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Voto de Chagolate con churros:
8
Drama Ficción inspirada en la biografía novelesca del pintor y escritor francés François Augiéras. El artista cubrió de pinturas un búnker militar en el desierto, y lo dejó hundirse en la arena para que nadie lo encontrara hasta el siglo XXI. La búsqueda del búnker sigue alimentando el mito… ¿Quién es Augiéras? ¿Legionario, pintor, escritor, pistolero, santo, ladrón, diablo o una mezcla de todo ello? (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2011
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más. Porque el cine de Lacuesta siempre busca en el zurrón los mismos ingredientes. Incluido su película más comercial (Los condenados). Sus trabajos son reflejos de otras vidas que el director intenta componer como si de un rompecabezas se tratara.

Iba predispuesto, todo hay que decirlo, a encontrarme una película con una ruptura narrativa extrema o cercana al menos, a la ausencia de ésta; porque eran tantas las voces que han divagado sobre lo que es y no es cine, o sobre la conveniencia de otorgar premios a según qué películas, que esperaba con impaciencia el nuevo paso de Lacuesta que tanta tinta negativa ha suscitado. Y aún me sorprende, que se espere que en un festival, se quieran premiar películas como la última de Urbizu o Zambrano (sin menospreciar dichos trabajos que no he visto) cuando nos guste más o menos, son las películas más arriesgadas las que necesitan el empujón de los Festivales más importantes.

Ni incomprensible, ni nuevo. Lacuesta vuelve a la búsqueda de una sombra escurridiza medio real, medio ficticia, donde lo importante (como siempre) no es la resolución, sino el camino (o vidas) necesarias para llegar al acertijo. Si Weerasethakul nos proponía un conjunto episódico de vidas, Lacuesta nos funde esas vidas dadaístas, de vertientes opuestas, para acercarse al desconocido pintor François Augiéras: “Voy de metamorfosis en metamorfosis con el propósito de abrazar todos mis dobles hasta encontrarme un día solo. De vida en vida, de muerte en muerte, existiré para siempre.”
Fue Barceló quien, durante el rodaje de El cuaderno de barro, habló de Lacuesta de la leyenda del bunker enterrado de Augiéras. Y es hasta cierto punto esperado, que artistas como Barceló y Lacuesta acaben por explorar en unión la apabullante calidad que atesoran. Y como Barceló cuando realizó la reforma de la capilla de Santísimo de la Catedral de Palma (¡cuántas estupideces escuché en su momento!), Lacuesta nunca ha tenido al público de masas a su lado (ni lo tendrá).


En forma de leyenda, con la baza que da el tiempo a estas historias, Lacuesta narra paralelamente las vidas de Augiéras y Barceló (quien lleva en Mali una especie de taller artístico desde hace varios lustros), cuando ambas vidas quedan solapadas –los pasos dobles- aparece esa aura de confesiones que van pasando de generación en generación, y cuyo carácter mitológico se acrecienta con el paso de los años. Así, Lacuesta genera una leyenda tal y como sería narrada por el pueblo Dongón. En Historia, todo está por corroborar hasta que nace el mito.

(Abróchense los cinturones porque esto continúa).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chagolate con churros
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