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Voto de Chagolate con churros:
8
Drama Japón, siglo XIX. El declive de la casta guerrera de los Samurai y de los Shogun ha hecho mella en el pequeño feudo de Unasaka, situado en la costa del noroeste del país. El samurai Yaichiro Hazama se marcha a la lejana ciudad de Edo para hacerse cargo de un puesto muy importante de la organización del clan, mientras sus amigos samuráis, Munezo y Samon, vuelven al lugar en el que Munezo nació y creció. A pesar de su modesto sueldo ... [+]
31 de octubre de 2008
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yamada es como el Peckinpah de los samuráis. Tanto uno como otro, centran parte de su filmografía en el declive de una forma de vivir: el oeste americano o el Japón feudal de los samuráis. Al igual que siempre ha hecho Peckinpah, Yamada usa el humor para acentuar esos cambios de costumbres de una época que estaba llegando a su final. Cuando se hable del cine crepuscular, habrá que tener muy en cuenta la trilogía que Yamada le dedicó al ocaso de los samuráis. Tenemos en este caso, una nueva red comunicante entre el western y el cine de samuráis que Kurosawa abrió con su homenaje a Ford en “Los siete samuráis”.

Yamada me evoca a Kurosawa. En su forma de rodar, en como deja quieta la cámara y no la mueve si no es necesario (magistral y claro ejemplo la escena en la que alrededor de una mesa hablan Nagase, la que hace de su hermana, Hidetaka Yoshioka y al fondo se encuentra la bella Takako Matsu pendiente de esta conversación en la que ella es la protagonista), en como narra pasito a pasito, provocando eso que se llama contención narrativa, y que Yamada exprime de manera brillante.

El director deja una última media hora sublime, que finaliza con uno de los planos más hermosos que yo recuerde: la cámara cobra vida, y ahora sí, deambula alrededor de Nagase y Matsu antes de su último fundido en negro.
Chagolate con churros
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