Jonathan (2018)

La película tiene una idea quizás no tan original, pero que no deja de ser interesante, lo malo, entre varias cosas, es la falta de emociones de los personajes secundarios, pues parece que es algo de lo más normal y entendible para ellos lo que le sucede a Jonathan (reacción de la novia, y el taxista al final). Igual no se explica el porqué, ni el cómo, Jonathan es así. Y el final es tan abierto o ambiguo, como el principio de la película.
El film avanza poco a poco y aumenta en su interés, a la mitad llega un punto de inflexión cuando te das cuenta de la idea principal, pero luego ahí se queda y a nada lleva, no al menos a una resolución decente.
Parecía un thriller, luego un drama sicológico y a la final no es ni tanto para espanto, ni nada para encanto...

Pensé que la intriga que plantea, aún no siendo muy original, pudiese provocar un interés que al poco tiempo fue desapareciendo.

No es tanto la historia, sino la actitud de su protagonista, encerrado en una total ausencia de gestos, con su cara inexpresiva incluso llegando en algunas escenas a resultar absurda. La interiorización de los personajes no se consigue alejándose de ellos, o al menos no de manera continua. Un actor debe mostrar emociones, siempre gestionadas desde la construcción de su personaje.

La historia no evoluciona, aunque así lo parezca en su tramo medio. Falta concreción, y una gran parte de su poco atinada resolución se la debe a Ansel Elgort, el actor que la interpreta.