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Janis Lyn rating:
8
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- es
January 18, 2010
39 of 43 users found this review helpful
“A Serious man” es la última película de Elthan y Joel Coen. Está envuelta en una gran profundidad frecuente en sus anteriores películas, junto a sus mecanismos y su temática, e incluso, al gran poder de los planos (que nunca recae en un esteticismo comercial). Tal vez sean factores para mostrar la posible pieza más valiosa, la cual pretende comprender el universo en el que giran las mentes de estos dos hermanos al llevar a cabo sus obras.
De la mano de un marcado regreso a sus orígenes, muestran un film de bajo presupuesto que nos cuenta la historia de un profesor de física muy metódico con su vida truncada: su mujer decide dejarle y los problemas empiezan a acumularse.
Tras quemar después de leer, los hermanos Coen escogen un reparto desconocido que protagoniza Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg). Este encarna a un judío norteamericano que intenta superar los malos momentos, mostrando un constante devenir en la historia y con una gran carga de ironía. Como puede ser la escena de la pizarra, en la que se muestra la insignificancia de Larry al enseñar el Principio de Incertidumbre de Heisenberg que desarticula la fiabilidad de toda certeza.
Absténganse fans Coenianos a la busca de historias disparatadas o personajes y diálogos pintorescos e irrepetibles a la altura de Barton Fink, El gran Lebowski y similares. “A Serious man” es brillantemente nihilista y comprometida en su contexto social.
Presentado por un personaje inspirado en la figura bíblica de Job, los hermanos Coen emplean parte de su cultura y educación para construir una comedia tan demoledora para el personaje como su fondo sarcástico. Su tono negro se ríe del drama que presenta, pero ambos hermanos saben manejar la frontera entre lo tragicómico y el humor negro haciendo que el film sea siempre ameno y entretenido. Para ello no emplean a ninguno de sus actores habituales y llevan a cabo un reparto que funciona estupendamente.
Muestra un mundo complejo donde la religión (el Judaísmo en concreto) es el tema principal. El film, desde su cortometraje inicial, está plagado de simbología, metáforas y referencias a dicho tema tanto en las imágenes como en los diálogos. Otros asuntos como el destino, la fatalidad, la libertad, la suerte… giran en torno a esta historia que crece en intensidad a medida que pasan los minutos. Es una obra inteligentemente sobria e inconfundiblemente Coeniana. Los momentos de humor son brillantes, marca de la casa. Sin embargo, es muy probable que "A Serious Man" exija un segundo o tercer visionado para disfrutarla, y quizás entenderla, plenamente.
La ambientación y la música, totalmente de finales de los sesenta, es irresistible. Aunque como curiosidad, la película está ambientada en 1970, no en 1967, como he visto escrito tanto en periódicos como en Internet.
De la mano de un marcado regreso a sus orígenes, muestran un film de bajo presupuesto que nos cuenta la historia de un profesor de física muy metódico con su vida truncada: su mujer decide dejarle y los problemas empiezan a acumularse.
Tras quemar después de leer, los hermanos Coen escogen un reparto desconocido que protagoniza Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg). Este encarna a un judío norteamericano que intenta superar los malos momentos, mostrando un constante devenir en la historia y con una gran carga de ironía. Como puede ser la escena de la pizarra, en la que se muestra la insignificancia de Larry al enseñar el Principio de Incertidumbre de Heisenberg que desarticula la fiabilidad de toda certeza.
Absténganse fans Coenianos a la busca de historias disparatadas o personajes y diálogos pintorescos e irrepetibles a la altura de Barton Fink, El gran Lebowski y similares. “A Serious man” es brillantemente nihilista y comprometida en su contexto social.
Presentado por un personaje inspirado en la figura bíblica de Job, los hermanos Coen emplean parte de su cultura y educación para construir una comedia tan demoledora para el personaje como su fondo sarcástico. Su tono negro se ríe del drama que presenta, pero ambos hermanos saben manejar la frontera entre lo tragicómico y el humor negro haciendo que el film sea siempre ameno y entretenido. Para ello no emplean a ninguno de sus actores habituales y llevan a cabo un reparto que funciona estupendamente.
Muestra un mundo complejo donde la religión (el Judaísmo en concreto) es el tema principal. El film, desde su cortometraje inicial, está plagado de simbología, metáforas y referencias a dicho tema tanto en las imágenes como en los diálogos. Otros asuntos como el destino, la fatalidad, la libertad, la suerte… giran en torno a esta historia que crece en intensidad a medida que pasan los minutos. Es una obra inteligentemente sobria e inconfundiblemente Coeniana. Los momentos de humor son brillantes, marca de la casa. Sin embargo, es muy probable que "A Serious Man" exija un segundo o tercer visionado para disfrutarla, y quizás entenderla, plenamente.
La ambientación y la música, totalmente de finales de los sesenta, es irresistible. Aunque como curiosidad, la película está ambientada en 1970, no en 1967, como he visto escrito tanto en periódicos como en Internet.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
La pregunta flota en la narración desde la misma finalización de los créditos iniciales, y se contiene en las primeras frases de uno de los himnos Woodstock por excelencia, el Somebody to love de los Jefferson Airplane. El cual Danny Gopnik (Aaron Wolff) escucha a hurtadillas en medio de una soporífera clase de la escuela hebraica. Lo que en la mayoría de los casos se hubiera presentado como un detalle anecdótico (se sabe que los Airplane fueron condenados por la ficción a ser el eterno acompañamiento de viajes alucinógenos vía su tema White rabbit).
Al final, incluso los títulos de crédito esconden una burlona sorpresa, "ningún judío fue maltratado durante el desarrollo de está película" dicen ellos. Y es que extraigo su peculiar visión de la vida a lo largo del film: "Simplemente a veces las cosas no funcionan". Nunca seremos conscientes de lo que nos deparará el futuro.
Me gusta la escena de la pizarra, en la que se muestra la insignificancia de Larry al enseñar el Principio de Incertidumbre de Heisenberg que desarticula la fiabilidad de toda certeza.
He de decir que el final es demasiado incierto pero, Qué no lo es en esta película?
Al final, incluso los títulos de crédito esconden una burlona sorpresa, "ningún judío fue maltratado durante el desarrollo de está película" dicen ellos. Y es que extraigo su peculiar visión de la vida a lo largo del film: "Simplemente a veces las cosas no funcionan". Nunca seremos conscientes de lo que nos deparará el futuro.
Me gusta la escena de la pizarra, en la que se muestra la insignificancia de Larry al enseñar el Principio de Incertidumbre de Heisenberg que desarticula la fiabilidad de toda certeza.
He de decir que el final es demasiado incierto pero, Qué no lo es en esta película?