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Une simple histoire (1959)

Une simple histoire
68 min.
7.4
207
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Sinopsis
Primer largometraje de Marcel Hanoun. Rodado en 16 mm y con un presupuesto muy reducido, narra la simple historia de una madre acompañada por su hija luchando por encontrar trabajo y comida en París. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Une simple histoire
Duración
68 min.
Guion
Música
Fotografía
7
El cine y los espacios
Noël Burch, en su ‘Praxis del cine’, considera que ‘Une simple histoire’ es una de las escasas obras maestras absolutas que ha dado la cinematografía. Como buen estructuralista, le fascinan el mecanismo de relojería que gobierna todo el film y las relaciones dialécticas entre sus distintos elementos. Como seguidor ferviente de Robert Bresson, le cautivan la austeridad y el rigor de la propuesta de Marcel Hanoun.

Más allá de sus limitaciones (hay algo en la falta de medios con que está rodada que me impide disfrutarla plenamente) y defectos (la secuencia del sueño no funciona) y más allá de su obvio parentesco con el cine de Bresson, quisiera detenerme en lo que hace de esta cinta una película especial.

El planteamiento de la historia es, en efecto, simple: una mujer, tras pasar la noche al raso con su hija, es acogida en una casa. Una vez instalada, rememora su odisea, pequeña y triste. Ese flashback ocupa el resto del metraje.

Madre e hija buscan un rincón estable para ellas –un hogar– y sólo encuentran una sucesión de cuartos grises, vagamente intercambiables. Es admirable cómo Hanoun nos cuenta, por medio de la planificación, que no hay sitio para ellas. Observando atentamente, advertimos que la mayoría de los cortes nos llevan de un espacio a otro, sin permitir que nuestra mente construya un todo unitario y habitable. El director evita conceder a sus protagonistas el asilo de un espacio permanente. La ciudad se convierte así, de puertas afuera, en un conjunto de lugares de paso ásperos y hostiles. De puertas adentro, los planos cortos comprimen a la madre y a la niña en las habitaciones; sentimos, de algún modo, cómo el aplanamiento de la imagen las aplasta.

Las vallas, muros y enrejados encierran a los personajes en la calle, impidiéndoles el acceso a los recintos de lo cotidiano. La madre, la niña y el espectador no logran ubicarse en esa geografía ciudadana. Ningún espacio permanece el tiempo suficiente como para que logremos aprehenderlo. Las frases se repiten y solapan, pronunciadas in y off, subrayando que lo que se cuenta está fijado sin remedio. La sensación de exilio e incomodidad se adueña de la cinta.

Una sencilla idea de guión (el recuento del dinero que le va quedando a la protagonista) le sirve al director para indicarnos cómo el tiempo apremia. El dinero es un reloj de arena inapelable.

Casi al inicio, la madre, refiriéndose a la casa en la que las acogen, dice lo siguiente: “Conocía la casa de memoria.” Retrospectivamente comprendemos que esa frase es esencial: al fin hay un espacio en el que madre e hija pueden residir. Cuando pienso en esa frase, que pasa casi inadvertida, la película se llena de sentido.

La belleza de esta cinta radica en sus espacios, creados por y para el cine. Espacios que hacen de ‘Une simple histoire’ una obra de arte austera y genuina.
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30 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La dificultad de ser simple
Una mujer con una hija, cuyo pasado apenas se explica (salvo que no quiere volver a provincias con su padre por temor a su madrastra) va agotando sus escasos ahorros mientras vaga, buscando alojamiento y trabajo, por un París del que se nos muestra su cara oscura, sin ningún glamour: barrios periféricos, aceras anónimas, cafeterías modestas, patios estrechos desde los que se escucha la música que viene de una ventana, solares cubiertos por maleza, naves industriales, parques polvorientos...

La película se plantea, aparentemente, como un documento social. Narra una historia de desamparo tal como su protagonista real se la contó al director, según indican los títulos de crédito: como podría ocurrirte a ti, a mí, a cualquiera, continúan estos; pero la película que viene a continuación mantiene la distancia, y en ningún momento propicia la identificación del espectador.

Esto es así desde la misma estructura narrativa, que parte del desenlace liberador (la protagonista es rescatada y acogida por una mujer caritativa que la ve durmiendo en un solar cerca de su apartamento) para luego ir hundiéndose en la espiral melancólica de las repeticiones, variadas con pequeñas esperanzas y contratiempos, hasta tocar fondo, fatalmente, en el solar abandonado: y aquí termina la película, que no es tan simple como su título pretende sugerir.

En el estilo de Robert Bresson, los actores (desconocidos) no tratan de expresar emociones impostadas, mientras la voz en off de la protagonista va contando su historia sin inflexiones, en un tono monocorde como el gris que domina la fotografía: en algún momento, se superpone la narración de los diálogos (“me dijo: ...”) con el propio diálogo, que se escucha de fondo.

En otro momento, la protagonista va a una fábrica de las afueras a interesarse por un puesto de trabajo: la vemos franquear la verja que separa el recinto de la calle, volver a salir y perderse por la derecha del encuadre, que queda vacío (mientras la voz en off relata que le pidieron que volviera al día siguiente); sin corte de plano, la volvemos a ver saliendo por la misma verja y volver a perderse por la derecha del encuadre mientras su voz relata que volvió al día siguiente y le dijeron que había sido un error, y que el puesto ya estaba ocupado. Esta imagen, literalmente mágica y en absoluto simple, resume perfectamente la extraña melancolía que, más allá de su valor como documento moral o social, constituye la esencia de la película.

El refinamiento y precisión con que se muestran los detalles, y la ausencia de énfasis y sentimentalismo en el relato, conducen a momentos de sutil emoción y sensación de verdad, dentro de la modestia y desnudez del conjunto: una joya oculta, acaso por ser tan transparente, que deja un reflejo gris en la memoria.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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