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El rebelde (1962)

El rebelde
100 min.
7.4
84
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Sinopsis
En el año 1637, en Shimabara durante la era Tokugawa, los campesinos cristianos oprimidos se rebelan contra el Shogunato bajo el amparo del carismático líder Shiro Amakusa. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Acción Histórico Siglo XVII Japón feudal
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Amakusa Shiro tokisada - The Rebel (The Revolutionary) (Shiro Amakusa, the Christian Rebel)
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
10
LA HEROICA INSURRECCIÓN CRISTIANO-JAPONESA
Estamos ante una de las pocas películas que recogen el suceso acaecido a mediados del siglo XVII en Japón, en el cual se produjo una rebelión de campesinos mayoritariamente cristianos liderada por un joven samurai llamado Shiro, hecho único y singular en la historia de Japón y del que raramente se hace mención en el Pais del Sol Naciente salvo para tratar a dicho rebelde cristiano con desconsideración o como una encarnación del Mal, cuando fue todo lo contrario: un japonés singular que plantó cara a la autoridad indigna, al poder terrorista y a la muerte, aireando de paso al mundo algunas de las terribles vergüenzas de la sociedad japonesa.

Nagisa Ôshima enfoca esta historia en el sentido heroico y positivo del rebelde cristiano Shiro, exaltando su valor y su valentía en base a la fe católica en la que éste hallaba su fuerza, demostrando así el director Ôshima su singular carácter de realizador que casi siempre solía echar sal sobre las heridas o tabúes de su pueblo y sacar a la luz temas de la tradición del Japón que avergüenzan o sonrojan a los japoneses hasta ocultarlos, de manera que Ôshima los expone a los ojos del orbe con el fin de provocar escándalo pro concienciación.

La película, pues, se basa en la historia real ocurrida en 1637-1638 en la región japonesa de la península de Shimabara e islas Amakusa, donde el señor feudal (del Shogunato Tokugawa al mando desde 1637 que había promulgado leyes contra la religión cristiana, persiguiendo con saña torturadora a todo aquél que descubrían era fiel a la religión católica introducida por San Francisco Javier un siglo antes, en 1549-1551) Matsukura Katsuie gobernaba con tal crueldad, abusos e injusticias sobre los campesinos que se colmó la paciencia y el aguante de éstos rebelándose y poniendo su fe en un joven samurai cristiano de nombre Shiro, natural de las cercanas islas Amakusa al que creían el líder liberador que tiempo atrás había sido anunciado por un misionero jesuita. Al grupo fundamental de pobres cristianos, hartos de sufrir crímenes, torturas y continuo sinvivir, se unieron otros abusados y algunos samurais «Ronin», de los que andaban libres sin señor.

Nagisa Ôshima construye un resumen apresurado de aquellos hechos centrándose en por qué se produjo la rebelión, en el líder Shiro y en las escaramuzas iniciales de los sublevados, pero no en la larga resistencia de éstos en el castillo de Hara hasta ser aniquilados varios meses después; también repara en un pintor apóstata cristiano de nombre Emosaku a quien los misioneros le habían enseñado el estilo de pintura occidental y pintaba retratos; en Shínbei, un samurai del Shogunato, amigo del rebelde Shiro; en Kiku, hija del pintor y novia de Shiro; en Sakura, la esposa de Shínbei; en Mondo, el samurai de alto rango que ordena todas las operaciones para contrarrestar dicha rebelión campesina; etc.

La tesis que plantea Ôshima en esta película extraordinaria es la cuestión del deber cristiano de someterse a los gobernantes y a sus leyes (tal y como lo recomienda Pablo de Tarso en Romanos 13,1-7), dejando ver que aquellos cristianos japoneses se rebelaron contra sus gobernantes con toda lógica y no por ello fueron infieles a Cristo o al cristianismo, pues el sometimiento a los gobernantes pierde toda razón de ser cuando éstos se comportan como unos hijos de Satanás que ejercen contra las leyes de Dios, en tal caso hay justificación suficiente para suspender el obedecer o «poner la otra mejilla» y en su lugar desobedecer, rebelarse y combatir con todas las consecuencias a la inmunda Bestia y a sus mercenarios. Cristiano se puede ser de muchas maneras y mártir también, no sólo existen los mártires que van a la muerte sin violentar al Mal, no todos tienen esa clase de fortaleza; están los mártires que hacen gala de otro tipo de bravura: la de ir a la muerte luchando y violentando al Mal. Dios en última instancia es Misericordia.

A este respecto así reluce la espléndida escena-diálogo entre Shiro y su madre donde ésta le dice: «Shiro, Cristo no perdona oponerse al gobierno. El Salvador te reprenderá con severidad. Si los misioneros estuvieran aquí te expulsarían». A lo cual Shiro le contesta: «Madre, no abandono el cristianismo, mis creencias nada tienen que ver con la decisión de rebelarme; pero como habitante de Shimabara y Amakusa lucharé y moriré con mis compatriotas alzados contra los abusos extremos de este gobierno. La muerte por una causa noble a los ojos de Dios es más pura que la resignación ante la maldad o los malvados».

Fej Delvahe
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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