Ésta rubia vale un millón (1960)

Interesante musical del prestigioso Vincent Minelli beneficiado por la maravillosa interpretación de una inspirada Judy Holliday capaz de dar luz a un conjunto que en principio no resulta demasiado prometedor.
Sin ser de los mejores musicales de Minelli se ve lastrado por una reivindicación de la sencillez y la normalidad que suena bastante tópico. Su ataque a la superficialidad acaba volviéndose en contra, ya que es en los momentos más sofisticados cuando la cinta adquiere mayor relieve, con lo que dicha parodia resulta algo resbaladiza y quizás no demasiado honesta.
Con todo su extraordinaria partitura musical, un buen ritmo narrativo, algunos números musicales y el talento de Minelli para sublimar la típica comedia de teléfonos blancos tan de moda en la época salvan del desastre e incluso elevan notablemente el conjunto de un musical que sin ser memorable se ve con agrado, simpatía y sobre todo con mucha nostalgia. Recomendable para amantes del musical demagógico y para descubridores de talentos no demasiado publicitados en estos tiempos (por Mrs Holliday, por supuesto, que si por Dean Martin fuera...)

Película de argumento ingenuo y algo almibarado que resulta muy agradable por sus formas delicadas y elegante envoltorio.
Sus hechuras cinematográficas son excelentes gracias a su depurada técnica narrativa. Incorpora una estupenda ambientación y un intercalado de piezas musicales de notable lozanía.
Se trata de una comedia sencilla que ofrece un humor sin complicaciones -pero no exento de ingenio- y también detalles de calado humano.
Es meritoria la interpretación de D. Martin y sobresaliente la de J. Holliday, cuyo papel, además, es encantador.
También hay que destacar la labor de dirección de V. Minnelli.