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Sky On Fire (2016)

Tráiler
Sinopsis
Un guardia de seguridad de una gran empresa farmacéutica se ve envuelto en una batalla de poder sobre unas celulas madre que curan el cáncer, e impedir que se haga mal uso de ellas. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Acción Medicina
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Hong Kong Hong Kong
Título original:
Chongtian huo
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
3
El coloso en llamas y escombros
Leyenda viva del cine, Ringo Lam resiste aún en 2.015, vuelve al ojo público, a las entrevistas y las producciones, cuando ya parecía que todos se habían olvidado de él.
No podía haber estado más equivocado. Los fans esperábamos su regreso. Aquí lo tenemos en todo su esplendor.

Incluso él se sintió abrumado cuando, tras nada menos que ocho años fuera de circulación, fuera convocado al Festival de cine de Hong Kong en New York para obtener un premio a su carrera. La razón de esto fue "Wild City", la cual le hizo lidiar con algo que detestaba: la industria del cine actual y los modos de operación de las productoras en su país; pese a todo, incluido verse obligado a abusar de las técnicas de efectos digitales, aquel esfuerzo queda como un entretenimiento más que digno en el "thriller" criminal, ese que tan bien ha sabido facturar desde hacía tres décadas.
Se siente con fuerzas, según afirma, pero la muerte de su madre le golpea de lleno. Movido por este cúmulo de sentimientos, más la promesa de conceder al actor Daniel Wu un papel protagonista en condiciones (lo intentó en la obra anterior pero se lo acabó llevando Louis Koo), concibe una nueva entrada para su mítica saga "On Fire", abandonada años atrás. Es curioso como empieza "Sky on Fire", presionando nuestros sentidos un incidente en "flashback", donde en efecto el fuego se guarda un papel importante; fuego en un laboratorio, que presagia muchas cosas. Pero todo esto pasará rápido.

Entonces nos vamos a pie de calle, entre gente corriente, y la tragedia llega de repente, en este caso a la pobre Zhen. Esto ya sí se siente un trabajo de Lam, y su impotencia por la pérdida familiar se refleja en el iracundo Joseph Chang, quien no puede hacer nada por el aparentemente incurable cáncer de su hermanastra; tal y como nos lo presentan, y teniendo como destino una importante clínica de tratamiento de enfermedades terminales, podemos suponer de este Jia que va a protagonizar un "thriller" dramático de denuncia social en el universo de la medicina, al estilo de "John Q."...
Nada más lejos de la verdad. Exigencia de productores, Lam debe garantizar espectáculo, y sin comerlo ni beberlo atrapa a esos humildes personajes en una especie de complot entre grupos donde no faltan los disparos, las persecuciones, las explosiones y las luchas cuerpo a cuerpo; coreografías imposibles se suceden sin cesar y rellenas de unas ingentes cantidades de CGI de calidad pésima. ¿En qué demonios se ha convertido esto? Al parecer, donde han llegado Jia y Zhen es a SkyOne, una empresa ultratecnológica que se erige sobre la ciudad y por encima de las nubes, como un monumento divino, indestructible.

La intriga se arma entre la guardia de seguridad del lugar, que para sí la quisiera la más avanzada organización secreta norteamericana (y que por sus brutales procederes se asemeja más bien a una organización mafiosa de alto standing), y un grupo de renegados (o lo que sean), liderado por el joven Ziwan, quien tiene cuentas pendientes con el actual jefe, Tang. El director cae en el farragoso error de meternos a empujones en todo este embrollo donde cada personaje llega con su propio punto de vista, sus propios pecados y su propio pasado, siendo el elemento codiciado, el "macguffin", unas células que regeneran los tejidos y curan el cáncer.
Pero los fines de la compañía se escoran al puro beneficio. Como de costumbre Lam lanza una crítica ácida al sistema, las grandes corporaciones y los tipejos que las gobiernan, quienes se creen con el poder de dominar el Mundo; la falta de moral y la corrupción campan a sus anchas, incluso el nivel de crueldad e insensibilidad por la destrucción y el asesinato se pasa de nauseabundo. El gran problema es que, al ser la premisa una estupidez (los dos hermanos metidos sin ton ni son en este "thriller" corporativo), el desarrollo no hay quien se lo crea, ya que todos los personajes quieren su porción de tiempo en pantalla, todos desean acaparar la atención.

Ziwan, hijo del creador de las células milagrosas, misteriosamente asesinado durante el incendio (el que vimos al principio); Tianbao, policía cuya mujer falleció por la negligencia médica del equipo de SkyOne; Yu, doctora que ve su causa noble destruida por la codicia de su marido, Tang (uno de los villanos más repulsivos de todos los tiempos). Todos desplazan a los pobres Zhen y Jia, a pesar de que dieron pie al argumento; la incoherencia se apropia del devenir de los hechos y esos matones sin cerebro que no cesan su persecución a los protagonistas redondea la cosa...
Pero a veces tienen la oportunidad de tomarse un descanso y servirnos sus dramáticas subtramas con la mayor de las frialdades, con una desafección que hay que ver para creer. Y en lugar de centrarse en la intriga de Ziwan, Lam se desmelena, eleva el nivel de acción superando en disparate a su colega Woo, pero sin cámaras lentas; aquí y allá habrá persecuciones, tiroteos, peleas y cadáveres en abundancia, necesario para llenar los tremendos agujeros del guión. Y por si no fuera suficiente, y para hacer honor al título del film, el director va más allá de lo inverosímil regalándonos un clímax donde los protagonistas deciden vengarse de Tang y su imperio del Mal.

Todo un homenaje a "Jungla de Cristal" y a "Hard Boiled" (aquél también tenía lugar en un hospital) con su punto de catástrofes más cerca de "El Coloso en Llamas". En este caso el cineasta lo deja en llamas, extiende la locura y la violencia y lo fulmina hasta que sólo quedan escombros. El espectáculo del despropósito de la acción en su más genuina concepción, el summum del paroxismo del cine hongkonés.
Por desgracia aquél muere poco después mientras duerme por causas no muy claras; una lástima que una carrera tan digna aunque con altibajos tuviera tan terrible final. Pero su legado permanece intacto y manteniendo su importancia capital en el cine de acción y suspense moderno, eso nadie se lo quitará a Ling-Tung Lam, fallecido a los 63 años.
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