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Jack Slade (1953)

Sinopsis
El joven de doce años Joey Slade ve a su padre asesinado a tiros delante de él y decide que va a dedicar su vida a librar a la sociedad de todos los bandidos. Adopta el nombre de Jack y, ya de adulto, acepta trabajos de pistolero a sueldo con el fin de lograr su venganza. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Jack Slade
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
Sin perdón
Me ha gustado mucho. Muchísimo. Y me ha sorprendido también.
Porque estamos ante un western crepuscular que se adelantaría bastante a su época, al presentarnos en clave desmitificadora la figura del pistolero, no como héroe inalcanzable ni leyenda a admirar, sino como ser humano vulnerable y defectuoso, casi una víctima más bien, de un destino inevitable ya forjado desde su niñez.
En ese aspecto este western tiene mucho de fatalismo, de desesperanza, de tragedia y de crónica anunciada, que Shuster enfatiza al dotar al film de una ambientación sucia, pobre y desvencijada y construyendo las escenas con bastante rudeza y realismo, con una violencia inusitada también para la época.
La cinta abre con una introducción de Mark Twain en la que nos relata la vida de Jack Slade.
Esto es así porque, al parecer, Jack Slade existió realmente (aunque esta película se debe apartar bastante de la realidad) y ha debido de merecer bastantes películas y Mark Twain debió conocer al verdadero Slade y recoger en forma de relatos las andanzas de este hombre.
La tragedia persigue a este hombre ( un oscuro Mark Stevens) desde su infancia. Una muerte accidental, causada por él siendo un muchacho primero, y el asesinato de su padre, a manos de unos bandidos, cometido en su presencia después, marcarán a fuego al chico que desarrollará una personalidad resentida, culpabilizadora y justiciera, contra todos los forajidos sí, pero también contra sí mismo.
Es por eso que al llegar a la vida adulta se ofrecerá como pistolero guardián para custodiar las diligencias y envíos que los honrados ciudadanos precisan para su seguridad. Una especie de soldado mercenario.
Pero este peligroso oficio no le reportará más que más amargura y soledad ya que, aunque es un eslabón imprescindible en la paz de los pueblos en los que trabaja, el temor hacia su persona engendrará también repulsa y desprecio.
La gran Dorothy Malone va a encarnar a la impulsiva esposa de este hombre, que sabe que se ha casado con un futuro incierto y un presente lleno de dificultades.
La película se desarrolla hábilmente y nos va a ofrecer numerosas escenas de acción y enfrentamientos, siempre teñidos de amargura y fatalismo.
El no quiere matar pero no puede evitar hacerlo, parece decirnos la película donde nosotros así lo percibimos. No disfrutaremos de estos duelos porque cada uno de ellos hunden más y más a nuestro hombre en el abismo de la perdición, insensibilizándolo, tornándose irrecuperable. Nosotros querremos que salga de ahí, que se recupere y no podremos evitar reflexionar sobre la tragedia de todos estos hombres (soldados por ejemplo), a los que en las guerras les pedimos que maten ignorando el terrible precio que han de pagar en su paz interior a cambio de preservar la nuestra.
Quiero también señalar, pero no quiero spoilear, algunas sorprendentes escenas violentas e impactantes, sobre todo las que van a dar a lugar con el niño que encuentra en la cabaña y el jovencito que toca la guitarra. En 1953 eso no se veía así como así.
Por último mencionar que aunque la película es modesta y, quizá, peca de bastante discursiva, resulta de sumo interés en su relato y en su ejecución. Creo que los amantes del western van a encontrar a otra preciosa gema aquí.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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