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TOM REGAN rating:
7
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6,049
Horror
A mysterious forcefield affects the English village of Midwich, causing everybody within its radius to fall asleep. Afterwards every women of child-bearing age is found to be pregnant, including teenage girls and women whose husbands were absent. All give birth to blonde-haired children who have remarkable intelligence and a complete lack of emotion. As the villagers band together in fear, the children group together to defend against ... [+]
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- es
June 3, 2020
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154/03(02/06/20) Sugerente film de terror serie B que hay que ver en su contexto temporal para entenderlo (sobre todo arcaicos efectos visuales en el brillo demoniaco de los ojos de los chavalines y en la explosión e incendio de una casa que canta es una maqueta), dirigida por el anglo-alemán Wolf Rilla, basándose en la novela “The Midwich Cuckoos” (1957) de John Wyndham, en una ágil historia de apenas 77 minutos. Una exitosa producción británica que con gran originalidad maneja el miedo psicológico, ello en un increscendo lleno de giros inesperados, ahondando en los miedos más primarios del ser humano, el temor a lo desconocido, el pánico a lo que creíamos cercano y enternecedor como es el embarazo y los niños. Película sin grandes impactos, sin golpes de efecto, todo sucede de modo claro, con el protagonismo de estos niños rubios platino que siempre van de cara. Produciéndose un debate sobre si es mejor estudiar lo que no conocemos y aprender de ello, o acabar con esto por prevención a ello. El temor se basa nuclearmente en la creación de un estado de ánimo de paranoia latente, gracias a unos púberes que no muestran sentimiento alguno, fríos, vengativos, muy inteligentes, precoces en todo, teniendo el Don de poder entrar en la mente de la gente, lo cual provoca recelo en todos. Es un film donde lo que prima es inducir al espectador a incomodarlo, pero donde los personajes resultan muy planos, meros arquetipos con los que no se puede empatizar, unidimensionales, con lo que anula la posibilidad de que me importe lo que les pase a unos o a otros. Con un presupuesto de menos de $ 300,000, la cinta recaudó más de $ 1.5 millones solo en los Estados Unidos y Canadá. Le siguió una secuela, Children of the Damned (1964), al igual que una nueva versión, también llamada Village of the Damned (1995). Su éxito provocó películas de niños poseídos como villanos, incluyendo THE OMEN y THE BOYS FROM BRASIL. Los españoles también tuvieron su particular “Pueblo de ñlos malditos” en una obra de Narciso Ibáñez Serrador, “”Quien puede matar a un niño?”, con muchas similitudes con la referida.
Ello en un relato con varias sublecturas inherentes, donde se puede entender se nos habla de la grieta generacional que provocan las décadas de diferencia, lo complicado de las relaciones padres-hijos. Pero sobre todo se puede entender en clave Guerra Fría, y estos niños representan una amenaza exterior, seres que funciona de modo comunal, grupos cerrados donde todos actúan igual, sin fisuras, reflejo de la amenaza comunista que quiere entrar en los cerebros occidentales para lavárselos, seres sin sentimientos que quieren conquistarnos.
Tiene un arranque desconcertante que hace te atrape en sus redes. En un pueblo inglés, Midwich, una mañana todos los lugareños y animales se desmayan, quedando inconscientes varias horas. Todo el que se acerca a Midwich también es preso de un vahído, y el ejército acordona la zona. De buenas a primeras todos se despiertan de su letargo como si nada hubiera pasado. Este misterio genera interés en el espectador, pero esta sensación será atomizada cuando nos enteramos que todas las mujeres en edad fértil están embarazadas, creando escenas del todo tipo, desde alegría en aquellas parejas que deseaban procrear, rabia e ira en las parejas que no habían tenido sexo, o pavor en chicas que dicen ser vírgenes. Los fetos se desarrollan a un ritmo anormalmente rápido y todas las mujeres dan a luz el mismo día. Todos los recién nacidos tienen una sorprendente similitud en apariencia. Todos tienen el pelo muy rubio y tez pálida con uñas de aspecto extraño y ojos vacíos. Pequeños con una personalidad asentimental, con una gran sensación comunal entre ellos.
La fundamental aquí es hacer de los malos a unos niños, algo nunca visto, seres inocentes, traviesos, tiernos, aquí son los villanos, los que provocan el terror con su comportamiento, arraigado de modo fascinante en una imagen icónica de estos, con su cabello blanco (es en realidad una peluca, a la que se añadió relleno para dar impresión tenían la cabeza anormalmente grande), ese corte de pelo, la vestimenta, y con esas secuencias perturbadoras de cómo se unen para mirar con sus ojos brillantes a alguien del que vengarse, derivando en el espectador inquietud.
