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Voto de Macarrones:
5
Terror. Fantástico Kinski interpreta a una mujer de la raza humana felina, que se convierte en pantera en determinadas situaciones. Un día dedice ir a Nueva Orleans a visitar a su hermano (Malcolm McDowell), y allí un hombre del zoo (John Heard) se queda fascinado con ella... Remake del conocido film de Jacques Tourneur. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2007
56 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más miedo da en "El beso de la pantera" es ver en los extras del dvd el aspecto de Paul Schrader en el año 1982: parece un portero de discoteca en tratamiento psiquiátrico. La entrevista que le hace una anónima señorita al pie de las jaulas del zoo de Nueva Orleans da más cague que todos los descuartizamientos que uno ha visto antes en la película, vamos, no se puede comparar.

Uno, que pese a todo siente mucha simpatía por Schrader (por su cine), reconoce aquí su estilo espinoso, frío y como malhumorado, quizá un poco torpón, y eso y el ambientillo de sexualidades reprimidas y sudores en la cama, es lo mejor de esta destartalada película que, por lo demás, está escrita, contada y montada de forma irregular y a veces sonrojante: las escenas iniciales (una especie de fantasía prehistórico-étnica) son de lo más ridículo que se ha rodado nunca en la historia del cine; cuando uno ya se ha recuperado del bochorno y la película está medio encarrilada, vuelve una escenita onírica con el hermano al pie de un baobab (o algo así) que lo chafa todo. Otra cosa graciosa es ver con qué desparpajo se desnuda aquí la gente, como si fuera una peli de Vicente Aranda: la Kinski es muy estilosa con esto de quedarse en bolas, porque John Heard se quita siempre los pantalones como si fuera a cagar (con perdón de las señoritas que lean esta página).
Cojea también en la película sus explicaciones míticas (muy pretenciosas), la música (ridícula), los tics propios del cine norteamericano (cuando alguien está nervioso da una bofetada al que tiene al lado y lo tumba al suelo; el despliegue policial, tan aparatoso siempre -miles de coches de policía, sirenas, luces, helicópteros- como ineficaz). Lo mejor: la Kinski, la sobriedad del relato, la Kinski, el aire desasosegante de muchas escenas, la Kinski y la Kinski.
Macarrones
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