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La fiesta sigue (1948)

Sinopsis
Los protagonistas son tres aspirantes a toreros. Dos de ellos se dan a conocer en corridas bufas: el tercero, en cambio, decide tirarse al ruedo como espontáneo en busca de fortuna. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Toros
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La fiesta sigue
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
La vida sigue igual: toreros, tonadilleras, marquesas y antitaurinos.
Si dividimos la cinta en los tres tercios de la corrida de toros, los dos primeros, el de varas y el de banderillas, resultan sobresalientes. De lo mejor que hemos visto en el cine taurino. El tercero, el de muerte, el que trata de los enredos románticos, decepcionante, para devolver el toro al corral. Balance final, una digna oreja con vuelta al ruedo.
Bastaba y sobraba con seguir el rastro de los tres maletillas del comienzo, Rafael (Albaicín), Joaquín (Leblanc) y Pacorro (Casal).
Magníficas escenas de las fiestas de los pueblos con sus ferias, procesiones, pregoneros con trompetilla, improvisados cosos taurinos en la plaza mayor, encierros por las calles, vaquillas populares y su remedo de corrida de toros con los maletas, previa autorización del alcalde, "Con la venia de usía", a cambio de pasar la capa al final para cobrar la voluntad del público.
Los arriesgados viajes en trenes de ganado para no pagar billete. O subidos arriba en el techo con los riesgos consiguientes por los túneles. Impresionante la escena de la capa colgada de lo alto del vagón.
¿Las charlotadas? Esa tauromaquia bufa a la que se agarran los aspirantes a figura para matar el hambre. Bufa pero tremendamente digna. Y arriesgada, que "Los toros no entienden de charlotadas".
Pero lo más impresionante es el análisis que se hace de los espectadores. Ya el carrero que traslada a los jóvenes al comienzo alardea de los toros de su pueblo, que "El año pasado mataron a tres maletas y a dos del lugar". Son las tomas de las gradas con espectadores enardecidos, sedientos de sangre, o el comentario despectivo del doctor en la enfermería ante el trompazo del muchacho. ¡"Maleta, birria, payaso ...!" grita alguno fuera de sí desde lo alto.
Pero ahí está la afición de Rafael, o la ambición. Joaquín sin embargo "Se crece ante los contratos pero se achanta ante los toro", por eso se limitará al final a limpiar zapatos o a vender tabaco.
La cosa se estropea cuando empieza el juego amoroso alrededor del torero triunfante con marquesas y tonadilleras. Un avance de lo que luego traerán a las revistas del corazón notables apellidos del mundo del toro, del flamenco y de la alta nobleza.
Nada nuevo bajo el sol. Como tampoco lo es cierta Liga internacional antitaurina en la que militan nada menos que los "franceses" Isbert, Romea y Bardem. ¡Oh, la, la ...!
Un sólido drama taurino estropeado por una historieta romántica bastante boba. Toques cómicos correctos, Leblanc se muestra contenido. Bien las escenas flamencas.
Una buena película que pudo ser mucho muy buena de haber dejado a un lado la parte sentimental y haber ahondado más en lo que mueve y ha movido a tantas personas a jugarse la vida ante las astas de un toro.
Muy recomendable a salvo de lo dicho.
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