Boda de locos (2010)

Una calurosa tarde de verano decides ir con una amiga al cine, por estar fresquito y por pasar un rato entretenido. Y cuando acabas deseando volver a pasar calor es que algo no funciona.

La verdad es que no sabía nada de la película en cuestión, craso error, ya que de conocer la "historia" ni siquiera habría entrado, pero el resto de alternativas tampoco es que fueran demasiado atrayentes.

Si alguien me sabe explicar la "gracia" de ésta "película" se lo agradeceré, aunque casi que mejor que quede en el olvido.

Situaciones cogidas con pinzas, humor (¿he dicho humor?) pobre, doblaje infame, y un final que viene a ser que no sabían como terminar el film y lo cortan, sin más.

Ah, cuando han comenzado a salir los créditos nos hemos levantado y me he fijado que el resto del (poco) público que había seguían pegados a sus butacas, no se si porque estaban lobotomizados o porque seguían esperando algo interesante.

Las comedias familiares han tocado ya todos los palos: conflictos generacionales, internos, fraternales, filiales, paternales y raciales. Así que intentar ser original en este campo es muy difícil y es por ello que en este film la mayor originalidad consiste en que la pareja de enamorados consta de una muchacha hispana y de un muchacho afroamericano. Esta es la principal novedad y en verdad lo único que tiene la película, porque es grotesca. Se la encasilla dentro de las comedias románticas pero es que de "comedia" no tiene nada, absolutamente nada, está vacía. Para el guionista lo más gracioso es que los padres de los dos pipiolos se piquen por ver quién tarda más en sentarse. Si el chiste es malo la primera vez, el montón de veces que se repite no lo hace mejor. Y de "romántica" pues tampoco, porque lo único que pasa es que una pareja quiere casarse, ni tratamiento de personajes, ni historia de amor ni gaitas. Por otra parte, está llena de topicazos sobre los hispanos y sobre los negros, lo que la hace aún más insufrible.
Esta sensación de hartazgo no se ve disminuida por el trabajo de los actores, al contrario: Ferreira y Diggs componen unos personajes planos sin ningún interés; Regina King está desaprovechada; Forest Whitaker está desorientado ante tanta memez como preguntándose "¿Dónde me he metido yo? ¿Pero esto qué es?" (creo que es necesario que despida ya a su agente), pero el que se lleva la palma es Carlos Mencía que es sencillamente insoportable.