El divino Ned (1998)

"Despertando a Ned" es una de esas comedias que, con pocos medios y gratas intenciones (de cara al espectador), logran mucho más que otras sobrecargadas de estrellas y enormes presupuestos que lo único que sirven es para justificar un desparrame no sólo injustificable, sino inefable de los recursos en pro de chorradas de diseño que sólo sirven para adornar la cartelera, eso sí adornarla con un color marronoso oscuro no demasiado bonito.

La película que nos abarca, en cambio, es honesta y sincera con el espectador desde el minuto uno, sabes que vas a ver, y obtienes lo que te ofrecen, cosa que debería ocurrir más habitualmente pero que, por desgracia, no es así.
Que esta peli sea una comedia y funcione, no es lo mejor del asunto, sino que además sepa ir más allá y mostrar la cara más humana de algunos de sus protagonistas en determinados momentos, porque como siempre he defendido, también es importante que los sentimientos afloren en una comedia, se quiera hacer reir más o menos.

El argumento en cuestión, ya da para bastante, más que nada porque no deja de resultar tan curioso como simpaticón su preludio, y porque sabes que durante el desarrollo se producirá más de una situación digna de ser rememorada durante un tiempo, como los amigos yendo de arriba para abajo en moto y en paños menores, por ejemplo.

El hecho de que exista algún que otro cliché, como los conflictos que surgen y no terminan a ser desarrollados del todo (como el de su mujer con Jackie), cosa que, por otro lado, también aligera la trama y no la torna redundante y pesada, o el personaje contradictorio de turno, no le quita méritos a esta buena comedia donde el simpático David Kelly deja su particular huella y un impagable (aunque previsible) final hace lo demás.
Déjense de Scary movie's y véanla, ¡véanla!

PD: Y si esta os ha gustado, probad con "La gran seducción", no os decepcionará.

Un guión excelente, llevado a cabo con rigor y profesionalidad. Y es que, cuando se saben hacer películas, no son necesarios ni los grandes presupuestos ni las estrellas de relumbrón. Me encantó.