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Colombo: La falsa alarma (TV) (1990)

Colombo: La falsa alarma (TV)
93 min.
6.3
242
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Sinopsis
Cuando la directora de una revista sexual para hombres decide vender sus acciones a otra compañía, dejando a su socio sin control de la compañía, desaparece súbitamente en un vuelo hacia Londres. Episodio Nº50 de Colombo.

Aunque Colombo tiende a ser definida o considerada como una serie de TV, nunca fue una serie propiamente dicha. Exceptuando la presencia recurrente del personaje principal, no presenta ninguna de las características de una serie tradicional (episodios semanales, de duración regular, con cast, dirección y equipo de producción fijo). Pensados como telefilms (de hora y media como promedio de duración), cada episodio cuenta con una historia independiente y con un director y un equipo de producción distinto. Los films tuvieron una transmisión irregular, pero con un mínimo de tres o cuatro producciones por año hasta 1978. Más de diez años después, Falk retomó su personaje por dos años (1989-1990). A partir de 1990, Columbo dejó de emitirse con regularidad, y los siguientes films fueron estrenados como especiales. Por estas razones, los 68 episodios de Colombo se dispersan irregularmente a lo largo de 35 años (1968-2003). (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Comedia Crimen Serie [Colombo]
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Columbo: Columbo Cries Wolf
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
La intervención de Colombo por encargo de un viejo amigo
Columbo: Cries Wolf (Colombo: La falsa alarma) (1990) dirigido por Daryl Duke, es el segundo telefilm de la novena temporada y, cincuenta y uno de la serie. Cualquiera vieja artimaña es perfecta para conseguir lo que se desea, en el caso que nos ocupa, la revalorización, no a cualquier precio, de la publicación para adultos Mundo de Soltero, creada y dirigida por dos jóvenes y ambiciosos empresarios: Dian Hunter (Deidre Hall) y Sean Branthey (Ian Buchanan), envueltos en un entorno pleno de glamour en gran mansión donde se alternan interminables fiestas celebrando la buena marcha del negocio pero, como la ambición no conoce límites, en el horizonte se vislumbra la tragedia.

El director Daryl Duke, con un generoso grupo de variados planos entre los cuales el imprescindible y recurrente plano detalle, nos muestra parcialmente los elementos y las acciones que posteriormente el teniente Colombo (Peter Falk) añadirá a la investigación sobre la extraña desaparición de Dian Hunter. Así, y según todas las informaciones, la empresaria fue vista saliendo de la mansión y entrando en el aeropuerto poco antes de tomar un vuelo; algo sucedió en el camino, según información confusa de Cosner (Mark Margolis) chofer personal de la empresaria, mostrando el realizador al espectador (novedad) información sesgada sobre lo sucedido, alterando así el proemio en los telefilms de la serie.

Breves y enlazados momentos narrativos nos lleva a conocer el afán por descubrir los motivos de la denunciada desaparición de Dian Hunter en Londres, por el magnate de la comunicación Sir Harry Matthews (Alan Scarfe), con quien la empresaria habría de entrevistarse por asuntos relacionados con algún tipo de transacción comercial, dando pie a la intervención de Colombo por encargo de un viejo amigo, a investigar la extraña desaparición por lo que se dirige a la glamurosa mansión siendo recibido por el socio de Dian en insultante actitud de hartazgo y desconfianza rodeado por el exultante ambiente hedonista que lo impregna todo.

Un regero de suposiciones llevan a Colombo a construir un plan de acciones con el que se mueve por las elegantes interioridades de la publicación. Generosos planos entre los cuales medios y primeros planos, llevan a Colombo hasta el desconcierto al ver la actitud de absoluta despreocupación de Sean Branthey por las indagaciones del detective, hasta el punto de no entender nada, sentirse perdido en una montaña de supuestos que no le llevan a ninguna certeza real, creando inquietud entre sus superiores y los medios.

Jamás, cuando en el cine de intriga se da un caso por resuelto, repartiendo éxitos, fracasos y chapuzas entre sus personajes, jamás, digo, demos nada por concluido. El sorprendente desenlace que nos aguarda, celosamente ocultado por el director Daryl Duke sobre guión de William Read Woodfield, escrito a partir de la historia de Richard Levinson y William Link, nos pone en bandeja la solución más inesperada envuelta en el más puro cine de absoluto suspense con uno de los finales más terroríficos y cinematográficos jamás dados en la serie.

Complemento genealógico: ninguno en este telefilm.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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