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Voto de Macarrones:
6
Drama Mientras su familia se reúne para celebrar su cumpleaños, el periodista Alexander se siente angustiado por la desoladora falta de espiritualidad que caracteriza al mundo contemporáneo. Sus peores temores se confirman cuando, durante la fiesta, llega la noticia de un inminente conflicto nuclear: la Tercera Guerra Mundial. El final, definitivo e irreversible, está cerca. En ese momento están con él su angustiada esposa, sus dos hijos, un ... [+]
17 de abril de 2007
290 de 446 usuarios han encontrado esta crítica útil
...sos.

GRUPO DE TERAPIA de gafapastas. Aparece un joven atractivo con capucha:
-¡Te queremos, Dromedario!
-No, no soy Dromedario, soy Macarrones.
-(con menos énfasis): Ah, vale. Te queremos, Macarrones.
-He venido a contar mi caso.
-¡Te escuchamos, Macarrones!
-Yo era todavía un tierno jovencito y nunca había visto una película de Tarkovsky, aunque le rezaba a menudo porque sabía que era el único Dios verdadero y, además, una vez se me apareció en sueños en forma de zarza ardiente y me dijo: Spielberg es una mierda, es el anticristo (cosas que yo ya sabía porque había salido de ver ET con arcadas, yo era un niño así de raro). Crecí en mi ciudad de provincias donde JAMÁS se estrenaría una película de Tarkovsky (salvo que contratara a Lina Morgan y a Juanito Navarro para que la protagonizaran, cosa que el ruso -inexplicablemente- no parecía dispuesto a hacer) y soñaba con asistir a las misas tarkovskianas, a los éxtasis colectivos, rezar con sus devotos y formar parte de la secta y tenía fe, mucha fe. Por fin, Dios es grande y todo lo puede, llegué a Madrizz y allí descubrí una reserva de gafapastas llamada Filmoteca Nacional donde se les apacienta como a las búfalas polacas en peligro de extinción. "¡Este es mi medio natural, aquí quiero vivir!" -me dije. Y me hice miembro de la cofradía. El milagro se produjo al poco tiempo: programaron "Sacrificio". Y allí estaba yo, bien merendado, con el alma virgen, ante la pantalla grande que surge cuando abren las cortinas de la Filmoteca (este momento me encanta, y también el parpadeo de las luces del techo). Se oscureció la sala, empezó la película y yo empecé a llorar: "Esto es lo más bonito que he visto en mi vida", pensé los primeros minutos. Estaba emocionadísimo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Macarrones
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