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Cuatro esposas (1939)

Cuatro esposas
110 min.
5.6
22
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Sinopsis
Manteniendo a la familia unida como la dejó en "Cuatro Hijas" (1938), de la que es secuela, ahora Adam Lemp (Claude Rains), tiene que vérselas con una hija viuda, Ann (Priscilla Lane), con otra soltera, Kay (Rosemary Lane) que ansía matrimonio, y con dos hijas casadas que tienen planes de aumentar la prole. Con ellas, la tía Etta (Flora Robson), sus yernos... y sus vecinas, ¡su hogar en Briarwood, va a estar bastante activo! (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Four Wives
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Fannie Hurst
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7
La familia debe mantenerse unida para siempre
Fue una mujer de avanzada. Defendió los derechos de las mujeres en una época de grandes negaciones para ellas y promovió, como pocas, su derecho a pensar y a tomar decisiones. Las animó a salir de la mediocridad y a dejarse seducir por el arte y la grandeza de espíritu. Combatió cualquier clase de racismo y discriminación… y reivindicó la unidad familiar como una de las formas seguras para ser feliz. Se llamaba, Fannie Hurst (1885-1968) y, desde la segunda década del siglo XX, fue una de las escritoras mejor pagadas de los Estados Unidos de Norteamérica. Se la recordará siempre por, “Back Street” (1931), novela llevada tres veces al cine hasta la fecha; por, “Imitation of life” (1933), también adaptada para la pantalla grande en dos ocasiones; y entre otros títulos, por “Four Daughters”, una obra teatral que, Frank Vreeland, adaptó de su corta historia, “Sister act”, y que, Michael Curtiz convirtió, en 1938, en una de las más cálidas y románticas películas que alguna vez hayamos visto.

Tras el éxito de, “Four Daughters”, la Warner Bros. quedó encantada con el equipo que trabajó en ella, y tras hacer una película, “Daughters courageous”, que partía de otra obra teatral, se decidió retomar la idea básica de “Sister Act” y, encargado nuevamente el guion a los gemelos, Julius J. y Philip G. Epstein (con colaboración de, Maurice Hanline), éste fue puesto en manos de Michael Curtiz, y así surgió, <<CUATRO ESPOSAS>>, película que, en primer lugar, está llena de nostalgia para los personajes protagónicos, ya que se parte de la condición de viuda joven de Ann Lemp; y para los que admiramos a, John Garfield, por la fuerza y vitalidad de sus interpretaciones, pues, por compromisos previamente adquiridos, debió negarse a aparecer en esta secuela. Para justificar y hacer posible su presencia en algunas escenas, se debió contar con tomas previas que se acomodaron como remembranzas o imaginaciones de la bella Ann… pero, una vez más, la base central de la historia es esa unidad familiar donde, la solidaridad, el afecto sincero y la integración constante, dan plenitud a la existencia.

También tiene lugar otro tema que interesó bastante a la escritora, Fannie Hurst, como es el de la adopción de niños, problemática que, consideraba, merece la mayor atención de parte de los gobiernos, puesto que, sin afecto y sin hogar, es imposible que una criatura se desarrolle normalmente. El tema, será motivo para unos agradables toques de comedia y las hermanas Lemp, que ya están casadas, están dispuestas a que la familia se multiplique por engendramiento o por adopción.

Fotografía, ambientación, edición y demás elementos técnicos, otra vez sumamente cuidados; la banda sonora de, Max Steiner, se da el lujo de incluir el debut de su hermosa, Symphonie Moderne (concierto para piano y orquesta), que aquí se usa para reivindicar el nombre de, Mickey Borden (John Garfield); y en cuanto a las actuaciones, son de nuevo los veteranos, Claude Rains (Adam) y Flora Robson (Tía Etta), los que dominan la escena… ¡sin olvidar a Vera Lewis, inolvidable como la señora Ridgefield; y a Dick Foran, el siempre sorprendido Ernest!

Cuando uno se acuerda de, “Four Daughters”, siente ahora que, a la secuela, <<CUATRO ESPOSAS>>, le falta cierta enjundia en sus elementos dramáticos, pero, en todo caso, se queda con ese sabor a cine familiar tan gratamente placentero… y ya no se olvida que, en Briarwood, vive una familia que, si la tomamos en cuenta, nos puede enseñar a vivir.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
“Todo va bien. Se balancean en la verja”
Continuación de “Cuatro hijas” (1938), consecuencia lógica, habida cuenta de su enorme éxito de esta entrañable producción- de hecho, hubo también una tercera parte, algo oportunista, que Curtiz se negó a dirigir-. La película empieza del mismo modo que la primera, un travelling que se acerca a la casa de Adam Lemp, para contarnos las nuevas vicisitudes de este músico gruñón pero de buen carácter y sus cuatro hijas, mientras tocan juntos música.

Curtiz repite en la dirección y el tono, ahora algo más dramático que en la primera película, al mezclar comedia y drama con ritmo exacto y su habitual maestría narrativa. Contó, para ello con el formidable equipo técnico y artístico de la primera – Julius Epstein en el guión, Max Steiner en la música y Sol Polito y James Wong Howe en el apartado fotográfico-.

Embarazos, disputas, recuerdos morbosos y dificultades que superan juntos se dan cita en la segunda parte de este delicioso díptico, donde los números musicales son, tal vez, algo monótonos, pero sirven para resumir los sentimientos de los personajes y su progresión dramática. La película culmina con una gran escena de concierto, muy bien rodada, que sirve de catarsis personal para todos los personajes y de cierre reconciliador de la película, con el repetido leitmotiv apaciguador de la verja.

La labor de actores es de nuevo excelente, desde el bonachón y cascarrabias Claude Rains, al encantador Jeffrey Lynn o las deliciosas hermanas Lane–Priscilla, Rosemary y Lola-. Priscila domina por completo con su angelical belleza y su gran trabajo la película, en lo que lamentablemente sería una corta carrera.

Emotiva y entrañable, canto de alabanza al amor y a la familia, tan necesario para un público necesitado de mensajes positivos, cansado de desgracias y premoniciones aciagas de guerra, se deja ver hoy con enorme deleite inocente e inconfesable placer naif. Gran película.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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