Media votos
5,6
Votos
5.075
Críticas
748
Listas
58
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Chagolate con churros:
3
5,9
666
Drama
Filmada únicamente usando luz natural, la historia de "El canto de los pájaros" es, según su director, Albert Serra: "en cierto sentido bastante simple, cuenta lo que dicen esas tres frases de la Biblia: unos Reyes Magos que llegan a un sitio que parece ser el Portal de Belén, y se van". Preestrenada en Cannes 2008 con una acogida discreta. (FILMAFFINITY)
11 de diciembre de 2009
47 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Albert Serra es a todas luces, un personaje peculiar. Autodidacta, dice él y convencido sin resquicio de duda de su sublime calidad. Desde el inicio, deja claro que sus películas son excesivamente personales y nada moldeables. “En mi primera película presentada en Cannes, habían unas 1200 periodistas acreditados. Cuando terminó, quedaban unos 300. Con esta, mi segunda película, también habían unos 1200. Cuando finalizó, habrían unos 600. Así que podemos decir que esta película es más comercial.” Es desde luego un chiste. Pero continúa dejando patente su soberbia:
“Si conseguís aguantar hasta el final, habréis visto una de las dos mejores películas españolas desde que Buñuel murió. La otra es Honor de Caballería (su ópera prima)”.
“El cant dels ocells” fue estrenada en Madrid y duró una semana. Unas ochenta personas fueron a verla. Las mismas que habían ayer en este ciclo de autor que hace la UIB en la Sala Augusta. Cuando terminó la película quedábamos unas veinte personas. Algunas durmiendo, otras de cháchara, otras en estado orgásmico y yo pensando que este tío tiene muchos huevos para hacer este tipo de películas.
La verdad es que casi no había que preguntarle nada porque él sólo respondía en monólogos de diez minutos muchas de las preguntas que tenía preparadas. Y aunque en algunas conseguí resolver mis dudas en otras me dejaba patente que esto de película no tiene casi nada. Una de las cosas que más me llamó la atención fue que José (Mark Peranson), al contrario que el resto del reparto (los tres reyes magos y María que hablaban en catalán) hablaba en hebreo. Pero no existe motivo para ello, sino un mero capricho artístico y testicular de su director. Mark Peranson es un crítico de cine que fue a ver el rodaje de la película. Y estando allí al director se le ocurrió la gran idea de lo místico que quedaría que este critico judío hablara en hebreo haciendo de José.
La mística es algo de suma importancia para Serra. Y quiere resolver sus diálogos con mística. Dice que en su guión no existen diálogos, sino el tema que quiere que surja en ese diálogo. Da total libertad a unos actores no profesionales con la única salvedad de que no pueden hablar a ninguno del equipo. A uno de los actores le dice en privado que diga una palabra en concreta que el director encuentra mística o que pueda trascender a un diálogo místico (¿flipante eh?). Y a partir de este punto el espectador recibe algunos de los diálogos más absurdos que haya oído en una sala de cine.
Sugiere que esta película consigue así unos personajes naturales, donde la fuerza queda en la imagen, no en la palabra, y la espontaneidad de estas actuaciones genere un regreso a la niñez. La verdad es que esta técnica no genera una mierda de todo ello. Para empezar si se muestran naturales o no depende de la calidad como actor; y para terminar, el diálogo de los sueños se me antoja forzado y fuera de lugar.
Abrónchense los cinturones porque esto continúa.
“Si conseguís aguantar hasta el final, habréis visto una de las dos mejores películas españolas desde que Buñuel murió. La otra es Honor de Caballería (su ópera prima)”.
“El cant dels ocells” fue estrenada en Madrid y duró una semana. Unas ochenta personas fueron a verla. Las mismas que habían ayer en este ciclo de autor que hace la UIB en la Sala Augusta. Cuando terminó la película quedábamos unas veinte personas. Algunas durmiendo, otras de cháchara, otras en estado orgásmico y yo pensando que este tío tiene muchos huevos para hacer este tipo de películas.
La verdad es que casi no había que preguntarle nada porque él sólo respondía en monólogos de diez minutos muchas de las preguntas que tenía preparadas. Y aunque en algunas conseguí resolver mis dudas en otras me dejaba patente que esto de película no tiene casi nada. Una de las cosas que más me llamó la atención fue que José (Mark Peranson), al contrario que el resto del reparto (los tres reyes magos y María que hablaban en catalán) hablaba en hebreo. Pero no existe motivo para ello, sino un mero capricho artístico y testicular de su director. Mark Peranson es un crítico de cine que fue a ver el rodaje de la película. Y estando allí al director se le ocurrió la gran idea de lo místico que quedaría que este critico judío hablara en hebreo haciendo de José.
La mística es algo de suma importancia para Serra. Y quiere resolver sus diálogos con mística. Dice que en su guión no existen diálogos, sino el tema que quiere que surja en ese diálogo. Da total libertad a unos actores no profesionales con la única salvedad de que no pueden hablar a ninguno del equipo. A uno de los actores le dice en privado que diga una palabra en concreta que el director encuentra mística o que pueda trascender a un diálogo místico (¿flipante eh?). Y a partir de este punto el espectador recibe algunos de los diálogos más absurdos que haya oído en una sala de cine.
