La introducción es meteórica. En los primeros segundos de película, con esa sirena dañándote los oídos, te hace cuestionarte por qué hay detrás de ese extraño título de película: SERPICO. Estos son los grandes regalos que me hace el cine de época. Nunca había oído hablar de esta película, y me reconforta haberla descubierto precisamente ahora.
Spoiler:
La ilusión con que se obtiene un oficio que se tiene mitificado, no es comparable a nada. Pero es lo que pasa con las mitificaciones. Son un craso error. Descubrir que no puedes confiar en nadie en esa comisaría es duro, muy duro. La escena en donde el compañero de comisaría le saca una navaja es dolorosa. Sentir la desconfianza en tu cogote es alarmante. Este caso ha ocurrido en España en los últimos años, pero en la política. No sabemos de la existencia de ningún Serpico. Creo que el sistema estaba muy desarrollado para no dejarlos siquiera entrar.
Al final, como dos ligeras hojas, antaño verdes pero hoy secas, caen del árbol (que es la vida) de Paco. Son sus dos relaciones. Y es que, no hay nada mejor para una buena relación que estar bien en tu trabajo.