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El último de los mohicanos (1992)

El último de los mohicanos
112 min.
7.3
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Sinopsis
Año 1757, hace tres años que franceses e ingleses luchan en tierras norteamericanas. Mientras que los franceses cuentan con el apoyo de los nativos, los ingleses reclutan a los colonos blancos. Hawkeye -Ojo de halcón- (Daniel Day-Lewis) es un hombre blanco que fue adoptado por los indios mohicanos. Tras salvar de una emboscada de los hurones a Cora Munro (Madeleine Stowe) y a su hermana pequeña Alice (Jodhi May), hijas de un oficial británico, las acompaña hasta el fuerte inglés William Henry, que está sufriendo el asedio de los franceses y los hurones. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Acción Romance América colonial Siglo XVIII Cine épico Naturaleza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Last of the Mohicans
Duración
112 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de James Fenimore Cooper
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Premios
1992: Oscar: Mejor sonido
1992: Nominada al Globo de Oro: Mejor banda sonora original
1992: 2 BAFTA: Mejor maquillaje y fotografía. 7 nominaciones incluyendo mejor actor
1992: Asociación de Críticos de Chicago: Nom. a mejor actor revelación (Studi)
1992: Círculo de Críticos de Londres: Actor británico el año (Day-Lewis)
10
El último cinéfilo romántico
En el lapso de tiempo que hay entre "La fortaleza maldita", "Hunter" y "El último mohicano" es evidente que, o bien Michael Mann se apunto al curso CCC para aprender a hacer cine o bien fue abducido por alienígenas que le enseñaron los secretos de la cinematografía avanzada de calidad, porque de otra manera no se entiende este salto de calidad que va de la caspa más absoluta a la maestria en la dirección.

Dicho esto decir que esta película es todo un manual de como se debe hacer una epopeya de aventuras clásica. Tiene acción sin caer en el fantasmeo, hay romanticismo sin caer en la cursileria, aporta valores sin pasarse de panfletario y como una banda sonora puede enmarcar perfectamente la acción, ajustando los temas en todo momento, sin necesidad de remarcar lo que pasa subiendo el volumen. En definitiva es el ejemplo perfecto de como elevar una producción modesta a los altares de la excelencia.

Y como una imagen vale más que mil palabras hay que prestar atención a los últimos 20 minutos del film, donde sin palabras se nos presenta un desenlace demoledor por su crudo romanticismo y por su poética violencia. Sólo hay que ver las miradas de los protagonistas para sentir todo su dolor, todo su amor, toda su valentía.

Este film muestra cual sería el estilo posterior de Michael Mann, voluntariamente paisajístico, de silencios y miradas y de una voluntad claramente preciosista sin caer en el ornamentismo facilón.
Así, "El último mohicano", es una gozada para aquellos que vivan su romanticismo en silencio y sobre todo, para aquellos a quienes el cine les siga pareciendo la más grande aventura digna de vivirse.

Lo mejor: Su silencioso y devastador final
Lo peor: La inemerecida poca repercusión que tuvo.
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223 de 253 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Aventuras en el Este...
El último mohicano pertenece a ese reducido número de películas modernas que mantienen un sabor añejo reconocible en cada una de sus partes. Aventuras que muestran escenarios reales; un vestuario detallista en extremo; aparte, claro está, de una historia entretenida y fiable, logrando de esta manera tan simple una ambientación creíble, sazonada con unos personajes tan fidedignos como entrañables (extras incluídos). Si además le añadimos a la obra una de las mejores bandas sonoras de los noventa, un sonido de Oscar y unos concisos pero explicativos diálogos... pues nos queda un peliculón de quitarse el sombrero.

No me negaréis que tiene mucho más mérito realizar esta empresa que otras del tipo Alejandro Magno, Troya o El reino de los cielos, por señalar tres de los ejemplos más hirientes que han abierto el nuevo siglo.
Una de sus virtudes es que El último mohicano no es quien aparenta serlo. Otra, el haber contratado a Madeleine Stowe en la cima de su belleza.
Destaco la hermosa secuencia final del desfiladero. Enterita. De principio a fin. Sé que es una estupidez, pero no pongo mi mano en el fuego porque Michael Mann no se inspirara para rodarla en la bellísima última escena de El padrino III. Son cosas mías.
Recuerdo que en el cine me impresionó el encargado de otorgar matarile al estupendo indio malote, hurón para más señas y enorme en su papel de enemigo público number one.
La brecha que tres años antes abriera en el cine Kevin Costner en su presentación humanista de los indios en Bailando con Lobos, la continúa notablemente aquí el amigo Mann: iroqueses, hurones, otawas, mohicanos, tomahawks... tribus olvidadas salvo en los libros de historia, al habernos acostumbrado la cabeza desde críos con cheyennes, apaches, pies negros y por supuesto, nuestros queridos sioux. Un peliculón con reminiscencias pre-Spielberg.

PD. No puedo irme sin comentar una maldad que a la vez es una pregunta: ¿Alguno piensa como yo que el cutre Pierce Brosnam en la cutre El buho gris, intenta aproximarse a la impecable actuación de Daniel Day-Lewis en esta película, con pésimo resultado? Pregunto. Un saludo.
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