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Lo que no se perdona (1960)

Lo que no se perdona
125 min.
7.0
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Los Zachary son una familia de ganaderos texanos con tres hijos varones y una hija menor adoptada desde que era casi una recién nacida. En el presente hace años que el Señor Zachary murió en un ataque de los indios kiowa, y sus hijos, trabajando asociados con la familia Rawlins han conseguido, tras años difíciles, tener un buen ganado. Un día, un anciano misterioso llamado Abe Kelsey comienza a extender el rumor de que la hija de los Zachary es en realidad una india kiowa. (FILMAFFINITY)
Género
Western Drama Racismo Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Unforgiven
Duración
125 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
Me apetece rescatarla del olvido (8.2)
Llevaba ya algunos meses sin escribir una crítica. Hoy domingo tenía que hacer tiempo hasta el comienzo de la enésima final Nadal-Federer, esta vez en el Masters Series de Hamburgo, y me decidí por retomar mi otrora obsesiva faceta de crítico aficionado. Comencé a hacer memoria, intentando recordar alguna de las películas vistas durante todo este tiempo que me motivara lo suficiente. Me vinieron tres o cuatro, las que mejores recuerdos me habían dejado; y de todas ellas me decidí por ésta. Voy a ello.

Según declara el propio Huston en su biografía, ésta era una película que no podía soportar. Volvemos a lo de siempre: el autor suele ser el crítico menos confiable de su propia obra. Porque él tendrá en cuenta los problemas que le supuso, las incómodas presiones que sufrió, las diferencias con el resto de profesionales...; y éstas son cosas que al espectador, salvo que sea uno de esos mitómanos más preocupado por la rumorología y cotilleos que rodean a la película que por esta misma, le deberían importar muy poco. Esta vez los problemas los tuvo con Burt Lancaster, que aquí ejercía también de productor, quien, en opinión de Huston —y en parte estoy de acuerdo—, impidió que se aprovecharan mejor la conflictiva relación entre los hermanos y la figura del indio secundario, entre otros aspectos, y exigió dar más protagonismo a la historia de amor. Otro motivo, más importante aún si cabe, fue el sentimiento de culpa por el grave accidente que tuvo Audrey (más abajo, en la sección de Curiosidades, explico mejor el percance).
Lo que ya no soy capaz de justificar o explicar es la abismal diferencia entre mi opinión y la de aquellos críticos estadounidenses que vapulearon la película el día de su estreno. Dejo la labor en manos de algún otro usuario cuya perspectiva haya encontrado más fallos que la mía, que seguro que lo hay, y también tiene su derecho a expresarse.

Por otra parte, independientemente del guión, reconozco que hay tramos en los que veo al director bastante perdido. Para mi gusto, la presentación, sobre todo en lo que toca a la muchacha interpretada por Hepburn, llega a ser tan cursi como la peor de las navidades en 'La casa de la pradera'. El asedio de los indios se alarga demasiado y no se cierra elegantemente, hay tres o cuatro incoherencias —por ejemplo: los indios caen como moscas; las mujeres, que en ningún momento han sido presentadas como pistoleras, disparan a matar con una sangre fría impropia de un ser humano—, y la música no la encuentro especialmente inspirada.

No obstante, me parece bastante intrigante; a pesar de todo, la historia sobre racismo, secretos, mentiras y pasados ocultos me parece muy buena. Y ofrece además algunos detalles soberbios que pasan por ser de lo mejor del western: las escenas de doma; la persecución del loco en plena tormenta de arena; la batalla psicológica que se desencadena con el piano, que me parece brutal; una Audrey que pasa creíblemente por india kiowa; el juego con las caricias de Lancaster a su hermana; una fotografía más oscura de lo habitual; pero sobre todo la escena del ahorcamiento, que es una maravilla en la que se condensan la locura, el odio y la venganza.

