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El Rey de La Habana (2015)

El Rey de La Habana
119 min.
5.1
1,159
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Tráiler (ESPAÑOL)
Sinopsis
Cuba, años 90. Tras fugarse de un correccional, Reinaldo trata de sobrevivir en las calles de La Habana. Esperanzas, desencantos, ron, buen humor y sobre todo hambre, le acompañan en su deambular, hasta que conoce a Magda y Yunisleidy, también supervivientes como él. Entre los brazos de la una y la otra, intentará evadirse de la miseria material y moral que le rodea, viviendo hasta el límite el amor, la pasión, la ternura y el sexo más desvergonzado. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Años 90 Adolescencia Pobreza Drama social
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El Rey de La Habana
Duración
119 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2015: Festival de San Sebastián: mejor actriz (Yordanka Ariosa)
2015: Premios Goya: 3 nominaciones, guión, fotografía y actriz revelación (Ariosa)
2015: 4 Premios Gaudí: incluyendo Mejor fotografía y montaje. 12 nominaciones
6
Carne, harapos, desperdicios, desorden, excesos y privación
¡Qué talento el de Agustí Villaronga para retratar con arrebatada pasión la deformidad moral, la extravagancia narrativa, la chaladura estética y la rareza humana! Pero al mismo tiempo que malversación de talento cuando la historia que nos propone acaba siendo un hacinamiento de atrocidades, calamidades, bajezas e infamias que apenas configuran un relato coherente ni atrayente, con muchos cabos sueltos, arritmias, saltos y carencias, que hiede a cada paso sin provocar la compasión ni el interés del asqueado espectador, que contempla perplejo el catálogo de vesanias y asperezas que se agolpan casi desde el primer plano.

Parece querer decirnos que cuando sólo hay pobreza y penuria, cuando apenas se alcanza lo mínimo para subsistir, tan sólo queda el cuerpo, la carne, la sensualidad, la sexualidad y la lujuria concupiscente para aliviar el interminable erial del presente. Pero tanta libido desbocada, tanta carnalidad voluptuosa, tanto ayuntamiento enloquecido, tanto erotismo turgente, tanta lascivia babeante acaba por cansar y aburrir porque la capacidad de sorpresa, escándalo o admonición acaba por difuminarse hasta casi desaparecer. Sabemos que la variedad de la carne es casi infinita, pero las permutaciones, combinaciones y enredos son limitados y repetitivos. No hay nada más aburrido que asistir a un edulcorado Kama Sutra de salón burgués con ínfulas de transgresor aplicado. ¡Qué inflación de carne prieta!

No niego que la propuesta carezca de interés y el retrato de un mundo sórdido, sin presente ni futuro, casi apocalíptico, está muy logrado, pero la verdad es que en conjunto la cinta navega sin rumbo, dando tumbos, cabriolas, bandazos y piruetas sin que los episodios que se muestran acaben configurando nada que tenga mucho sentido, ni haga avanzar la narración – que parece contagiada del estancamiento vital que refleja – ni aporte nada más que un sumatorio cansado de coitos desmayados, un renqueante toqueteo libidinoso suplementario, un despelote masculino o femenino o ambiguo que añadir al olvido. Parece más el cuento de un viejo verde que no el de un cineasta de talento.

La mera acumulación de desgracias o bajezas o depravaciones no configuran una cinta con suficiente interés que nos haga llevaderas las algo más de dos horas de metraje, en que cada minuto se hace sentir como los días sin pan que presenciamos, entre la incredulidad y el hastío. Todo el elenco está perfecto en sus cometidos, la ambientación es insuperable y primorosa. Y, sin embargo, estamos ante un producto fallido, que parece sucumbir a su propia pretenciosidad preciosista de lo esquinado.
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23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El rey de la nada
La lectura de la novela de Pedro Juan Gutiérrez es una experiencia difícil de olvidar. El libro es crudo, de frases cortas, desprovisto de eufemismos y cargado de descripciones descarnadas. Una narración entre la comedia surrealista y el drama trágico que evoca imágenes horripilantes. Agustí Villaronga, en la complicada tarea de convertir las páginas en fotogramas, ha reproducido con precisión y sin concesiones en El rey de La Habana todo ese universo de espacios mugrosos y personajes que se mueven por instintos (comer, dormir, 'follar'... y poco más). Un salto sin red y un logro que sólo está al alcance de los grandes directores.

El cineasta catalán ha sabido mantenerse fiel a las constantes de su cine y al mismo tiempo ha llevado a la gran pantalla la esencia del relato de Gutiérrez, la historia de un Lazarillo cubano que sobrevive por inercia y de forma atropellada. De todos los pasajes de la novela, el film incide en la relación del joven protagonista con dos prostitutas muy particulares: una vendedora ambulante con mucho desparpajo y un transexual de maneras recatadas. Villaronga dibuja un antihéroe que es víctima y verdugo, que sucumbe a las taras de su naturaleza y a las bajezas de su entorno. Todo resulta gris, descorazonador, sucio y asfixiante. Una película entre festiva y desagradable, no apta para todos los estómagos, que en San Sebastián puso contra las cuerdas a crítica y público.

El rey de La Habana puede resultar un tanto desaforada, pero como lector y como espectador creo lícito pensar que la realidad isleña es y fue mucho peor. Y para los que crean que el film tan sólo suma incomodidades inconexas, el bello y desolador plano final en el vertedero no deja espacio para la duda: Villaronga ha vuelto a desplegar su poesía de la desolación en otra gran película. Aunque duela, aunque nos destroce.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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