Colombo: Fragil yace la corona (TV) (1990)

Uneasy lies the crown (Frágil yace la corona) (1990) dirigido por Alan J. Levi, es el quinto telefilm de la novena temporada y, cincuenta y cuatro de la serie. La mala administración de los bienes, la ludopatía y las malas artes aplicadas en el terreno profesional, acarrean siempre resultados más que previsibles. El encadenado de diferentes escenas con el doctor Wesley Corman (James Read) en su rutinaria vida, nos lleva hasta el tenso enfrentamiento con su jefe y suegro Horace Sherwin (Paul Burke), cansado de cubrir las veleidades de su yerno, dedicado a actividades ajenas a la odontología que se mueven entre las continuas deudas de juego que el doctor Sherwin padre de Lydia Corman (Jo Anderson) ha de ir cubriendo. Presentados los protagonistas principales, el realizador nos lleva hasta los hechos.

Una mezcla de celos y el temor a la pérdida de su status social, hace que Corman decida poner en marcha una acción de la que pretende conseguir tres objetivos: quitar de en medio a la nueva pareja de su esposa Adam Evans (Marshall R. Teague), congraciarse con su suegro y no perder su holgada forma de vida que le permita seguir con su ludópata afición a las apuestas para lo que prepara un material que el director Alan J. Levi nos muestra en la línea de los tradicionales guiones de la serie por medio de diferentes planos entre los cuales el imprescindible plano detalle que, una vez puesto en marcha le darán los resultados deseados. Con lo que no contaba el inestable doctor Corman, era con la inesperada visita de Colombo (Peter Falk).

Situados en exteriores mediante diferentes planos generales, americanos y algunos planos medios, la narración nos sitúa en el lugar del supuesto accidente de Adam Evans (futuro marido de Lydia Corman) desde donde Colombo, tras una inspección ocular y el hallazgo de alguna prueba circunstancial, decide personarse en la casa del odontólogo quien con dudoso disimulo recibe al teniente de policía, iniciándose así el seguimiento entre la sospecha y la duda a partir de algunas confirmaciones circunstanciales conseguidas.

La situación creada mueve al teniente de policía a contactar con otros personajes que en unos agradecidos y estupendos cameos, desvían amablemente el hilo conductor de la trama, perfectamente integrado con el momento y la escena, a la que el teniente de policía en un sincero derroche de sorpresa y admiración, no deja de elogiar la profesionalidad de los famosos y sus breves apariciones entre los cuales la brillante actriz de comedia Nancy Walker, o el recordado Dick Sargent y sus apariciones en la serie Embrujada.

Con el descubrimiento de nuevos datos ante la impactada Lydia Corman, la proteccionista actitud paterna, el inútil intento del sospechoso por ignorar a Colombo y la secundaria actitud del servil hermano en todo el asunto, nada impide que el detective consiga la respuesta que busca respecto a unos datos importantes que arrojarán luz sobre las investigaciones de Colombo y el caso del odontólogo ludópata. Los resultados forenses a cargo del doctor George (Steve Gilborn) junto a otros importantes datos, confirmarán finalmente las pistas en las investigaciones.

Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en dos ocasiones, otros personajes lo hacen también en dos ocasiones; además, Colombo cita a un primo de su mujer y su mujer en dos ocasiones; finalmente también cita a un sobrino suyo en dos ocasiones y, a un primo en una ocasión.

Un odontólogo aficionado a las apuestas, ante la amenaza de que su millonaria esposa se divorcie de él, planea el asesinato del amante de ésta, un famoso actor de Hollywood.

A menudo ocurre en esta serie que uno empatiza más con el asesino que con la víctima. El villano se toma tantas molestias en llevar a cabo su crimen, planificando los detalles al milímetro, previendo cualquier eventualidad, disimulando sus emociones a la perfección, que el espectador casi desea que se salga con la suya. Y además, en este caso, la víctima resulta intolerablemente estúpida: ¿a quién se le ocurre acostarse con la esposa de su dentista? Nada más peligroso que un dentista cornudo. Poca broma con eso.

Colombo se comporta como un auténtico fan cuando le toca interrogar a las grandes estrellas –“¡Ya veréis cuando se lo cuente a mi mujer!”, exclama al encontrarse frente a frente con la mismísima Nancy Walker–. También echa mano de su legendaria insistencia para bajar los humos a ese selecto grupo de individuos bendecidos por el dinero, y por último utiliza un magistral golpe de efecto gracias al juego de química de su sobrino.

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