Trailer (INGLÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
- Sinopsis
- Adaptación del drama homónimo de Shakespeare, una obra sobre los celos, esa pasión capaz de corroer el espíritu de los hombres. Es el reflejo del alma humana, tejida de los más puros y viles sentimientos, deseos y pasiones. Othello, un noble capitán moro del ejército veneciano, y Desdémona, hija de Brabancio, un viejo y conservador aristócrata, se ven obligados a defender su amor ante todos. Cuando Othello parte hacia Chipre a luchar contra los turcos, Yago, su sirviente, movido por oscuros deseos, empieza a tejer la trama que desencadenará la tragedia. Yago es cobarde, envidioso e innoble, por eso desea acabar con la felicidad de su amo. Sabe lo frágil que es la frontera que separa el amor del odio en el corazón humano. Al volver de Chipre, a través de las insidiosas palabras de Yago, Othello construye un universo de sospechas a su alrededor. Incapaz de reconocer la verdad, cae preso de los celos. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Celos
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1965 / Reino Unido
- Título original:
- Othello
- Duración
- 159 min.
- Guion
- Música
Premios
"Un Othello distinto, singular, impresionantemente actual (... ) Sin alterar la esencia, la perspectiva, el olor a tabla y decorado, consigue una natural respiración cinematográfica"
Oti Rodríguez Marchante
[Diario ABC]
"A pesar de tratarse de poco más que teatro filmado, el Othello de Stuart Bunge (o de Laurence Olivier) sigue manteniendo un hipnótico poder de convocatoria (...) los actores son el premio extra que otorga un texto inmortal"
M. Torreiro
[Diario El País]
Los celos según Shakespeare
5 de junio de 2005
Trascripción cinematogràfica, en pantalla grande, de la obra de Shakespeare, realizada por dos expertos en la materia: Stuart Burge y Laurence Olivier. La interpretación corre a cargo de actores de primera línea, que demuestran su valía en la obra. La ambientación, fiel a los parámetros básicos de una pieza teatral, resulta adecuada y correcta. Paredes desnudas, columnas de piedra arenosa, espacios amplios y profundos, crean un escenario atractivo en el que los actores se mueven con comodidad y eficacia. La iluminación, bien distribuida y ejecutada con acierto, juega un papel importante. Es un film que se ha de ver y, sobre todo, se ha de escuchar con atención.
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: Shakespeare
13 de septiembre de 2009
Hay algo que no funciona en esta película. Tal vez esta sensación sea el resultado de dos aspectos innegables: estamos ante una manifestación evidente de teatro filmado. Si la comparamos con la versión que hizo Olivier Parker, con Kenneth Branagh en 1995, o la de Orson Welles en 1952, en las que asistíamos a magníficos “empates” de lenguajes artísticos, ésta es de Stuart Burge nos puede parecer demasiado literal, demasiado supeditada al texto de Shakespeare, a su exacta ordenación dramatúrgica.
El segundo aspecto constituye, a la vez, su mejor virtud y su mayor defecto: Laurence Olivier es el factor dominante, y todo parece hecho para su lucimiento personal. Como es lógico, no cuestiono la excepcionales cualidades de este emblemático actor, experto en encarnar personajes shakesperianos en ambos lugares, sino que con el paso del tiempo, este tipo de “tour de forces” interpretativos, y de esta manera, se han quedado algo anticuados.
Olivier está excesivo, gesticulador, histriónico, en algunos momentos. Es un genio indiscutible, que se sabe genio indiscutible.
Lo mejor de la película para mí no son sus valores cinematográficos, sino sus resplandecientes valores teatrales: sus situaciones, su olor a decorado viejo, el color oscuro de la piel del actor blanco. Teatro filmado, pues, y, como tal, un documento excepcional, hecho desde el respeto, la sabiduría, el rigor de los profesionales del National Theatre de Londres, el lugar donde está depositado el tesoro de la memoria del poeta y dramaturgo inglés por excelencia.
El segundo aspecto constituye, a la vez, su mejor virtud y su mayor defecto: Laurence Olivier es el factor dominante, y todo parece hecho para su lucimiento personal. Como es lógico, no cuestiono la excepcionales cualidades de este emblemático actor, experto en encarnar personajes shakesperianos en ambos lugares, sino que con el paso del tiempo, este tipo de “tour de forces” interpretativos, y de esta manera, se han quedado algo anticuados.
Olivier está excesivo, gesticulador, histriónico, en algunos momentos. Es un genio indiscutible, que se sabe genio indiscutible.
Lo mejor de la película para mí no son sus valores cinematográficos, sino sus resplandecientes valores teatrales: sus situaciones, su olor a decorado viejo, el color oscuro de la piel del actor blanco. Teatro filmado, pues, y, como tal, un documento excepcional, hecho desde el respeto, la sabiduría, el rigor de los profesionales del National Theatre de Londres, el lugar donde está depositado el tesoro de la memoria del poeta y dramaturgo inglés por excelencia.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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