Un fotógrafo herido (Stellan Skarsgård) es conducido fuera del territorio peligroso donde sacó sus últimas tomas, en una frontera americana. Allí habla de su arrepentimiento y de la futilidad de su trabajo. Cuenta que estuvo en trece guerras y que nunca ayudó a nadie. Sólo se limitó a sacar fotos, habiendo podido salvar algunas vidas. El conductor le pregunta por qué eligió esa profesión y él le contesta que fue porque "que su madre le enseño a ver". Le entrega al conductor (Clive Owen) un rollo con fotografías y un tableta para su madre.
Termino abajo.
Spoiler:
Al llegar a la frontera el fotógrafo comienza a sacar fotos en repetición al hombre armado y este amenaza al conductor. Escapan de la patrulla pero cuando estan fuera de peligro se da cuenta de que el fotógrafo ha fallecido. Cumple con entregar a su madre la tablilla y sin saber muy bien que decir en semejante momento le dice que su hijo ha ganado el premio Pulitzer. Su madre, mirando al vacío, no dice nada. Y al entregarle la tablilla se da cuenta de que toca con las yemas de sus dedos las inscripciones en la misma. Allí se da cuenta de que ella es ciega y se aleja de allí.
Con gran simpleza, la historia gana fuerza y personalidad con el sello espléndido de Iñárritu. La música es empleada de manera apropiada, el manejo de cámara en mano le otorga el realismo necesario para este tipo de historias y las actuaciones son sólidas y creíbles.
Parece mentira que en apenas oncho minutos aproximadamente, se pueda lograr tanta emoción.