El director muy bien sus parcos medios para proyectar un clima de desconfianza, ello con constantes elipsis, con un ritmo trepidante, yendo al grano en todo momento, sin querer desviarse a las personalidades de los protagonistas, seres de una nota, definidos en apenas una frase o un gesto. Con alguna reflexión sobre como afrontamos lo que no sabemos definir. Ello en un metraje donde los primeros planos a los niños resultan zozobrantes en su gelidez. Todo ello en un crescendo dramático que desemboca en un clímax épico de batalla mental, que realmente deja un substrato de pesimismo. Rilla no se adentra en dar respuesta alguna a lo que sucede, es así y punto. Se dan un par de teorías, una sobre que a lo mejor los embarazos son fruto de un influjo del espacio exterior (¿?), o la hipótesis del doctor Zellaby, que estos hechos sean los primeros pasos de una mutación de la especie, el surgimiento de un nuevo tipo de inteligencia colectiva, “como la de las abejas o las hormigas”
No se adentran en algo tan turbio como es el embarazo colectivo de mujeres que no han tenido sexo. No se ahonda en los problemas morales de esto, y mucho menos en la irreverencia de estar emparentado con el catolicismo y su Dogma de Fe de que eso mismo le ocurrió a la Virgen María, se pasa de lado por esto, yendo al grano, sin nada en los márgenes.
Ello en un relato con varias sublecturas inherentes, donde se puede entender se nos habla de la grieta generacional que provocan las décadas de diferencia, lo complicado de las relaciones padres-hijos. Pero sobre todo se puede entender en clave Guerra Fría, y estos niños representan una amenaza exterior, seres que funciona de modo comunal, grupos cerrados donde todos actúan igual, sin fisuras, reflejo de la amenaza comunista que quiere entrar en los cerebros occidentales para lavárselos, seres sin sentimientos que quieren conquistarnos.
Tiene un arranque desconcertante que hace te atrape en sus redes. En un pueblo inglés, Midwich, una mañana todos los lugareños y animales se desmayan, quedando inconscientes varias horas. Todo el que se acerca a Midwich también es preso de un vahído, y el ejército acordona la zona. De buenas a primeras todos se despiertan de su letargo como si nada hubiera pasado. Este misterio genera interés en el espectador, pero esta sensación será atomizada cuando nos enteramos que todas las mujeres en edad fértil están embarazadas, creando escenas del todo tipo, desde alegría en aquellas parejas que deseaban procrear, rabia e ira en las parejas que no habían tenido sexo, o pavor en chicas que dicen ser vírgenes. Los fetos se desarrollan a un ritmo anormalmente rápido y todas las mujeres dan a luz el mismo día. Todos los recién nacidos tienen una sorprendente similitud en apariencia. Todos tienen el pelo muy rubio y tez pálida con uñas de aspecto extraño y ojos vacíos. Pequeños con una personalidad asentimental, con una gran sensación comunal entre ellos.
La fundamental aquí es hacer de los malos a unos niños, algo nunca visto, seres inocentes, traviesos, tiernos, aquí son los villanos, los que provocan el terror con su comportamiento, arraigado de modo fascinante en una imagen icónica de estos, con su cabello blanco (es en realidad una peluca, a la que se añadió relleno para dar impresión tenían la cabeza anormalmente grande), ese corte de pelo, la vestimenta, y con esas secuencias perturbadoras de cómo se unen para mirar con sus ojos brillantes a alguien del que vengarse, derivando en el espectador inquietud.
El director muy bien sus parcos medios para proyectar un clima de desconfianza, ello con constantes elipsis, con un ritmo trepidante, yendo al grano en todo momento, sin querer desviarse a las personalidades de los protagonistas, seres de una nota, definidos en apenas una frase o un gesto. Con alguna reflexión sobre como afrontamos lo que no sabemos definir. Ello en un metraje donde los primeros planos a los niños resultan zozobrantes en su gelidez. Todo ello en un crescendo dramático que desemboca en un clímax épico de batalla mental, que realmente deja un substrato de pesimismo. Rilla no se adentra en dar respuesta alguna a lo que sucede, es así y punto. Se dan un par de teorías, una sobre que a lo mejor los embarazos son fruto de un influjo del espacio exterior (¿?), o la hipótesis del doctor Zellaby, que estos hechos sean los primeros pasos de una mutación de la especie, el surgimiento de un nuevo tipo de inteligencia colectiva, “como la de las abejas o las hormigas”
No se adentran en algo tan turbio como es el embarazo colectivo de mujeres que no han tenido sexo. No se ahonda en los problemas morales de esto, y mucho menos en la irreverencia de estar emparentado con el catolicismo y su Dogma de Fe de que eso mismo le ocurrió a la Virgen María, se pasa de lado por esto, yendo al grano, sin nada en los márgenes.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Curiosamente los niños ‘malditos’ nunca comienzan ningún enfrentamiento, ellos solo responden amenazas o provocaciones. A un tipo que está a punto de atropellar a uno de ellos, otro que impunemente quiere dispararles, una turba que quiere lincharles. Solo responden cuando son atacados, por lo que si los dejaran en paz (según lo visto en la película) no supondrían peligro alguno. En el colmo de lo desproporcionado llegamos a enterarnos que en otros lugares del mundo han nacido niños similares, y la respuesta humana fue lanzar una bomba atómica sobre el pueblo de los infantes, e incluso matarlos al nacer, y entonces quienes son realmente los monstruos y villanos de la película?
