Hard Country (1981)

Con un ambiente muy parecido a Cowboy de Ciudad (1980) que no sé si se inspirará en ella, o viene a rebufo, y si no ya digo que lo parece, esta película mantiene el mismo tono para reflejar las costumbres y las pocas oportunidades existentes en la juventud tejana obrera y siempre referido a aquellos inciertos años 70. Aunque en absoluto es una cinta triste de agárrate y no te menees, sí posee el fondo que le dan unos personajes desencantados, jóvenes que se divierten pero notan que les falta algo en sus vidas; algo esencial.

Con una ruda sensibilidad entramos en el drama de la mujer que ve que su juventud se escapa como agua en cesto de mimbre y que sus ilusiones se pierden y empiezan a ser objetivos muy difíciles de conseguir.

Hablan en un momento dado que lo único que tienen esos muchachos es a su mujer, razón por la que se aferran a ellas como a una tabla de salvación y, por eso, a las chicas les es tan difícil abandonar esa tierra y esa vida tan absorbente cuya única distracción estriba en ir el día de descanso a la sala de fiestas, a bailar y a beber, asistiendo a las gansadas clásicas de los tíos, un "siempre lo mismo". Jodie Palmer no quiere renunciar al amor, pero tampoco a sus sueños, a sus oportunidades.

Encontramos en esta película una ambientación extraordinaria, el tono adecuado y la gran sensibilidad que Kim Basinger pone especialmente. Cabe señalar lo logradas que están las típicas conversaciones entre colegas, y te ríes incluso con las bromas que se gastan, reconociendo en ellas ese espíritu y esas ganas de diversión que se vive en la juventud hasta que la vida lo pone fin de cuajo.

La película tiene secuencias logradísimas, al son de un Country de los 70, con música en directo de Michael Martin Murphey y Tanya Tucker (Texas, When I Die).

Haciendo zaping, una tarde tonta de sábado, recalé en una televisión local, que normalmente bate records de velocidad en cambio de canal en mi televisor. Sin embargo algo me atrajo esta vez y me quedé. Mejor dicho alguien, era Kim, un poco rara eso si, con unas coletas estilo indio, pero era ella, serían los ochenta, por las pintas de la gente, por el novio que me sonaba de alguna serie de T.V. de mi infancia, por los coches.... El caso es que decidí quedarme a verla, pensé "no me pierdo esta frikada que tuvo que hacer la pobre, antes de ejercer como una de las mejores chicas bond de la historia, y de convertirse en estrella con nueve semanas y media". Sin embargo tras el primer cambio de escenario, del motel en el que vive con su novio, con una decoración que hoy podríamos llamar básica, a la casa de los padres, en medio de la nada tejana, la película empezó a parecerme interesante. Contaba una historia sobre la persecución de los sueños personales, sobre las decisiones, a veces difíciles de tomar, para conseguirlos. Sobre la necesidad de salir del pueblo para que en tu vida ocurra algo digno de mención. Como dice un personaje secundario "Tejas como lugar de origen esta bien pero.... ", pero eso, que no es suficiente para gente como la protagonista, aunque si parece serlo para el novio, que no aspira a otra cosa que a trabajar en una fabrica y a correrse juergas con sus amigos, los sábados por la noche, en un local, de nuevo en medio de la nada, llamado Stalion. (algunas de esas juergas, y las bromas que se gastan el novio y sus correligionarios, constituyen momentos muy divertidos). La disparidad de proyectos vitales de la pareja sirve el conflicto, que se resuelve un poco apresuradamente y de modo televisivo, pero, en general, la película está bien, además de que Kim Basinger sale prácticamente en todos los planos, lo que es muy de agradecer, unido al hecho de que su hermana menor es interpretada por una joven Daryl Hannah. ( las conversaciones entre las hermanas denotan el nihilismo de la vida que les espera si se quedan allí).
Como mi ignorancia es grande no sabía lo que estaba viendo, así que consulté en Filmaffinity y averigüé que se trataba de esta película de 1981. También vi que no tenía votos ni críticas, y por eso le dedicó estas líneas, porque además de proporcionarme un inesperado rato agradable, increíblemente, me hizo reflexionar sobre mi propia vida de "provincias", a lo mejor tenía la tarde.