Rescate suicida (1980)

Una de las películas más curiosas (tal vez no), o igual de las más escondidas, de Roger Moore, que sin llegar a ser conocida sobresale del bagaje más bien discreto de su filmografía, descontando por supuesto las de las series de James Bond que por aquellos tiempos rodó unas cuantas.
Como no se podía esperar otra cosa interpreta a un aristócrata solitario, flemático, que le molesta el humo del tabaco, se distrae con labores de aguja e hilo, es experto en armas y siempre dispuesto a la aventura con tal de acabar con los villanos.
Para variar un poco su estereotipo de héroe esta vez actúa con barba y sin mujeres fatales que le ronden. Bueno, tan solo hay una jovencita (Lea Brodie) que es un soplo de aire fresco, que la confunde con un muchacho.
Bien acompañado por James Mason, Anthony Perkins y David Hedison (de la serie de tv Viaje al fondo del mar), es una película muy entretenida.

De toda la última producción fílmica de Andrew V. McLaglen la mejor película es sin lugar a dudas “Rescate en el Mar del Norte” que al menos es tremendamente entretenida y es recomendable para pasarlo muy bien sin mayores pretensiones.

La película es de aventuras con elementos de thriller sobre secuestros que tanto proliferaron a finales de los años setenta y que esta sin embargo tiene por lo menos originalidad en el planteamiento de la historia y sobre todo el marco geográfico donde transcurre ya que es en el mar y en una plataforma petrolífera.

A todo ello ayudan unos buenos actores, desde el protagonista Roger Moore que aunque parodia a sus personajes de James Bond, incluso los mejora en muchos momentos. Un James Mason que en esta ocasión está más flojo y desinteresado en su papel de Almirante, y sobre todo el mejor de ellos que es un Anthony Perkins que está especialmente bien como líder de los secuestradores que hace uno de sus mejores interpretaciones de toda su última etapa.

Además es muy interesante comprobar como ya por entonces en los argumentos de las películas británicas y norteamericanas, ya se van incorporando las empresas privadas para resolver problemas de Seguridad y Defensa que afectan al país como en este caso un secuestro, cosa que treinta años después vemos como proliferan empresas de mercenarios y soldados de fortuna como “Blackwater”, que llevan una parte importante del peso de las operaciones bélicas y de protección de cargos políticos en Irak y donde gatillo en mano ejercen su fuerza sin ser ejércitos regulares con los problemas jurídicos de tipo internacional que ello conlleva.

Nota: 6,4