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El embajador del miedo (1962)

El embajador del miedo
121 min.
7.1
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Suscripción
Introducción EL MENSAJERO DEL MIEDO - Filmoteca Sant Joan
Sinopsis
Cuando el Mayor Bennett Marco (Frank Sinatra) tiene que opinar sobre el Sargento Raymond Shaw (Lawrence Harvey), no duda en afirmar que es un auténtico héroe. Pero, en realidad, Shaw le parece un personaje muy turbio: una enloquecedora pesadilla le hace sospechar que el sargento oculta algo inconfesable. Audaz thriller político sobre el lavado de cerebro de los prisioneros americanos en la guerra de Corea. El fin del rodaje coincidió con el asesinato de Kennedy, por lo que se estrenó algunos años más tarde. En el año 2004 Jonathan Demme dirigió un remake protagonizado por Denzel Washington y Meryl Streep. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Thriller psicológico Guerra de Corea Guerra Fría Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Manchurian Candidate
Duración
121 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1962: 2 nominaciones al Oscar: Mejor actriz de reparto (Lansbury), montaje
1962: Globos de Oro: Mejor actriz de reparto (Lansbury). Nom. mejor director
1962: Premios BAFTA: Nominada a Mejor película
1962: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
1962: National Board of Review: Mejor actriz secundaria (Lansbury)
7
Magnetismo animal.
Es interesante observar el aparato cinematográfico de Frankenheimer, detenerse en los hallazgos técnicos que pueblan su discurso narrativo. Su técnica de formación televisiva en directo y la dirección de actores fruto de su bien temprana afición teatral ofrecen elementos más que sugestivos a la hora de afrontar el visionado de la peli con un ojo en la trama de denuncia nerviosa, y otro ojo en el montaje y la puesta en escena.

Los recursos como el picado, el plano detalle, la fotografía con contraste, la toma oblicua y la profundidad de campo, etc., son evidentes. También una rica escenografía de espacios cerrados (reminiscencias del periplo televisivo que recuerdan a la gestión del espacio de cineastas como Lumet en <<12 hombres sin piedad>> con sus tropecientas cámaras inquietas).

Todo ello revela una preocupación por la fisicidad magnética del plano y su realismo sudoroso, pese al delirio que supone en sí misma la trama. En este sentido, es inmediato trazar paralelismos con cineastas coetáneos como el propio Lumet o la incontinencia “técnica” de Stanley Kramer, así como reconocerle a Frankenheimer su carácter de avanzadilla de ese cine de best-seller pseudo-político que tanto éxito tendría en los 70 con cineastas como Pollack, Pakula, el reciclado Schlesinger…

La peli podrá ser tildada de trasnochada por su obvia crítica hacia las cazas de brujas y las trapisondas de la trastienda conservadora de la política norteamericana más evidente (Frankenheimer era liberal, amigo de Roberto Kennedy, hebreo de padre pero con formación católica… En fin, un arquetipo cosmopolita, casi, abocado irremisiblemente al compromiso socio-político de barras y estrellas más sesentero. O director de estas características o periodista-ensayista de derechos civiles, no hay más que ver una foto suya de cuando iniciaba andanzas hollywoodienses). Pero más allá de estas consideraciones algo caducas, el ritmo de la peli se mantiene frenético en su desarrollo, y creo conserva a día de hoy unos cimientos de enorme solidez narrativa e introspección psicológica.

Y, como digo, la cuestión técnica –como la secuencia de la sugestión hipnótica del inicio- que más allá de su elaborada ejecución ofrece interesantes puntos de análisis a la hora de la comparativa con el medio televisivo –cantera de la época- el cine clásico y sus últimos coletazos, y la influencia que estas pelis y estos directores -Arthur Penn también, y tantos otros- tuvieron en la “madurez” que, dicen por ahí, adquirió el cine en la década posterior al rodaje de esta peli.
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44 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El extraño thriller o el eslabón perdido
Por mucho que se pretenda “El mensajero del miedo” no se encuentra entre las mejores películas de Frankenheimer; es verdad que está realizada en su década de oro que fueron los años sesenta, y eso le proporciona cierto estado de gracia en el ritmo y en muchos planos de una gran calidad pero no es suficiente para estar a la altura de “El tren” por ejemplo.

La historia es cuando menos inverosímil y excesivamente paranoica, aunque lo que más me molesta es que el guión es tramposo con el espectador.

En cuanto a lo primero, no hace falta que explique que los asuntos del control de la mente son mucho más complejos y con menos resultados que los que aparecen en la película. El querer estirar siempre tanto las posibilidades hasta el extremo, convierten en demasiadas ocasiones al cine y sobre todo a los thriller en productos carentes de naturalidad y sin fundamento realista a quien conozca medianamente el tema en cuestión.

Pero esto es arte, y no debe imitar directamente a la realidad por sistema por eso lo puedo pasar por alto. Menos permisivo puedo ser con el asunto de la paranoia. Es verdad que es una película que en cierta forma aprueba y considera necesaria la caza de brujas de los años cincuenta, lo cuál demuestra que cine y política siempre han ido de la mano, en Estados Unidos y en la Conchinchina.
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37 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
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