George Sanders cumple en su rol de brújula moral, el científico que intenta comprender el enigma de estos niños, combate los intentos cerriles del ejército de acabar con los niños cual perros con rabia. Rol sin perfilar, mero estereotipo; El líder de los niños es David, encarnado de modo aterrador con 11 años por Martin Stephens, demostrando el temple y carácter que requiere su pétreo rol para provocar temor. Stephens fue una estrella infantil muy popular, durante un breve período de tiempo, en Inglaterra. De 1958 a 1961 trabajó en 12 películas británicas e hizo apariciones en televisión. Hizo dos películas cuando era adolescente, pero dejó el negocio del cine, fue a la universidad y se convirtió en arquitecto; La atractiva Barbara Shelley, que interpreta a la esposa de Sanders, comenzó en películas italianas antes de convertirse en una de las primeras reinas de las películas de terror británicas "B", protagonizando "clásicos" como Cat Girl (1957) y Blood of the Vampire (1958).
Spoiler:
El clímax se da con el doctor Gordon Zellaby (George Sanders) decide matar a los niños ‘malditos’, ello inmolándose cual terrorista suicida junto a ellos. El problema es que los niños pueden leer su mente y con ello descubrirían su letal plan, es por ello que el doctor tiene el plan de solo pensar en un muro, con lo que cuando llega junto a ellos con el maletín-bomba su mente solo tiene en mente el Muro, estableciéndose un duelo con los niños que intentarán derribar simbólicamente este Muro, que es expuesto visualmente en una sobreimpresión donde los niños lo echan poco a poco, cuando por fin lo abaten es demasiado tarde y la bomba explota matándolos a todos. Un duelo psicológico, que tiene en realidad grietas, pues primero nos viene a decir que el doctor es más fuerte mentalmente que todos los niños que le acosan, esto me resulta incoherente con lo visto hasta entonces.
Los ojos de los niños brillan cada vez que usan sus poderes telepáticos para controlar a los demás. Este efecto visual se creó al colocar la imagen negativa de sus ojos sobre sus pupilas.
Me queda una buena película, que creó iconos visuales, con lo que ello conlleva, con tramos brillantes, aunque con taras le impiden elevarse más. Fuerza y honor!!!
George Sanders cumple en su rol de brújula moral, el científico que intenta comprender el enigma de estos niños, combate los intentos cerriles del ejército de acabar con los niños cual perros con rabia. Rol sin perfilar, mero estereotipo; El líder de los niños es David, encarnado de modo aterrador con 11 años por Martin Stephens, demostrando el temple y carácter que requiere su pétreo rol para provocar temor. Stephens fue una estrella infantil muy popular, durante un breve período de tiempo, en Inglaterra. De 1958 a 1961 trabajó en 12 películas británicas e hizo apariciones en televisión. Hizo dos películas cuando era adolescente, pero dejó el negocio del cine, fue a la universidad y se convirtió en arquitecto; La atractiva Barbara Shelley, que interpreta a la esposa de Sanders, comenzó en películas italianas antes de convertirse en una de las primeras reinas de las películas de terror británicas "B", protagonizando "clásicos" como Cat Girl (1957) y Blood of the Vampire (1958).
Spoiler:
El clímax se da con el doctor Gordon Zellaby (George Sanders) decide matar a los niños ‘malditos’, ello inmolándose cual terrorista suicida junto a ellos. El problema es que los niños pueden leer su mente y con ello descubrirían su letal plan, es por ello que el doctor tiene el plan de solo pensar en un muro, con lo que cuando llega junto a ellos con el maletín-bomba su mente solo tiene en mente el Muro, estableciéndose un duelo con los niños que intentarán derribar simbólicamente este Muro, que es expuesto visualmente en una sobreimpresión donde los niños lo echan poco a poco, cuando por fin lo abaten es demasiado tarde y la bomba explota matándolos a todos. Un duelo psicológico, que tiene en realidad grietas, pues primero nos viene a decir que el doctor es más fuerte mentalmente que todos los niños que le acosan, esto me resulta incoherente con lo visto hasta entonces.
Los ojos de los niños brillan cada vez que usan sus poderes telepáticos para controlar a los demás. Este efecto visual se creó al colocar la imagen negativa de sus ojos sobre sus pupilas.
Me queda una buena película, que creó iconos visuales, con lo que ello conlleva, con tramos brillantes, aunque con taras le impiden elevarse más. Fuerza y honor!!!