Sugiere que esta película consigue así unos personajes naturales, donde la fuerza queda en la imagen, no en la palabra, y la espontaneidad de estas actuaciones genere un regreso a la niñez. La verdad es que esta técnica no genera una mierda de todo ello. Para empezar si se muestran naturales o no depende de la calidad como actor; y para terminar, el diálogo de los sueños se me antoja forzado y fuera de lugar.
Abrónchense los cinturones porque esto continúa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Casi no existen planos fijos, me imagino que porque no cree mucho en los actores y le da mas importancia a un entorno que a sus personajes. Un entorno que tampoco me parece sugestivo porque Serra se forzó en usar una luz natural que o bien quemaba la fotografía o bien la dejaba completamente a oscuras Debo reconocer que al menos, a mí, me engañó porque “El cant dels ocells” está, aunque parezca mentira, rodada en digital.
Si Albert Serra quiere, puede general fuerza. Mucha fuerza es lo que hay en la escena (por supuesto en plano fijo como toda la película) de la adoración. La puesta en escena, sobria como en toda la cinta, es impresionante. ¡Claro que por fin vemos una escena bien iluminada! Y mientas tanto oímos una versión instrumental de la canción popular catalana que gira en torno al nacimiento de Jesús “Els cants del ocells.”
A mitad de coloquio, Albert Serra toma prestada la frase de Pablo Picasso “Yo no busco, encuentro”, para explicar el motivo de ciertas escenas que finalmente quedaron dentro del montaje: como una de las primeras escenas donde los tres reyes magos están en el agua con la cámara sumergida. Cuando le preguntaron por la escena y lo que supone una ruptura narrativa, Serra contestó que ni él mismo tenía una respuesta. Dudó en no añadirla en el montaje definitivo pero cuanto más la veía, más le gustaba su poder visual o místico (vayan ustedes a saber). Lo cierto es que demuestra ,y más tarde corrobora, que es una forma de provocar.
Sus planos fijos pueden ser tan pesados como esta crítica, y si algunos ya perdieron la paciencia en el salar de Gerry (Gus Van Sant, 2002), mejor abstenerse de la escena del desierto que puede durar unos siete minutos. A estas alturas, que yo os explique el motivo puede ser tan absurdo como que alguno se lo preguntara a Serra. Además, como ya dije, en sus monólogos de diez o quince minutos ya respondía por si sólo. Era una forma de dejar patente que rodaba con una profundidad de campo larguísima. La improvisación, hace el resto.
Veo coraje, mucha presunción, sello propio y talento, pero no percibo suficiente calidad en esta película, sólo retazos de lo que pudiera ser. “El cant dels ocells” subtitulada en castellano (y menos mal porque entre el sonido directo y mala dicción de los actores entender lo que decían me era casi imposible) es ante todo un reto para cualquier espectador. A mí me da que tiene la misma importancia que el “Empire” de Warhol (1964) o cualquier obra de arte conceptual. Como artista Albert Serra puede tener un gran futuro, pero esta película donde no existe narrativa, ni guión predeterminado, ni visibilidad en muchas de sus escenas ni continuidad no sólo temporal sino cinematográfica, no la puedo considerar película. Si experimento, sí provocación.
Si Albert Serra quiere, puede general fuerza. Mucha fuerza es lo que hay en la escena (por supuesto en plano fijo como toda la película) de la adoración. La puesta en escena, sobria como en toda la cinta, es impresionante. ¡Claro que por fin vemos una escena bien iluminada! Y mientas tanto oímos una versión instrumental de la canción popular catalana que gira en torno al nacimiento de Jesús “Els cants del ocells.”
A mitad de coloquio, Albert Serra toma prestada la frase de Pablo Picasso “Yo no busco, encuentro”, para explicar el motivo de ciertas escenas que finalmente quedaron dentro del montaje: como una de las primeras escenas donde los tres reyes magos están en el agua con la cámara sumergida. Cuando le preguntaron por la escena y lo que supone una ruptura narrativa, Serra contestó que ni él mismo tenía una respuesta. Dudó en no añadirla en el montaje definitivo pero cuanto más la veía, más le gustaba su poder visual o místico (vayan ustedes a saber). Lo cierto es que demuestra ,y más tarde corrobora, que es una forma de provocar.
Sus planos fijos pueden ser tan pesados como esta crítica, y si algunos ya perdieron la paciencia en el salar de Gerry (Gus Van Sant, 2002), mejor abstenerse de la escena del desierto que puede durar unos siete minutos. A estas alturas, que yo os explique el motivo puede ser tan absurdo como que alguno se lo preguntara a Serra. Además, como ya dije, en sus monólogos de diez o quince minutos ya respondía por si sólo. Era una forma de dejar patente que rodaba con una profundidad de campo larguísima. La improvisación, hace el resto.
Veo coraje, mucha presunción, sello propio y talento, pero no percibo suficiente calidad en esta película, sólo retazos de lo que pudiera ser. “El cant dels ocells” subtitulada en castellano (y menos mal porque entre el sonido directo y mala dicción de los actores entender lo que decían me era casi imposible) es ante todo un reto para cualquier espectador. A mí me da que tiene la misma importancia que el “Empire” de Warhol (1964) o cualquier obra de arte conceptual. Como artista Albert Serra puede tener un gran futuro, pero esta película donde no existe narrativa, ni guión predeterminado, ni visibilidad en muchas de sus escenas ni continuidad no sólo temporal sino cinematográfica, no la puedo considerar película. Si experimento, sí provocación.