La gran batalla (2018)

Lo bueno

Las secuencias de batalla son brutales, nos recuerda de alguna manera a las batallas del Señor de los anillos y Juego de Tronos, y es que el cine coreano ha venido año con año que bien puede hacer cine de autor o en este caso cine comercial con todas las de la ley, sin envidiar los goces de Hollywood. Si me dijeran que diera ejemplos de épico, La Gran Batalla estaría en esa lista.

Las coreografías en la batallas son de otro nivel.

Vaya diseño de producción y trabajo de efectos especiales más espectaculares.

Yana Manchun es un personajazo, se roba la pantalla y el interés desde que aparece.

La música acompaña bien al ritmo de lo acontecido, cuando tiene que ser baja lo hace pero cuando debe subir de tono junto a la escena lo sabe hacer.

Las dos horas y resto que dura el filme se pasa volando, no hay tiempo para respirar.

Lo no tan bueno

En el lado del drama, en la calma, en esas escenas donde las escenas de batalla no nos inundan, la película flaquea, ya sea porque casi no nos compenetramos con la mayoría de personajes o porque suele sobreutilizar elementos como el heroísmo y la valentía que torna el ambiente bastante melodramático.

Algunas exageraciones en la segunda hora hacen caer al filme en incongruencias inexplicables e innecesarias.

Si en lado de Yan hay buenos personajes, los guerreros de la Dinastía Tang carecen de personalidad, simple caballos sin líder a estrellarse contra el estratega. Falto un némesis que pusiera tensa la contienda.

7.5/10

Opinión Final: Buena opera prima de Kim Kwang, La Gran Batalla es sobre todo un filme altamente entretenido, lástima que cine comercial de este calibre no llegue a nuestro cine, porque verla en el cajón mágico debe ser una gran experiencia. Si sos de esos que aman los filmes de tintes épicos al estilo de LOTR, 300 y por su puesto GOT. Posiblemente disfrutaras tanto como yo este filme.

Apreciable intento del cine surcoreano en el terreno de la épica medieval. Allá por el siglo VII las hordas de un emperador chino invaden lo que hoy conocemos por Corea, y los sucesivos embates de su mucho más numeroso ejército no terminan de doblegar a los defensores de una fortaleza.

Citar el diseño de producción es obligado en este tipo de películas: simplemente espectacular, al igual que el vestuario y la puesta en escena. Intenta ser una cinta con una gran carga épica pero tiene algunos problemas para que la jugada salga redonda. El primero de ellos es su banda sonora, con muchos tambores y tal, pero que a pesar de sonar de fondo durante muchos minutos del metraje no tiene la enjundia que el esfuerzo cinematográfico requería. Es una partitura de perfil demasiado bajo y se echó de menos a un James Horner ahí. Luego están los diálogos, muy poco trabajados, tópicos y hasta ingenuos. Los tramos donde no hay batalla y los protagonistas hablan terminan siendo una pequeña losa. Finalmente, se echó en falta algo más de suciedad, de violencia descarnada. Todo es demasiado pulcro, como si el modelo hubieran sido producciones como El Señor de los Anillos en lugar de Braveheart.

A pesar de los pesares, las escenas de batalla harán las delicias de los amantes de las contiendas medievales, en este caso localizadas en el lejano oriente. Los armatostes de asedio del ejercito chino lucen grandiosos mientras que las defensas del castillo compiten adecuadamente en ese terreno. Es un acierto, por tanto, que durante casi todo el tiempo estén guerreando. Con sus pegas, y contando con que no llega a las dos horas, merece la pena echarle un vistazo.