Curiosidades:
• Durante el rodaje, Audrey, que estaba preñada de unos pocos meses, cayó de un caballo encabritado y terminó con cuatro vértebras fracturadas, un esguince de tobillo y desgarros en varios músculos de la espalda. Mel Ferrer, por aquel entonces su marido, presionó para intentar cancelar la producción por completo, pero los productores sólo aceptaron conceder las seis semanas de reposo que los médicos juzgaron para una recuperación suficiente. Durante la convalecencia se rodaron algunas escenas con un doble; tras ella, e incluso a petición propia, se reincorporó para finalizar su trabajo. A causa de los refuerzos ortopédicos que tenía que llevar en la espalda, se rehizo su vestuario. El accidente hizo que su bebé, ya finalizado el rodaje, naciera muerto en lo que supuso el segundo embarazo frustrado de la actriz. Esto la sumió en una grave depresión que hizo temer por su salud mental: llegó a pesar cuarenta kilos, a fumar más de tres paquetes de cigarrillos al día y a destrozarse los dedos de tanto morderse las uñas. Audrey tendría aún otros tres abortos, pero también dos hijos sanos que quizás la salvaron de la locura, pues una de sus obsesiones, ya desde niña, era ser madre de una familia numerosa.
• Antes de comenzar el rodaje, Huston y Lancaster se llevaron a la actriz Lillian Gish (la que hace de matriarca de la familia Zachary) al desierto para enseñarle a disparar, puesto que su papel lo requería. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando descubrieron que la "novata" era capaz de tirar con más precisión y rapidez que ellos, que se consideraban expertos. Resultaba que ella, en sus comienzos en el cine, había coincidido en el reparto de una película con el famoso pistolero Al J. Jennings, que se había pasado al mundo del espectáculo tras haber cumplido una larga condena por robo, y le había enseñado a disparar. Como fue una práctica que le gustó, con los años se había convertido en una experta.
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91 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Un western que, casi, se sobrepone a todo
Éste es un western trágico… y hubiese sido muy eficaz como una tragedia-western. Se convirtió en un filme impersonal porque, sin el beneplácito de su director John Huston, los productores –Lancaster como principal sugerente– decidieron cortar un buen trecho de su metraje y sacrificaron escenas que preservaban el sentido de alegato contra la discriminación, el fanatismo y la segregación racial, dando lugar a una historia ambigua que podría interpretarse como "un llamado al extermino de los indios para que la paz pueda llegar al fin" (¿?)

Tan sólo resulta esperanzador el hecho de que se anuncie boda de integración racial, pero, el tijeretazo que se le da al interesante personaje de Portugal, tira por la borda las intenciones del director de dejar sembrado un firme propósito unificador con respeto por la diferencia.

Contra todo -sumado el crítico accidente que padeció, Audrey Hepburn, el cual le costó la pérdida del hijo que llevaba en su vientre-, el filme mantiene un alto interés porque preserva personajes muy bien orientados en su estructura psicológica, dándole al espectador la argumentación necesaria que explica el comportamiento extraño o “malvado” de cada uno.

En el guion, sólidamente escrito por, Ben Maddow y Alan Le May, los hechos y emociones que carga en su psique cada personaje, resultan accesibles a nuestra capacidad de razonamiento, y así es como entendemos el afán de venganza de ese onírico e intrigante personaje que resulta Abe Kelsey; comprendemos el miedo que induce al acto extremo a Mathilda Zachary; podemos explicarnos el exacerbado odio que Cash siente hacia los indios; validamos el afán de rescate que tiene el jefe Kiowa… y hasta entendemos el intenso y profundo sentimiento que, Ben y Rachel, se cuidan –sin lograrlo- de mantener en reserva.

<<UNFORGIVEN>> (los títulos en español no atinan a su verdadero sentido), alude a aquellos seres que no encuentran el perdón, pero, que bien lo merecen cuando se llega a comprender sus más hondas motivaciones. "Comprenderlo todo es perdonarlo todo", diría el filósofo Nietzsche.

El reparto, nos deja también plenamente satisfechos porque se mueve con la fuerza que reclama un drama de alto calibre y los nombres son de estrellas del más alto profesionalismo. Particularmente me atraen: Joseph Wiseman, interpretando a Kelsey, el fanático religioso; Lilian Gish, la abnegada y valerosa madre; y Charles Bickford, como el patriarca Zeb Rawlins, dispuesto a la verdad contra todas las consecuencias. Todos ellos resultan dignos de los mayores aplausos… y por supuesto, Audrey Hepburn, una vez más, resulta fascinante.

Como obra cinematográfica, <<UNFORGIVEN>>, tenía madera para alcanzar la cima artística... ¡lástima que, la injerencia de los productores, con tanta frecuencia resulte en detrimento de grandes realizaciones.

Título para Latinoamérica: LO QUE NO SE PERDONA
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39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
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