudito. Vemos cómo el objetivo sigue incansablemente a Verónica a través de muchedumbres, cómo capta unos primeros planos capaces de dejar sin aliento, cómo enfoca desde ángulos audaces, cómo contagia el terror, la desesperación de la muchacha mientras corre sin saber hacia dónde se dirige, cómo es capaz de fundirse con los sentimientos y con los estados de ánimo. La prodigiosa fotografía no sólo es testigo, sino también personaje propio, no mira en silencio, sino que habla con elocuencia y forma parte de Verónica, y también de Boris. Anda junto a ellos, se confabula con su amor, le duele su separación, desaprueba la traición, se compadece, llora lágrimas que resbalan sobre las mejillas suaves de Verónica…
Pero las grullas volverán a sobrevolar Moscú, ajenas a la maldad humana, trayendo esperanza y renovación.
Kalatozov sorprendió con esta hermosa y sublime muestra de cine europeo, con este drama romántico ambientado en tiempos de la Segunda Guerra Mundial bastante desconocido, pero sin lugar a dudas uno de los ejemplos más maravillosos del género romántico-bélico.
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47 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
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