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La noche (1961)

La noche
122 min.
7.8
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Sinopsis
Retrato de la vida cotidiana de un matrimonio burgués que atraviesa una crisis de pareja. En Milán, tras visitar a un amigo enfermo terminal en un hospital, el escritor Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni) acude a una fiesta por la publicación de su último libro. Mientras, su mujer Lidia (Jeane Moreau) visita el lugar donde vivió muchos años atrás. Luego, durante la noche, ambos acuden a una fiesta en la mansión del Sr. Gherardini, donde ambos comienzan a flirtear; Giovanni con la hija del anfitrión, y Lidia con un playboy. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Drama psicológico Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
La notte
Duración
122 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
Grupos
Trilogía de la incomunicación
Links
Premios
1961: Festival de Berlín: Oso de Oro
1960: Premios David di Donatello: Mejor director
9
Pareja en crisis
Séptimo largometraje de Michelangelo Antonioni (1912-2007) y segunda entrega de su trilogía de la incomunicación. El guión es de Antonioni, Ennio Flaiano y Tonino Guerra. Se rueda en escenarios reales de Milán y alrededores durante el verano/otoño de 1960. Gana el Oso de oro (Berlín), un David di Donatello (director) y 3 Silver Ribbon (director, banda sonora y actriz de reparto). Producido por Emanuele Cassuto para Nepi Film (Roma), Silver Film (Roma) y Sofitedip (Paris), se estrena el 24-I-1961 (Milán).

La acción dramática tiene lugar en Milán, a lo largo de una jornada de 24 horas del verano de 1960. El novelista de éxito Giovanni Pontano (Mastroianni) y su mujer, Lidia (Moreau), forman una pareja sin amor, sin ilusiones en común y en crisis. Él es un novelista joven de fama, pero la escasez de sus ingresos le hace depender económicamente de su mujer. Él, de unos 35 años, es culto, simpático, indolente, voluble y débil de carácter. Ella, de unos 30 años, es lúcida, resistente, voluntariosa, rica y bastante más estable que las personas de su entorno.

El film explora el drama de apatía, aburrimiento, desamor y cansancio, que vive la pareja. Las ideas centrales que informan el relato giran en torno de la utopía del amor, la inviabilidad de la amistad duradera, la felicidad inalcanzable de modo continuado, el inevitable aislamiento personal derivado de la incapacidad de comunicarse con los demás, en la doble vertiente de dar y recibir. La sociedad burguesa actual integra personas vacías, confusas, superficiales, neuróticas, fracasadas sentimentalmente, sin emociones ni sentimientos y en crisis. La mujer es más consciente, sensible y estable que el hombre. Giovanni y Lidia, tras varios años de matrimonio, se encuentran en un punto álgido de desafecto, indiferencia y desencuentro. No tienen hijos, no tienen temas de interés común, no se conocen mutuamente y el amor de antaño se ha disipado. No se aman ni se odian, no se profesan afecto ni animadversión, no se necesitan ni se echan en falta, no simpatizan ni se pelean. A lo sumo, lo único que les une ocasionalmente es el deseo insatisfecho tras una larga noche de frustraciones y de vacío existencial.

La narración a penas se basa en palabras. Los diálogos son escasos, lacónicos, insignificantes e intrascendentes. A veces sobresalen por su frivolidad y superficialidad. Las personas cuando hablan ocultan con palabras lo que piensan, sienten o desean. Sus actitudes y sentimientos se ponen de manifiesto a través de la expresión corporal (rostro y gestualidad). Por lo demás, el espectador es invitado a deducir lo que piensan y sienten los protagonistas a través de símbolos, alegorías, metáforas, sugerencias y signos.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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96 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El arquitecto
Cine frío. Casi tanto como el cemento que compone los planos de Antonioni. Son estos, planos arquitectónicos, que entran en comunión con Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni) y sobre todo con Lidia (Jeanne Moreau).

Muchos directores trabajaron con la luz o con ciertos planos para elaborar un personaje. Antonioni fue el primero en buscar una simbiosis entre el personaje y la arquitectura. Lleno de simbologías, Moreau pasea por las calles de Milán en una narrativa parca en diálogos (incluso superfluos), minimalista y casi sin estructura convencional. Crea así el director un lenguaje propio, con cierta herencia de Bergman (la carga simbólica) y de Welles (ciertos picados imposibles).

Plano general: Una calle desierta. Se eleva el plano de manera furibunda y aparece una fachada de un inerte y sencillo edificio. Lidia aparece de la nada aunque ya sabíamos que estaba allí. Se desliza en silencio y sólo es una hormiga insignificante bajo esa impoluta fachada. No existen sombras. Tampoco escapatoria.
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56 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
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