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Saló o los 120 días de Sodoma (1975)

Saló o los 120 días de Sodoma
117 min.
6.2
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Sinopsis
En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Años 40 Erótico Esclavitud Homosexualidad Película de culto
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Salò o le 120 giornate di Sodoma
Duración
117 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
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9
La Civilización y Pasolini
¿Repugnante? Sin ninguna duda.
¿Dura? Rotundamente sí.
¿Verosímil? Por desgracia, también.
Poder + perversión llevada al extremo = Saló.
Y despotismo, sometimiento, vejación, tortura…

Pasolini saca a la luz el horror en estado puro, excavando en lo más oscuro de nuestra mente y mostrándonos, con seriedad inusual, el rasgo intrínseco a la Civilización que ese invento del Humanismo y la propia psique individual siempre han intentado ignorar por intolerable, por insoportable, a pesar de sus más que visibles consecuencias: el sadismo.

Tapar es algo a lo que estamos más que acostumbrados: sembramos mierda por todo el mundo y luego, cuando empieza a subir el olor, en lugar de arrancar de raíz, echamos tierra, huimos y olvidamos para poder continuar con nuestras cobardes y aburridas vidas burguesas.
Yo busqué Saló (me tentaba la curiosidad), la encontré, la vi y después la tiré literalmente a la basura siguiendo el procedimiento habitual: desechar, huir y olvidar para seguir… seguir tapándome la nariz cada día a la hora de las noticias.
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297 de 384 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El futuro según Pasolini
Dirigida por Pasolini, es su última obra. Estrenada en Italia el 13-I-1973, se basa en "Las 120 jornadas de Sodoma o la escuela del libertinaje", que el marqués de Sade escribió (1785) en 37 días, en La Bastilla, sobre un rollo de papel contínuo de 12 m.

La acción tiene lugar en una mansión de la República Social Italiana (R. de Salò), que presdió Mussolini, pero gobernó (1944) el ejército alemán. Narra la historia de 4 libertinos, fascistas, cultos, depravados y poderosos (duque, obispo, juez y banquero), que encarnan el poder absoluto. Consta de 4 partes: anteinfierno y 3 círculos, con un epílogo. En la villa se reúnen los 4 libertinos, 4 cortesanas expertas, 9 muchachas, 9 muchachos, 4 hijas de los libertinos, 4 guardias, 4 colaboradores, 4 mujeres de faenas y 1 sirvienta de color. Los chicos y chicas han sido seleccionados entre los detenidos por ser partisanos o hijos de partisanos. La reiteración del 4 está tomada de los códigos de Sade. Se incluyen referencias a Nietzsche, como "Dios ha muerto" y la figura de superhombres que asumen los libertinos. La orgía de degradación que tiene lugar en la villa alcanza a víctimas, verdugos y cómplices, en un proceso envolvente de desesperanza. Más que una alegoría del fascismo, parece una evocación del futuro del mundo libre. La liberación sexual de los 60 constituía para Pasolini una experiencia que había convertido el cuerpo humano en una mercancía de consumo. La prosperidad de las Posguerra había generado una sociedad acomodada, poseída por un consumismo que hacía a los seres humanos más dependientes que nunca de los caprichos del poder real, que se movía con impunidad, imponiendo oleadas sucesivas de mayor explotación, ante la pasividad de los ciudadanos. Los abusos que sufren las víctimas de la villa, posiblemente, son una visualización del infierno de sometimiento y degradación al que está abocado, sin remedio, el mundo de las libertades del tercer tercio del XX. En todo caso, los errores visionarios de Pasolini no fueron mayores que los de Orwell.

La música original, de Morricone, es interpretada al piano en tiempos de transición y sin efectos dramáticos. Reproduce algunos temas de películas anteriores. Se añaden fragmentos de Carmina Burana, de Carl Orff. La fotografía muestra ambientes lúgubres e inquietantes, paredes desnudas y usa una paleta de colores ocuros. La cámara juega con el espectador aproximando y alejando de su visión los motivos que desea ver más de cerca y mejor. El guión satura los sentidos con una sucesión de imágenes perturbadoras e involucra al espectador en una trama de la que le hace sentir cómplice. Provoca su imaginación, que es más aterradora que la visión franca. La interpretación traspira sinceridad y verismo. La dirección crea una obra brutal, desasosegante, que suscita espanto.

Film abrasador, que sitúa al espectador en el mismo lugar y tras los mismos anteojos de los verdugos. Pocas veces el cine había alcanzado un nivel de horror y terror tan demoledor.
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